Museo D’Orsay
1889
65 x 54 cm. Óleo sobre lienzo
1889
65 x 54 cm. Óleo sobre lienzo
Vincent Van Gogh
Al confrontarse con su propia imagen reflejada en el espejo, el pintor se sometía a un ejercicio de introspección que había de plasmarse en lienzos de extraordinario dramatismo. Aquí la figura aparece representada en busto, con el rostro en tres cuartos de perfil, ante un fondo en el que las pinceladas componen esquemas ondulantes terminados en volutas. La luz incide sobre el lado izquierdo de la amplia frente, dejando en una relativa sombra los ojos, de expresión fija y brillo maligno. El modelado es rotundo y la línea de notable solidez; acusa la ejecución de este cuadro un minucioso proceso de construcción de las formas. El empleo de una gama de ocres y verdes permite al pintor valorar la transición de luces en la arquitectura facial, que adquiere así un verídico aspecto corpóreo. Inquieta en este rostro la condición cerúlea de los labios, enmarcados por los agresivos trazos de la barba roja.
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