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miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Juicio de Paris-The Trial of Paris - Pedro Pablo Rubens

National Gallery, Londres

Pedro Pablo Rubens
Mientras Paris guardaba los rebaños de su padre en el monte Ida, fue elegido como arbitro para dirimir el litigio que enfrentaba a las tres diosas por la posesión de la manzana de oro destinada a la más bella que Éride la Discordia, había arrojado en las bodas de Tetis y Peleo –padres de Aquiles-. Paris, desdeñando los presentes que le prometían Minerva y Juno, ofreció el premio a Venus, que le había prometido el amor de la mujer más bella del mundo, Helena, reina de esparta. Desde entonces será el protegido de la diosa del amor, que favorecerá todas sus empresas, pero se granjeará igualmente el rencor despechado de las otras dos diosas, que en lo sucesivo no dejarán de perseguir con saña implacable a Paris y a todo el pueblo troyano.
Integran la escena mitológica cinco personajes; Paris, sentado bajo un árbol, con su perro y en actitud de ofrecer la manzana de oro, Mercurio, caracterizado por sus atributos del caduceo y el sombrero alado, y frente a ellos las tres diosas, Venus entre Minerva y Juno. En el árbol situado en el extremo izquierdo del cuadro aparecen las lechuzas de Minerva –diosa que los romanos identificaron con Atenea-, su escudo, lanza y casco. El amorcillo que acompaña a Venus se halla recogiendo los ropajes que han quedado en el suelo, mientras que el pavo real de Juno intenta atacar a Paris, quien al conceder la manzana de oro a Venus ha vejado a su señora. La masa áurea que tiñe el celaje revela la silueta de Alecto, una de las Furias. Esta composición fue iniciada por Rubens de forma muy distinta a la definitiva, concibió la escena presentando a las diosas en el momento en que Mercurio les insta a que se desnuden, con objeto de que Paris pueda juzgar su belleza y conceder a una de ellas el premio de la manzana de oro. En curso de ejecución, el pintor cambió por completo de idea, decidiendo representar el final del episodio, es decir, el instante en que, desnudas las tres, Paris anuncia su decisión. Por ello, el examen radiográfico del cuadro muestra innumerables arrepentimientos, a los que se debe, por otra parte, su aspecto desigual e inacabado.

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