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lunes, 23 de agosto de 2010

El juramento de los bátavos - The Oath of the Batavian - Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt Harmenszoon van Rijn
El cuadro está incompleto, pues fue mutilado por su autor. Fue un encargo para el edificio del ayuntamiento de Ámsterdam. La comisión municipal encargada de este asunto decidió dar el trabajo a Rembrandt, para pintar el tema de Claudius Civilis en el Schakerbos,
Rembrandt trazó su primer esbozo en el reverso de una invitación a un funeral, que lleva la fecha de 25 de octubre de 1661.
Este apunte nos da idea de lo que hubiera sido la composición completa, mucho más amplia que el fragmento que conocemos del lienzo y que se reduce al grupo central.
Rembrandt emprendió la realización del cuadro y cuando estaba a punto de terminarlo, a fines de agosto de 1662, surgieron discrepancias entre el artista y sus clientes, que exigían determinadas modificaciones que el pintor no se avino a efectuar. Optó por retirar la obra a su taller, sin cobrar nada por el encargo.
Fue seguramente el propio Rembrandt quien cortó la tela en pedazos para conservar sólo el grupo central en unas dimensiones que lo hiciera vendible y debió utilizar los demás trozos para pintar de nuevo sobre ellos.
Bastaría tan accidentada historia para dar celebridad a esta producción, pero además la merece por ser una de sus obras más complejas, maduras y características. El autor se atuvo al relato de Tácito, por ejemplo al representar tuerto a Claudius Civilis, pero también se permitió libertades y fantasías, situando la escena en un gran salón, en lugar de la cueva del Schakerbos y vistiendo al jefe rebelde con regios atavíos. Lo sienta a la mesa de un banquete, prolongando la que en el boceto sólo ocupa la parte lateral, para obtener del mantel un misterioso efecto luminoso que refleja la luz y alumbra las figuras de abajo arriba. Con este recurso se intensifica la tensión del episodio y se concentra el interés sobre las espadas cruzadas para el juramento.
Pero lo más notable es el dominio a que Rembrandt ha llegado en el manejo de la materia pictórica, extendiéndola en manchas aplanadas, en toque breves y resaltados, difuminando y perfilando alternativamente, jugando con la pasta, , sutilizándola, reduciéndola a su esencia, en una gama limitada y rutilante de dorada entonación. Es la técnica genial del maestro holandés llevada a sus últimas consecuencias.

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