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lunes, 31 de mayo de 2010

Virgen de la guirnalda – Madonna on Floral Wreath - Pedro Pablo Rubens


Responde a un modelo de cuadro religioso desarrollado por diversos pintores del momento, el cual conjuga figuras y ornamentación floral. Rubens adoptó para su realización el procedimiento de colaboración con otro artista, en este caso su gran amigo Jan Brueghel de Velours. A Brueghel corresponde por supuesto la guirnalda de flores, cuya técnica minuciosa y cuidada se diferencia claramente del método efectista y espontáneo de Rubens.

Rubens e Isabel Brandt – Rubens and Isabella Brandt - Pedro Pablo Rubens


Pedro Pablo Rubens
El autorretrato con su esposa documenta un acontecimiento de la vida intima del pintor, su matrimonio con la hija de un famoso jurista de Amberes. La composición muestra a la feliz pareja en un escenario campestre, siguiendo una fórmula habitual en el retrato de grupo de la época. El esposo presenta a sus treinta y tres años un aspecto juvenil, mientras que la dama atestigua con su suntuoso atavío que el pintor había alcanzado ya una posición holgada. Sorprende el conservadurismo formal de la obra, en la que no es posible señalar ningún elemento de influencia italiana. Al parecer, Rubens quiso atenerse a las más pura ortodoxia de la pintura flamenca del momento, probablemente porque se trataba de un cuadro destinado a su propia casa, un cuadro con una función social.

Resurrección – Resurrection - Hans Pleydenwurff


Hans Pleydenwurff
Sobre el sepulcro visto en posición oblicua aparece Cristo triunfante y tras él, sobre la losa del sarcófago, el ángel ocupado en plegar el lienzo que ha servido de sudario. Yacen los sayones en primer término, mientras que el grupo de las tres Marías se aproxima hacia la tumba. Fuera del recinto de la necrópolis se extiende un paisaje imaginario y agitado, bajo un cielo cuajado de nubes grisáceas. El conjunto es de una gran ingenuidad, las actitudes de los personajes resultan estereotipadas y el colorido se antoja primario y vehemente.

domingo, 30 de mayo de 2010

Resurrección – Resurrection - Thierry Bouts


Thierry Bouts
La dureza en el tratamiento de la figura humana, que cobra formas aguzadas y agresivas, es la nota más acusada de la obra de última época de Bouts, como pone de manifiesto esta pintura sobre tabla. En su composición es evidente el interés por diferenciar las figuras a partir del lugar que cada una de ellas ocupa en el espacio. Ello conduce a situarlas de forma que se antoja artificiosa, con objeto de jalonar los términos; en el más próximo, un sayón tendido en el suelo constata atemorizado la resurrección del reo. Su rostro modelado por una luz insólita, es sin duda el elemento más original del cuadro por su dramatismo expresivo. La tabla se atiene al procedimiento de la representación simultánea de diversos episodios, puesto que la figura de Cristo resucitado se halla de nuevo en los planos remotos, en trance de aparecerse a María Magdalena y a los discípulos.

Rapto de las hijas de Leucipo – Rape of the Daughters of Leucippus - Pedro Pablo Rubens


Pedro Pablo Rubens
Una de las composiciones más celebres de Rubens, se halla transido de un espíritu barroco italiano. Su composición aporta un ritmo convulso y un dinamismo que son característicos del estilo plenamente formado de Rubens. Cástor levanta a Hileira sin desmontar del caballo, ayudado por Pólux, quien trata de vencer la resistencia de Foebe, arrodillada. Al encabritado caballo de Pólux se aferra un amorcillo, mientras que otro personaje infantil alado tiene la brida del de Cástor. El ritmo del cuadro, compuesto sobre una de las diagonales, viene dado por la figura de Hileira, cuyo brazo izquierdo extendido señala el eje que determina las posiciones respectivas de cada uno de los personajes. Su mano, en violento escorzo, proyecta las formas hacia el celaje, eliminando la sensación de gravidez que pudiera determinar la elección por el pintor de un punto de vista muy bajo. La superposición de las figuras al paisaje, así como el nivel del horizonte, recuerdan la fórmula de Tiziano. Este cuadro es, en suma, producto de un profundo estudio de los principios de composición clásica, desarrollados por Rubens con una sensibilidad genial para la captación del movimiento.

Paisaje con el arco iris – Landscape with the rainbow - Pedro Pablo Rubens


Pedro Pablo Rubens
En su esporádica dedicación al paisajismo, Rubens se nos muestra siempre vinculado a sus recuerdos y a ciertas formulas aprendidas en su juventud. El cuadro ofrece un espectro cromático incomparable, y una gradación de los planos espaciales, en virtud de su densidad de materia, que anticipa la pintura flamenca y neerlandesa de la segunda mitad del siglo XVII.

sábado, 29 de mayo de 2010

Madonna – Filippo Lippi


Filippo Lippi
Muestra la composición a la Virgen con el Niño en su regazo, éste en actitud de acariciar el rostro materno, ante un paisaje rocoso por el que discurre un río. En el cuadro el artista pone de manifiesto su gusto por el valor ornamental de la línea, construyendo ropajes de pliegues menudos y rítmicos que envuelven a las figuras con suavidad, distanciándolas del telón paisajístico en el que prevalece una luz agrisallada.

La Madonna del clavel – The Madonna of the Carnation - Leonardo Da Vinci


Leonardo Da Vinci
La Virgen ofrece un clavel al Niño desnudo que se halla en un cojín junto a ella; ambas figuras están inmersas en una atmósfera íntima, iluminadas por la luz procedente de una invisible ventana situada al lado izquierdo. El paisaje exterior posee asimismo una luminosidad moderada que acentúa su condición brumosa y evanescente. La técnica de esta obra revela una personalidad ya formada, en pleno dominio de los secretos del claroscuro y del dibujo. El paisaje, atrevido por su inconcreción formal, preludia la futura evolución del maestro.

Jesús en casa de Marta y María - Jesus in the House of Martha and Mary - Jacopo Robusti Tintoretto

Jesús en casa de Marta y María - Jesus in the House of Martha and Mary - Jacopo Robusti Tintoretto - Alte pinakothek de Munich. La composición presenta dos ambientes diferentes: el interior, iluminado por una ventana invisible situada a la izquierda, y el exterior, en el que las figuras de los apóstoles aparecen bañadas por la luz solar. En el primero de ellos, la teoría luminosa del cuadro se complica con la presencia de la aureola de Cristo, la cual concede a este personaje una total autonomía. El pintor ha adoptado un punto de vista alto para mejor describir los términos espaciales, que de otra forma podrían resultar confusos, dada la acumulación de figuras. En el tratamiento de éstas es patente el deseo de diferenciar sus respectivos papeles; ello se consigue, por ejemplo, con el contraste entre el relativo abocetamiento del rostro del hombre sentado al extremo de la mesa y el rotundo modelado de Cristo.
Alte pinakothek de Munich
1570-75
197 x 129 cm. Óleo sobre lienzo

Jacopo Robusti Tintoretto
La composición presenta dos ambientes diferentes: el interior, iluminado por una ventana invisible situada a la izquierda, y el exterior, en el que las figuras de los apóstoles aparecen bañadas por la luz solar. En el primero de ellos, la teoría luminosa del cuadro se complica con la presencia de la aureola de Cristo, la cual concede a este personaje una total autonomía. El pintor ha adoptado un punto de vista alto para mejor describir los términos espaciales, que de otra forma podrían resultar confusos, dada la acumulación de figuras. En el tratamiento de éstas es patente el deseo de diferenciar sus respectivos papeles; ello se consigue, por ejemplo, con el contraste entre el relativo abocetamiento del rostro del hombre sentado al extremo de la mesa y el rotundo modelado de Cristo.


Obras de:
Jacopo Robusti Tintoretto
Adán y Eva Batalla entre turcos y cristianosCreación de los animales
Cristo caminando sobre las aguas Ecce HomoEl dux Alvise Mocenigo presentado al Redentor
El lavatorio Jesús en casa de Marta y MaríaJudit y Holofernes
La cena de Emaús La Coronación de la Virgen, El ParaísoLa Dama que descubre el seno
Milagro de san Marcos Retrato del procurador Jacopo SoranzoSan Jorge y el dragón
San Marcos liberando a un esclavo Susana y los viejos


viernes, 28 de mayo de 2010

El país de Jauja – The Land of Jauja - Pieter Brueghel el Viejo


Pieter Brueghel el Viejo
Obra de sorprendente imaginación, realizada sólo dos años antes de la muerte del artista. Tan fabuloso reino ha sido representado por un paisaje placentero, a orillas de un lago, en el que se yerguen formaciones rocosas de manteca o azúcar, de las que emerge un hombre armado con una cuchara, sin duda satisfecho de su labor de zapa en tan golosa materia. Un cerdo se pasea por los términos lejanos; lleva un cuchillo hincado en su lomo y alguien ha consumido ya parte de su solomillo, utilizando el animal como charcutería ambulante. Algo más cerca, un pavo desplumado se introduce de buen grado en una fuente de estaño, a la espera de ser comido. Los habitantes de tan paradisíaco país aparecen tendidos en el suelo, reponiéndose de los excesos gastronómicos. Olvidadas junto a ellos yacen sus armas, instrumentos inútiles en esta tierra de la abundancia. Sobre la mesa redonda colocada en torno al tronco del árbol se acumulan manjares y recipientes, esperando la reanudación de los apetitos de los durmientes. A la izquierda, bajo una construcción cuyo tejado lo forman innumerables tartas, hace acto de presencia un guerrero cubierto con yelmo, quien parece haber perdido todo su espíritu bélico. Por encima de cualquier otra consideración, es evidente que Brueghel ha pretendido ir más lejos que la mera anécdota. Jauja, la tierra de promisión donde nada falta, donde el hombre no debe realizar esfuerzo alguno para su supervivencia, se presenta aquí como la medicina ideal de la humanidad, que en este medio podrá olvidar sus permanentes querellas y ansia de poder.

El margrave Christoph von Baden – The Markgraf Christoph von Baden - Hans Baldung Grien


Hans Baldung Grien
Los retratos de Hans Baldung Grien gozaron a pesar de su sequedad y dureza, del favor de sus contemporáneos. Su clientela incluyó personajes de tan elevada cuna como este margrave, a quien el artista pintó en 1515, es decir, cuando el modelo contaba ya sesenta y dos años de edad. Aparece en esta ocasión representado en busto, con la cabeza ligeramente vuelta hacia la izquierda, lo que autoriza al pintor a describir el rasgo más acusado del individuo, su prominente y aguzada nariz.

El conde palatino Felipe el Belicoso – The Count Palatine Philip the Warrior - Hans Baldung Grien


Hans Baldung Grien
Retrato realizado en 1517, cuando el personaje contaba catorce años de edad. El pintor ha descrito el brazo izquierdo del muchacho, sobre la solapa de su manto forrado de piel, y se ha preocupado por transcribir la frescura del rostro juvenil, su expresión inteligente y huidiza. A pesar de todo ello, el retrato posee la habitual dureza del estilo de Baldung, que no es debida a insuficiencia de talento, sino producto de su personal manera de concebir la expresión de la realidad.

Cristo crucificado – Christ crucified - Pedro Pablo Rubens


Pedro Pablo Rubens
Este Cristo constituye un señalado ejemplo de la manera rápida del maestro, en tanto que la simplicidad de su composición es determinante del dramatismo de la obra. La cruz aparece, aislada en un paisaje hostil, en cuyo fondo se perfilan los edificios de Jerusalén; sobre la ciudad planean nubes estratificadas a las que los últimos destellos del crepúsculo conceden un aspecto siniestro. Por contraste, posee la figura de Cristo una luminosidad propia; su anatomía se halla descrita con una técnica de grisalla que rinde el efecto de morbidez. Las sombras profundas, así como las líneas de dibujo que describen los contornos, fueron realizadas con una tonalidad rojiza, característica de la manera del pintor.

Cabeza de vieja – Old Head - Pieter Brueghel el Viejo


Pieter Brueghel el Viejo
Pintura sobre tabla que, a pesar de sus reducidas dimensiones, revela la capacidad del maestro en sus últimos años para elevar a una categoría monumental los personajes del pueblo, siempre descritos con crítica ironía, lo que los identifica con defectos peculiares del género humano. La anciana aparece de perfil, con lo que el pintor puede mostrar la monstruosa configuración de su nariz, la brevedad de la frente huidiza y la expresión bobalicona de una gran boca, carente de labios, que aloja escasos dientes. Técnicamente, Brueghel despliega una pincelada en trazos paralelos que producen un efecto de rasgueado y convincente claroscuro.

Autorretrato – Self portrait – Antonio Van Dyck

Autorretrato – Self portrait – Antonio Van Dyck - Alte Pinakothek de Munich. La obra muestra claras concomitancias con el estilo rubensiano, especialmente por la luminosidad del rostro y cabellos, la matización de los ropajes y su técnica de modelado. A pesar de la juventud de su autor –que contaría unos diecinueve años de edad-, este cuadro posee ya las virtudes que hicieron famoso a Van Dyck como retratista, proporcionándole muchos encargos. Su secreto reside posiblemente en el equilibrio existente entre la necesidad de idealizar la efigie y el imperativo del parecido físico con el modelo; tal equilibrio es especialmente difícil de conseguir en un autorretrato.
Alte Pinakothek de Munich
1605
81 x 70 cm. Óleo sobre lienzo

Antonio Van Dyck
La obra muestra claras concomitancias con el estilo rubensiano, especialmente por la luminosidad del rostro y cabellos, la matización de los ropajes y su técnica de modelado. A pesar de la juventud de su autor –que contaría unos diecinueve años de edad-, este cuadro posee ya las virtudes que hicieron famoso a Van Dyck como retratista, proporcionándole muchos encargos. Su secreto reside posiblemente en el equilibrio existente entre la necesidad de idealizar la efigie y el imperativo del parecido físico con el modelo; tal equilibrio es especialmente difícil de conseguir en un autorretrato.


Obras de:
Antonio Van Dyck
Autorretrato El pintor Martín Ryckaert y Sir Endymion Porter y Anton van DyckEl Prendimiento de Cristo
Retrato de Cornelis van der Geest Retrato de la marquesa Geromina SpinolaRetrato de una dama genovesa y su hija
Retrato de James Stuart, Duque de Lennox y Richmond Retrato del grabador Paul du PontRetrato ecuestre de Carlos I de Inglaterra
Sileno ebrio



Aparición de Cristo a la Virgen – Appearance of Christ to the Virgin - Filippino Lippi


Filippino Lippi
La composición demuestra que su autor, Filippino Lippi, mantenía viva la enseñanza de su padre, Filippo. El pintor posee una especial sensibilidad para captar los valores de luz y atmósfera y se interesa por la traducción de la realidad espacial. Las figuras de Cristo y María cobran su condición corpórea gracias al término de referencia que supone un paisaje de infinitos planos, en el que aparecen las figuras de los apóstoles, disminuidas por la distancia. Filippino Lippi utiliza una paleta de tonos limpios que determina el efecto general de transparencia en su obra.

lunes, 24 de mayo de 2010

Virgen de la anunciación – Virgin of the Annunciation - Antonello Da Messina


Antonello Da Messina
Esta pintura sobre tabla es en realidad un exquisito retrato femenino. María ha sido representada en media figura bajo la apariencia de una mujer de rostro oval y facciones regulares; al parecer se halla ante un reclinatorio, con un libro abierto frente a ella, recibiendo con unción el mensaje divino. La originalidad del cuadro estriba en la eliminación de todo elemento accesorio, tanto en la descripción del escenario como en la sorprendente ausencia de la preceptiva figura del arcángel. Antonello concentra su mensaje en el rostro y manos de la Virgen, analizando en profundidad el estado anímico del personaje para provocar en cada espectador la libre interpretación del tema.

Venus y Cupido – Venus and Cupid - Lucas Cranach el joven


Lucas Cranach el joven
Realizada con un sentido escultórico que determina el aspecto artificial de las figuras. Cupido aparece sobre un pedestal, inmovilizado en una actitud que recuerda la de ciertas figurillas renacentistas en bronce. Venus, ornada con collares y un ceñidor de oro, se detiene en un paso que no carece de gracia coreográfica. Los cabellos ondean con un gran sentido plástico, recortándose, al igual que la mano derecha de la figura, sobre el uniforme fondo negro.

domingo, 23 de mayo de 2010

Tríptico de la Adoración de los reyes - Adoration of the Magi – Thierry Bouts


Thierry Bouts
En sus tablas laterales aparecen representaciones de san Juan Bautista y de san Cristóbal, ambas enmarcadas por un paisaje rocoso que configura abruptos acantilados. La simetría y limitación espacial de estas dos composiciones tienen su contrapunto en el descentramiento de la Adoración de los Reyes, escena en la que la Virgen y el Niño han sido situados al lado izquierdo, como punto final del peregrinaje de los Magos y su comitiva, que se prolonga hasta las lejanías del paisaje. El conjunto constituye un ejemplo característico de la capacidad de Bouts para situar las figuras en espacios tridimensionales correctamente construidos de acuerdo con las normas perspectivas, su vocación por una naturaleza convencional, anfractuosa y agitada, que describe con minuciosa técnica. La composición peca sin embargo de falta de imaginación, circunstancia que determina una cierta monotonía en el efecto de conjunto.

Susana en el baño – Susana in the bathroom - Albrecht Altdorfer


Albrecht Altdorfer
Siente Altdorfer un gusto por las composiciones abigarradas, pobladas por innumerables figuras, edificios y una vegetación exuberante de la que emergen aceradas montañas. Para describir este tema el pintor ha creado un escenario presidido por un monumental palacio que no corresponde a ningún estilo concreto. La escena bíblica queda en un primer término discreto, marginada por el caótico agrupamiento de personajes en la terraza del palacio. El autor desprecia toda norma de organización racional de la composición, para combinar de forma aparentemente casual la figura humana con los elementos naturales o artificiales del paisaje, cuya prolongación la constituye un celaje agitado por ligerísimas nubes que forman volutas y anillos.

San Jorge en el bosque – San Jorge in the forest - Albrecht Altdorfer


Albrecht Altdorfer
Una de las primeras obras conocidas del artista. Su titulo describe perfectamente el propósito de dar gran importancia al medio natural, en el que las figuras del santo y el dragón son accesorias; su presencia sirve para justificar el paisaje, que Altdorfer no se atrevía aún a representar en estado químicamente puro. La ciencia del pintor se aplica a traducir las inflexiones luminosas sobre el follaje de los gigantescos árboles, masa de verdor de extraordinaria variedad que se antoja agitada por la brisa.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Retrato de dama – Portrait of a Lady - Lucas Cranach el joven


Lucas Cranach el joven
La modelo aparece sobre un fondo liso, en tres cuartos de figura, ataviada en seda roja y terciopelo negro sobre el que resaltan las numerosas joyas. Su rostro ha sido modelado con suaves toques de claroscuro, para acusar la calidad nacarada de la epidermis. La efigie, en suma, dice muy poco acerca de la personalidad de esta dama cortesana, que se nos escuda tras los atributos de su elevada posición social. El cuadro se halla firmado con el monograma del dragón –heredado de Cranach el Viejo- junto al codo del brazo izquierdo de la figura.

Paisaje cerca de Ratisbona – Landscape near Ratisbona - Albrecht Altdorfer


Albrecht Altdorfer
Altdorfer realizó en los últimos años de su vida diversas obras puramente paisajísticas en las que, con notable anticipación, descubre un género pictórico en el que no tiene cabida la descripción de un episodio. El cuadro, pintado en pergamino sobre tabla, es una composición ingenua que incluye todos los elementos preceptivos: camino sinuoso encuadrado por dos grandes árboles, bosque impenetrable, castillo, montañas y río, sin duda el Danubio. El escenario posee una misteriosa luz de ocaso, reflejada por las nubes grisáceas del celaje.

Martirio de san Sebastián – Martyrdom of St. Sebastian - Hans Holbein el viejo


Hans Holbein el viejo
Tabla central de un tríptico que incluye representaciones de santa Bárbara y santa Isabel. Son evidentes en esta composición los dictados de la estética renacentista, amalgamada en feliz compromiso a la tradición gótica. La representación se atiene en su conjunto a principios medievales; el santo constituye un eje central de simetría al que se subordinan las restantes figuras. Pero en el tratamiento individual de los personajes aparece una intención realista, fruto de la observación directa de la realidad, que confiere a la obra un pálpito vital.

martes, 18 de mayo de 2010

La Virgen adorando al niño Jesús – The Virgin adoring the infant Jesus - Stefan Lochner


Stefan Lochner
Esta composición revela el conservadurismo de su autor, apegado a la tradición gótica, así como un incipiente interés por describir con realismo los volúmenes y calidad de las carnaciones. Como Fray Angélico, Lochner utiliza gamas puras de color en los mantos y en la representación de los ángeles, combinando estas figuras con sentido rítmico.

La Música y La Vanidad – Music and Vanity - Hans Baldung Grien




































Hans Baldung Grien
Pintadas sobre tabla con el evidente propósito de formar pareja. Ambas se hallan firmadas con monograma. El pintor ha utilizado la misma modelo para los dos desnudos, situándola en posición frontal y estática en el primer caso, y de ligero escorzo, con una pierna adelantada, en el otro cuadro. La interpretación de estas alegorías presenta muchos puntos oscuros, de modo que los títulos que se les asignan no satisfacen a todos los especialistas en iconografía. Para algunos, sería más apropiado pensar que Baldung trató de describir en estas doncellas la vida contemplativa y la vida activa; otros consideran que la mujer que se contempla en un espejo convexo –para descubrir la imagen de la muerte- no representa la Vanidad, sino la Prudencia. En cualquier caso, el lenguaje del pintor es críptico y, a no dudar, se halla basado en una simbología a la vez renacentista y medieval –pagana y cristiana-, cuyo sentido no podemos interpretar. 

La Última Cena – Last Supper – Giotto di Bondone


Giotto di Bondone
Pintura al temple sobre tabla que, junto con la Crucifixión formó parte de un retablo desmembrado. Muestra a los apóstoles en torno a una mesa rodeada por un banco corrido; Cristo se halla al extremo izquierdo, con el discípulo bienamado recostado sobre su pecho. El pintor ha descrito a Judas de espaldas, en un semiperfil que endurece el contorno de su rostro, desprovisto de halo. Los restantes discípulos conversan, comen y beben. El espacio arquitectónico es de una gran simplicidad; la sala se halla cubierta por un techo artesonado y vista en una perspectiva simétrica, de modo que la galería que existe al fondo constituye el contrapunto geométrico del banco y la tarima del primer término. Tal atmósfera sirve para resaltar la monumental simplicidad de las figuras, envueltas en mantos de pliegues sucintos.

La batalla de Alejandro en Issos– Battle of Issus - Albrecht Altdorfer


Albrecht Altdorfer
El cuadro relata el encuentro en Issos de los ejércitos griego y persa, acaecido en el año 333 a. de J.C. Para poderse dedicar a esta obra, ejecutada con primor miniaturistico, Altdorfer declinó el honor de ser nombrado burgomaestre de su ciudad. Esta pintura gustó tanto a Napoleón que la llevó consigo a París, instalándola en sus apartamentos privados. El ilustre militar se sintió sin duda cautivado por la visión aérea del combate, cuyo despliegue en el llano asemeja un modelo de los utilizados en las academias militares. El grueso del ejército griego, reconocible por sus banderas y estandartes con heráldica bávara, ha cerrado el cerco de los persas. Visto en detalle se aprecia perfectamente cómo una unidad compuesta por hombres de raza negra ha sido copada por los lanceros de Alejandro, éstos ataviados a la manera de los soldados centroeuropeos de la época. El pintor, pues, toma claramente partido a favor de los griegos, a quienes caracteriza como seres civilizados, mientras que los persas aparecen descritos como salvajes vestidos con faldellines. La agitación de los ejércitos en lucha tiene su paralelo en un celaje con nubes que forman anillos gaseosos, iluminado por los rayos del sol, que se retira para dejar paso a la luna. En su centro el pintor dispuso una inscripción latina que explica el tema del cuadro.

Cristo en el sepulcro - Entombment of Christ - Fra Angélico


Fra Angélico
La composición busca el perfecto equilibrio de masas; el cadáver de Cristo, sostenido por José de Arimatea, se halla flanqueado por las figuras de la Virgen y san Juan, ambas en reverente y acongojada actitud de besar sus manos. Los contornos del sepulcro, excavado en una formación rocosa de vivas aristas, arropan a los personajes situados ante él. Fray Angélico ideó sin duda este escenario con el propósito de subrayar el hecho de que el cuerpo del Salvador –como el de los mortales- iba a ser entregado a la tierra. Para el espectador que conozca el Nuevo Testamento, la oscura entrada rectangular del sepulcro sugiere el inmediato episodio del descenso de Cristo a los Infiernos, durante las tres jornadas que precedieron a su resurrección. A pesar de su estatismo, posee la composición una evidente intención narrativa. El pintor manifiesta en ella su exquisito gusto, una peculiar sensibilidad para la armonización de colores complementarios –alternancia de azules y carmines en los ropajes de la Virgen y san Juan- y, por encima de todo, su profundo sentimiento religioso.

Adoración de los reyes - Adoration of the Magi - Roger Van der Weyden

Adoración de los reyes - Adoration of the Magi - Roger Van der Weyden - Alte pinakothek de Munich. Van der Weyden adoptó en esta composición un patrón escenográfico típicamente flamenco, situando una construcción ruinosa en el centro de un paisaje urbano, villa imaginaria de una villa de la Baja Edad Media. La puesta en escena es rígida y convencional, lo que contrasta con el naturalismo de algunos personajes, en particular los tres reyes, que son verdaderos retratos de modelos vivientes. El que se halla a la derecha, junto al muro, tiene una fisonomía que recuerda, por sus rasgos y tratamiento, los rostros de los condottieri italianos. En estas efigies late un humanismo que el autor sólo pudo conocer durante su estancia en Florencia y Roma. Su inserción en este grupo de personajes pone de manifiesto, por contraste, el conservadurismo –amaneramiento incluso- de las figuras de la Virgen, el Niño y san José, las cuales responden a la tradición flamenca.
Alte pinakothek de Munich
1455
138 x 153 cm. Óleo sobre tabla

Roger Van der Weyden
Van der Weyden adoptó en esta composición un patrón escenográfico típicamente flamenco, situando una construcción ruinosa en el centro de un paisaje urbano, villa imaginaria de una villa de la Baja Edad Media. La puesta en escena es rígida y convencional, lo que contrasta con el naturalismo de algunos personajes, en particular los tres reyes, que son verdaderos retratos de modelos vivientes. El que se halla a la derecha, junto al muro, tiene una fisonomía que recuerda, por sus rasgos y tratamiento, los rostros de los condottieri italianos. En estas efigies late un humanismo que el autor sólo pudo conocer durante su estancia en Florencia y Roma. Su inserción en este grupo de personajes pone de manifiesto, por contraste, el conservadurismo –amaneramiento incluso- de las figuras de la Virgen, el Niño y san José, las cuales responden a la tradición flamenca.


Obras de:
Roger Van der Weyden
Adoración de los reyes Adoración del Niño Jesús del retablo de MiddelburgDegollación de san Juan Bautista del retablo de Miraflores
El Descendimiento El hombre de la flechaLa Piedad
La Virgen con el Niño, coronada por un ángel Magdalena del tríptico BraquePiedad
Piedad con un donante y santos Retrato de Carlos el TemerarioTríptico de la Crucifixión
Virgen de la leche


lunes, 17 de mayo de 2010

Virgen del verderón - Madonna with the Siskin – Alberto Durero


Alberto Durero
Pintura muy representativa de Alberto Durero. Muy representativa del arte de su autor, vemos en ella el planteamiento de una Madonna a la italiana, resuelta con el trazo incisivo e inconfundible del gran dibujante y grabador. El paisaje, con elementos de arquitectura, pertenece al repertorio personal de Durero, repetido en muchas de sus estampas.
Esa inspiración italiana que se aprecia en esta y en otras composiciones de su autor reviste aquí su más claro acento. Y es lógico que sea así, pues fue pintada por encargo en Italia durante su segundo viaje a Venecia. Está firmado en el papelito bajo el pie del Niño Jesús, añadiendo el nombre del artista el adjetivo germanus, o sea, alemán.

San Juan en Patmos - St. John on Patmos – El Bosco


El Bosco
El tema corresponde a la visión descrita en el libro del Apocalipsis- El Evangelista, sentado en una roca, alza los ojos, mientras escribe, hacia el círculo celeste en que aparece la efigie de María, mostrada por un ángel. Es de notar que el Bosco ha representado al apóstol joven, a pesar de que consta que era muy anciano cuando escribía el Apocalipsis en su retiro de la isla de Patmos; pero es que la iconografía tradicional había creado una imagen siempre joven del discípulo predilecto.
Es notable la partición del cuadro en dos términos muy diferenciados, cercanía y lejanía, tratando el segundo en grisalla a partir de la figura del ángel. El paisaje, llano y acuático, es típicamente holandés, reconociéndose en el fondo elementos tomados de las ciudades de Arnhem y Nimega. No falta algún toque de humos ácido del Bosco, como en la forma de representar el águila y sobre todo en el diablo de cuerpo monstruoso, de insecto, y pálido rostro humano, el cual tiene un garfio con el que acaso pretenda quitarle el tintero al Evangelista para que no escriba.

Retrato de Oswolt Krel – Portrait of Oswolt Krel – Alberto Durero


Alberto Durero
Esta obra presenta en sus tablas laterales dos figuras de hombrecillos salvajes, los cuales se hallan bajo doseles de hojarasca, entrelazada para formar tracerías de estilo gótico, y sostienen los escudos de armas del retratado y de su esposa, Agathe von Esendorf. En la tabla central, Oswolt Krel aparece en media figura, una de sus manos sobre el borde inferior del cuadro, la otra al cinto, sobre la vuelta de piel de su capa. La cortina del fondo, en la que el artista inscribió el nombre del personaje y la fecha de ejecución del tríptico, deja paso a la izquierda a un paisaje boscoso por el que serpentea un camino. Durero ha captado en esta efigie la personalidad ambiciosa del modelo, próspero comerciante suebo.

Retrato de Hendrickje Stoffels - Hendrickje at an open door - Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Modelo a la que otras veces revistió con los atavíos de las heroínas bíblicas y que aquí aparece representada con su traje corriente, exenta de toda solemnidad, apoyada en el quicio de una puerta, como sorprendida en sus tareas cotidianas. Por eso la pintura es más libre, áspera de pincelada, de materia grasa y densa.
Al menos desde 1649 era criada de Rembrandt y luego su fiel compañera de los años difíciles. Cuando se pintó este retrato ya le había dado al maestro una hija llamada Cornelia.

sábado, 15 de mayo de 2010

Retablo Paumgartner – Paumgartner Altar - Alberto Durero



Alberto Durero

La composición ideada por Durero rompe con los convencionalismos vigentes en la pintura centroeuropea, es decir, con la norma de representar a la misma escala los personajes existentes en cada uno de los elementos del tríptico. La desproporción entre las figuras de san Jorge y san Eustaquio, en los laterales, y las que integran el Nacimiento, disocia el conjunto y obliga al espectador a considerar separadamente las tablas que lo componen. Por otra parte, Durero sigue la tradición medieval de tratar a los miembros de la familia Paumgartner –tres damas y cuatro caballeros, acompañados por sus escudos de armas- en un tamaño más reducido que los personajes sacros. La escenografía del Nacimiento, con su primer término umbrío y sus lejanías de paisaje luminoso, responde evidentemente a la inspiración italiana.
La tabla lateral derecha del retablo, que representa a san Eustaquio, permite analizar la manera pictórica de Alberto Durero. En primer lugar, revela su vocación de dibujante, que se traduce en la construcción lineal de la figura. El artista ha permitido que sean visibles los trazos del boceto y ha reformado los contornos con pinceladas continuas que aumentan la impresión de linealidad. En segundo término, denota esta obra el dominio de una técnica de claroscuro que, por oposición al procedimiento anterior, sirve para crear el efecto de corporeidad. El realismo de la figura, realizada sin duda del natural, ha suscitado la hipótesis de que pueda ser retrato de Lukas Paumgartner; el san Jorge que aparece en el ala izquierda del tríptico sería, por su parte, la efigie de Stephan Paumgartner.

Piedad – Pieta – Sandro Botticelli


Sandro Botticelli
Los personajes han sido agrupados ante el hipogeo, en torno al cadáver de Cristo que la Virgen mantiene en su regazo, desmayada por el dolor. Dos de las Marías sostienen la cabeza y los pies con un velo transparente, mientras que san Juan se ocupa de confortar a la afligida Madre y la tercera buena mujer contempla con horror los clavos del suplicio. San Pedro, san Pablo y un santo penitente completan la escena. Las actitudes de los personajes, sus gestos desgarrados, dan a la representación un valor emocional. Botticelli narra con pasión el drama evangélico.

Madonna Sixtina - The Sistine Madonna – Rafael Sanzio


Rafael Sanzio
Al enfrentarnos con la obra, hay que pensar, en primer término, que se trata de un cuadro de altar, expuesto a la veneración de los fieles y que ha de ser visible a distancia. De aquí se deduce la exigencia de monumentalidad, a la que el artista se entregó especialmente. Por eso las figuras son compactas, formando masas muy destacadas sobre un fondo abstracto, sin elementos secundarios o detalles que puedan confundir al devoto en su contemplación.
El fondo es en este caso la gloria, un resplandor sobre las nubes, flanqueado por multitudes de querubines apenas visibles al estar pintados en una tenue grisalla a fin de matizar el fulgor, oscureciéndolo, hacia los lados para que resalte más la imagen de la Virgen, cuya figura en pie, llena de arrogancia, envuelta en el manto que se comba desde la cabeza, con el Niño Dios entre sus brazos. A esa concentración del interés responden también los dos cortinajes oscuros que matan las esquinas superiores del lienzo.
Arrodillado a la izquierda está san Sixto II, papa que sufrió martirio en tiempos del emperador Valeriano.. Lleva los hábitos pontificales con la tiara a su lado, alza la cabeza hacia María y su mano derecha, en prodigioso escorzo, señala hacia el pueblo que se supone ocupa la nave del templo como intercediendo por él. Esta mano está tendida a la participación de los devotos y es el vínculo de unión entre los que veneran y la imagen venerada.
Al otro lado, también de rodillas, está la mártir santa Bárbara, recatada y bellísima; detrás de ella se ven las almenas de la torre que le sirve de atributo.
El conjunto da una composición piramidal que arrastra la mirada hacia el vértice, o sea, hacia el rostro de la Virgen. La base de la pirámide queda subrayada por un alféizar en el que se apoyan dos angelotes con gesto pensativo.
El soberano equilibrio se impone al espectador con una fuerza pocas veces alcanzada por el arte, equilibrio que no es sólo estructural, sino también cromático, mediante la hábil contraposición de colores complementarios.

Los enamorados - The Lovers – Auguste Renoir


Auguste Renoir
La composición, situada en el periodo denominado “verde”, incluye dos figuras, una dama y un caballero sentados sobre la hierba a la sombra de un árbol cuyo follaje crea un ambiente luminoso muy variado. En torno a los personajes se despliegan diversas gamas de verdes, moteadas por los rojos y blancos de algunas flores, así como por la dorada luz solar que se filtra entre las hojas. El tapiz vegetal absorbe los contornos de las figuras, que aparecen unidas de forma natural al medio que las rodea. La dama viste un ligero traje blanco que cobra irisaciones azuladas, con el cual contrasta la oscura indumentaria de su acompañante. El ambiente del cuadro sirve para subrayar las relaciones emotivas y sensuales que existen entre sus dos personajes. Un examen en detalle pone de manifiesto la espontánea técnica de ejecución de Renoir, su peculiar manera de enlazar las amplias pinceladas que describen convincentemente las calidades de los ropajes, sin cubrir por completo la imprimación del lienzo, que desempeña un importante papel expresivo. El pintor no se detiene en la descripción de los detalles, sino que esboza las formas con manchas de color que definen tan sólo sus perfiles principales. Las manos enlazadas de la dama y el caballero son, por ejemplo, una simple nota de color que contemplada a distancia ha de sugerir con realismo la presencia de unos dedos que no han sido individualizados por líneas de contorno. Por otra parte, el carácter espontáneo y abocetado del cuadro se halla atestiguado por el cambio de idea patente en la mano izquierda del caballero, que Renoir situó en principio en una posición más adelantada que la definitiva, sin preocuparse luego por ocultar la primera línea de dibujo. La figura masculina se ha tomado por un autorretrato.

La curación del ciego - The miracle of Christ healing the blind – El Greco


El Greco
El Greco no había llegado todavía a España cuando pintó esta tabla, que es de su época veneciana.
El episodio representado se ajusta al relato del evangelista san Marcos con gran exactitud. El grupo principal, el de Cristo tomando de la mano al ciego arrodillado y tocándole los ojos, está desplazado al lado izquierdo y la composición se equilibra en la otra parte con la presencia de los discípulos, que conversan muy agitados. El fondo está constituido por bella y limpia arquitectura renaciente y por un cielo azul con nubes blancas y grises que se desgarran, aunque todavía no tienen el dramatismo que el Greco dará a esta clase de celaje en su pintura posterior.

El tributo del cesar - The Tribute Money - Vecellio di Gregorio Tiziano

El tributo del cesar - The Tribute Money - Vecellio di Gregorio Tiziano - Titian - Galería de pinturas de Dresde. Obra que se pintó como puerta de armario para el palacio del duque de Ferrara, Está firmado en el cuello de la túnica del fariseo. Precisamente en las monedas de oro del duque de Ferrara figuraban las palabras evangélicas “Dad al César lo que es del César y a  Dios lo que es de Dios”, o sea, la respuesta que Jesús da al fariseo que quiere ponerle en un aprieto preguntándole si es licito pagar el tributo al César. El tema está resuelto con claridad y sencillez. Las manos de los dos personajes se encuentran para destacar el denario en el que está el quid de la cuestión y también se buscan las miradas para poner en evidencia la tensión del momento. De manera que el cuadro ofrece estos dos centros de atención, uno arriba hacia la derecha y otro abajo hacia la izquierda, con lo que se establece una línea dinámica en diagonal. El juego de contrastes, tanto en la composición como en el color, caracteriza a esta obra que puede situarse todavía en la juventud de Tiziano, en los inicios de lo que se ha llamado su clasicismo.
Galería de pinturas de Dresde
1515
79 × 70 cm. Óleo sobre lienzo

Vecellio di Gregorio Tiziano
Obra que se pintó como puerta de armario para el palacio del duque de Ferrara, Está firmado en el cuello de la túnica del fariseo.
Precisamente en las monedas de oro del duque de Ferrara figuraban las palabras evangélicas “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, o sea, la respuesta que Jesús da al fariseo que quiere ponerle en un aprieto preguntándole si es licito pagar el tributo al César.
El tema está resuelto con claridad y sencillez. Las manos de los dos personajes se encuentran para destacar el denario en el que está el quid de la cuestión y también se buscan las miradas para poner en evidencia la tensión del momento.
De manera que el cuadro ofrece estos dos centros de atención, uno arriba hacia la derecha y otro abajo hacia la izquierda, con lo que se establece una línea dinámica en diagonal.
El juego de contrastes, tanto en la composición como en el color, caracteriza a esta obra que puede situarse todavía en la juventud de Tiziano, en los inicios de lo que se ha llamado su clasicismo.

Obras de:
Vecellio di Gregorio Tiziano
Adán y Eva Amor profano y amor divinoAutorretrato
Concierto campestre Coronación de espinasDánae recibiendo la lluvia de oro
El Dux Niccolo Marcello El emperador Carlos V, a caballo en MühlbergEl hombre de la palma
El hombre del guante El hombre vestido de azulEl tributo del cesar
Flora Jesús y el CireneoLa Bacanal de los Andrios
La Venus de Urbino La Venus del PardoLa Virgen con el Niño entre San Antonio de Padua y San Roque
La Virgen de san Nicoló dei Frari La Virgen y el NiñoNoli me Tangere
Ofrenda a Venus, diosa de los amores PiedadRetrato de Cristoforo Madruzzo
Retrato de Felipe II Retrato de Francisco IRetrato de la emperatriz Isabel de Portugal
Retrato de un caballero veneciano Retrato de una dama con abanicoRetrato de una hija de Roberto Strozzi
Retrato del Dux Andrea Gritti Retrato del Dux Marcantonio TrevisaniRetrato del emperador Carlos V
Retrato del papa Paulo III San Juan BautistaVenus ante un espejo
Venus recreándose con el Amor y la Música / Venus recreándose en la Música Venus vendando los ojos del AmorVenus y Adonis


miércoles, 12 de mayo de 2010

El sueño de san José - St. Joseph's Dream - Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Es un esbozo pintado en una tablita de madera de Indias. Está firmado y fechado en 1645, en el borde inferior, a los pies de la Virgen.
En la escena, un ángel avisa a san José dormido para que lleve a Egipto a la Virgen y al Niño a fin de salvar a éste de la persecución de Herodes.
La obra es pequeña, pero encierra una insuperable sabiduría pictórica por lo certero de la notación, la sugestión de ambiente en el interior del establo y, sobre todo, por el mágico reparto de la luz que establece los centros de interés de la composición y crea una jerarquía de valores.

El hombre del casco de oro - Man in a Gold Helmet - Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt Harmenszoon van Rijn
El adusto guerrero de áureo yelmo, repujado y emplumado, inquieta al contemplador.
Una vez más, es la luz el medio de que el pintor se vale para atraer los ojos a aquello que constituye el meollo del cuadro, en este caso el yelmo, porque en él se explica elocuentemente la personalidad de quien lo lleva. Del mismo modo apura el detalle en esos puntos centrales y en cambio deshace la pincelada en la periferia con tal de no distraer la mirada en lo secundario.
La pintura nos atrae y nos obliga a fijarnos en ella según la voluntad del pintor, con una suerte de magnetismo. Ésta es la virtud que, sobre cualquier otra, distingue el genio del holandés.

El Gran Canal de Venecia - Grand Canal – Canaletto


Canaletto
Es una de esas vistas verídicas y llenas de vida con las que el pintor nos dejó la fisonomía de su ciudad, Canaletto logró captar la luz ambiental, esa luz que alguien ha llamado “fenomenológica”, apropiada para representar con exactitud la realidad directa. La conquista de la clara luz adriática marca la evolución del arte de Canaletto, desde estas primeras vistas elaboradas por el pintor con problemas teóricos de claroscuro hasta la fase final en que logra una serena realidad.

Descendimiento de la cruz - The descent of the Cross – Rembrandt Harmenszoon van Rijn


Rembrandt Harmenszoon van Rijn
El Descendimiento pone de manifiesto un estilo grandilocuente y barroco que utiliza los gestos enfáticos –como escribió el propio Rembrandt- “para transmitir las grandes emociones íntimas”. Perviven en el cuadro ecos de Tintoretto y Caravaggio. Pero a todo esto se impone la fuerte personalidad del autor, su concepto innovador de la representación del tema sacro y el deseo de indicar que el pueblo que crucificó al Salvador debe ser perdonado, puesto que era irresponsable de sus actos.

Cuatro apóstoles - Four Apostles – Alberto Durero


Alberto Durero
En la composición que representa a san Juan Evangelista y a san Pedro aparece una cita del Último Evangelio, iniciada con la frase: “In principio erat Verbum…”, mientras que en la que ofrece las figuras de san Marcos y san Pablo el pintor reprodujo el pasaje de la segunda epístola a Timoteo que hace referencia a la falsa modestia. Todo un símbolo en definitiva, de la actitud de un hombre que tiene conciencia de su propio valor y no duda en afirmarlo. Estilísticamente, estas dos tablas suponen un retorno de Durero a sus recuerdos italianos, puesto que están henchidas de un espíritu veneciano, de un especial sentido monumental que recuerda directamente a Bellini. Al contemplarlas, emociona constatar que el pintor, presintiendo el término de su vida, ha conseguido llevar al extremo de máxima humanización el mensaje religioso. Durero moría en Nuremberg dos años después de concluir el cuadro.

Cristo bajado de la cruz - Lamentation for Christ – Alberto Durero


Alberto Durero
Obra conocida también por el titulo de Descendimiento Glimm, es uno de los ejemplos del interés científico que Alberto Durero sentía por los problemas compositivos. Los personajes se agrupan en torno al cadáver de Cristo, formando una masa piramidal de gran regularidad cuyo ritmo determina el del paisaje del fondo, el contorno de la orilla del lago, la topografía de la ciudad de Jerusalén, sobre una colina asimismo piramidal, y el perfil de las montañas que cierran el horizonte, repitiendo como un eco el mensaje geométrico del grupo de figuras del primer término. Este procedimiento de reiteración del patrón piramidal se conjuga con un tratamiento del espacio en planos diferenciados por su cromatismo. La abigarrada policromía del primer término tiene como fondo inmediato una zona en la que se imponen los verdes de la vegetación; más lejos, la ciudad de Jerusalén es una eminencia agrisallada, de gélida transparencia, sobre un telón de montañas a las que una luz argéntea confiere total irrealidad. Existe, en suma, una concepción global del mensaje pictórico, que en esta obra adquiere un tono sinfónico. El cuadro fue encargado a Durero por Albrecht Glimm, cuyo retrato, junto con el de sus hijos y esposa, Margareth Holtzmann, aparece en la parte baja, con los correspondientes escudos familiares.

sábado, 8 de mayo de 2010

Retrato del delfín Charles Orland – Portrait of the Dauphin Charles Orland - Maestro de Moulins


Maestro de Moulins
Obra del llamado Maestro Moulins que la crítica identifica en la actualidad con Jean Hey.
El delfín aparece en este retrato tratado en tres cuartos de perfil, su figura antepuesta a un fastuoso fondo de damasco. Sorprende la obra por su interés en el detalle, las calidades de las telas y el modelado de los volúmenes, sobre los que la luz resbala con dulzura. Dichas características la convierten en uno de los últimos exponentes del estilo gótico internacional de la corte francoflamenca. El retratado era hijo de Carlos VII y Ana de Bretaña; había nacido en 1492 y falleció a la edad de tres años, lo que induce suponer que la obra fuera ejecutada para perpetuar su memoria en 1495 ó 1496.

Las bañistas – The Bathers - Honoré Fragonard


Honoré Fragonard
Fragonard sintió también una gran atracción por el estilo de Rubens, cuya influencia es patente. El análisis compositivo y formal pone inmediatamente de manifiesto que el pintor es fiel todavía a los dictados de su maestro Boucher, de quien toma, por ejemplo, algunas de las actitudes de sus desnudos, en particular el que aparece de espaldas al espectador. El examen en detalle muestra en este cuadro una personal caligrafía pictórica, compuesta por pinceladas atrevidas que, en ocasiones, poseen abundantes gruesos. Es un procedimiento al que conviene incluso el calificativo de violento y que se caracteriza por un empaste muy irregular del pigmento, que en algunos lugares permite transparencias de la capa de imprimación. El resultado final es efectista y atrevido.

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