Vida nocturna / Edward Hopper

Art Institute de Chicago

Edward Hopper

Óleo realizado en 1942 que puede inducir al error de pensar que Hopper pretendía alinearse en la tendencia del realismo social. El artista, en efecto, negó siempre toda vinculación o similitud de propósitos con respecto a dicho movimiento. En 1930 había afirmado que le guiaba la intención de “transcribir de la forma más exacta mis impresiones íntimas del natural”. El lienzo transcribe con objetividad fotográfica un rincón de cualquier urbe norteamericana. La obra aporta una visión del país que parece arrancada de las pantallas del cine, visión que ha creado toda una moda y que sigue identificándose con la más genuina imagen de los Estados Unidos.

Vetheuil / Claude Monet

Art Institute de Chicago

Claude Monet

El paisaje fue el interés primordial de Claude Monet, a quien puede considerarse como uno de los más puros pintores impresionistas, en el sentido de que su visión de la realidad estuvo siempre presidida por el principio de la instantaneidad del momento atmosférico. En este lienzo se advierte la conjunción de dos elementos técnicos desarrollados por otros artistas de la época, la paleta arco iris de Renoir y un divisionismo moderado, a la manera de Pissarro. El paisaje posee tal suavidad cromática y luminosa que parece haber sido realizado a la acuarela. Su composición responde al propósito de dar la máxima importancia al reflejo de la aldea en el agua, representación invertida que posee una entidad tonal y luminosa distinta de la de la imagen real de la arquitectura en el espacio.

Crucifixión / Masaccio

Galería Nacional de Capodimonte  

Masaccio 

Preocupa al pintor construir las figuras bajo el peso de emociones que las humanizan, lo que comporta una total despreocupación por el detalle accesorio. Su máximo descubrimiento consiste en la utilización de la luz para la valoración de la anatomía, en ocasiones veladas por los ropajes. Como consecuencia, cada personaje posee una sólida individualidad y un clasicismo de austera monumentalidad. El interés por la perspectiva científica le conduce a ensayar audaces escorzos, por ejemplo en la figura del Cristo, cuyo cuello queda oculto –en virtud del punto de vista adoptado- por el relieve del tórax.

Baco enfermo / Michelangelo Merisi da Caravaggio

Galería Borghese

Michelangelo Merisi da Caravaggio

La precisión con que el pintor ha descrito la enfermedad que sufre, un ataque de malaria, ha dado pábulo a toda clase de suposiciones respecto a su identidad. No parece desprovista de base la hipótesis que sugiere se trate de un autorretrato del pintor, quien con extraño sentimiento de autocompasión habría plasmado su efigie –como luego hizo Goya- en el curso de su dolencia. El modelo, con el cuerpo de perfil, el rostro vuelto hacia el frente y las rodillas en la penumbra, recibe un modelado de una gran frialdad lumínica que, en ocasiones, alcanza tonalidades cerúleas. Un examen en detalle pone de manifiesto la madura técnica del artista, que contaría tan sólo unos dieciséis años de edad al ejecutar este lienzo hacia 1589. Tal datación hace perfectamente factible, dada la apariencia física del personaje, el supuesto de que se trate de un autorretrato.