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jueves, 30 de enero de 2014

La indecisión de Hércules / Annibale Carracci

Galería Nacional de Capodimonte

Annibale Carracci
En este cuadro prevalece el deseo de perpetuar un clasicismo mitológico, dotando a los personajes de una dignidad y reposo que los segrega del mundo real. La composición inmortaliza el momento en que el joven Hércules debe elegir su futuro; a la derecha se le ofrece el mundo del intelecto, mientras que a la izquierda –simbolizado por un camino serpenteante que conduce hasta un indómito caballo- se le presenta un destino de azarosa aventura.

Marina / James Whistler

Marina / James Whistler, Art Institute de Chicago, El pintor subtituló esta obra como Violeta y plata: alta mar. El carácter descriptivo de tal titulo expresa las preocupaciones de Whistler por estudiar las circunstancias cromáticas y ambientales del simple paisaje marino, compuesto en dos zonas –cielo y agua- agitadas por nubes y olas. Cristo, modern art, Barroco, Barcelona, Madrid, España, Obras maestras, Pintura, Escultura, Poesía, Artistas universales, Museos importantes, Obras maestras. Pintura, Escultura, Poesía, Artistas, Museo del Prado, D'Orsay, Louvre, National Gallery, Madrid, Italia, París, Londres, Renacimiento, Barroco, Impresionismo, Poesía, New York, Florencia, Moscú, Museo del Arte.
Art Institute de Chicago
1862
50 x 73 cm. Óleo sobre lienzo

James Whistler
El pintor subtituló esta obra como Violeta y plata: alta mar. El carácter descriptivo de tal titulo expresa las preocupaciones de Whistler por estudiar las circunstancias cromáticas y ambientales del simple paisaje marino, compuesto en dos zonas –cielo y agua- agitadas por nubes y olas. El cuadro posee un ritmo original determinado por las ondas marinas, que estallan en crestas de espuma, y el doble techo de nubes, algodonosas y estratificadas.

Madonna (Litografía) / Edvard Munch

Museo Munch, Oslo

Edvard Munch
Munch comenzó a trabajar con litografías y otras técnicas de impresión hacia mediados de 1890, con una doble intención: dar a conocer y popularizar su arte y conseguir una forma efectiva de aumentar sus ingresos mensuales. El pintor comenzó a reproducir sus pinturas más conocidas, como La niña enferma (pintada en la década anterior), El grito, Noche en Saint-Cloudy, Madonna, entre muchísimas otras. Edvard Munch supervisó personalmente durante cincuenta años de carrera todos los procesos de reproducción, que abarcan más de 850 piezas catalogadas. Si bien es cierto que el pintor utilizaba sus pinturas como punto de partida para sus litografías y grabados, también es cierto que tenía una forma muy particular de trabajar, por lo que sus obras, aunque guardaran similitud con los originales, también eran diferentes. Para empezar, el pintor dibujaba en una plancha -en el caso de los grabados en papel -para las litografías- el motivo principal de la obra, manteniendo, como en la Madonna, los trazos que la hacían tan especial, pero sin llegar a calcar del original. Además, en cada impresión el pintor corregía, retocaba o cambiaba colores en la plancha, por lo que cada una de las piezas podía ser distinta, a lo que contribuían también sus experimentos con distintas coloraciones. Munch casi nunca numeró las impresiones de cada serie, aunque se sabe que de cada tema imprimía alrededor de 150 ejemplares. En la litografía de Madonna llama la atención que el pintor haya integrado el marco que diseñó para la pintura, y que aporta mayor significado a la composición. Si el marco de madera contenía espermatozoides y un óvulo, en la litografía los espermatozoides -que inician su recorrido desde la izquierda y se dirigen hacia el vientre de la protagonista, circunvalando la composición en el mismo sentido que las agujas del reloj parecen querer saltar hasta la figura. Munch añade así a la composición una mayor claridad sobre el tema de la concepción. Por su parte, el óvulo, con rostro humano, espera agazapado en una esquina. Asimismo, las líneas ondulantes que rodean a la Madonna parecen aquí un torrente fluvial, perfectamente cronometrado en ritmo y composición, con los elementos presentes en los bordes.

miércoles, 29 de enero de 2014

Hieronymus Tschekkenbürlin y la Muerte / Maestro de Basilea de 1487

Museo de Basilea

Maestro de Basilea de 1487
Esta pieza tiene un interés histórico, no sólo por ofrecer el nombre del retratado, sino además porque constituye el único eslabón cronológico que se conoce de su autor, ya que se halla fechada en el marco. La tabla en la que aparece la Muerte es sin duda, de ejecución tardía, al parecer de mediados del siglo XVI. Lo mismo puede decirse del marco, cuya inscripción debe copiar la que figuraba en el encuadramiento original del retrato, concebido como pintura independiente. La obra adoptaría, pues, su forma de díptico a la muerte de Tschekkenbürlin. Su efigie responde a un concepto renacentista, el del caballero humanista, preocupado por la fama y la posteridad.

Noche estrellada / Edvard Munch

Museo Munch, Oslo

Edvard Munch
En esta Noche estrellada el pintor compone un paisaje personal y lo anuncia con una perspectiva por lo demás arriesgada, intentando dar un punto de vista cenital al paisaje. La sombra de la cabeza y parte del cuerpo se anuncia en la parte inferior del lienzo, en la que dos vigorosas líneas marrones dibujan el marco de una puerta que se corta en el suelo cubierto de nieve. La sombra del propio pintor se refleja en la suave loma nevada en la entrada de la casa, y fuerza la mirada hacia un camino donde se observan dos siluetas que se dirigen a un pueblo que aparece en el horizonte. El sol invernal está a punto de meterse, irradiando reflejos que van del rosa al azul, pasando por el verde. Las líneas curvas del camino se confunden con las sombras de los árboles que esconden una casa, pero no así la cálida luz que sale de sus ventanas. 
Todas estas formas ondulantes dan ritmo y continuidad a un paisaje en el que lo más importante es la propia presencia del pintor, porque nos dice que está solo, pero que se encuentra a gusto. La forma en que está construida la composición, el uso de esos tonos pasteles a pesar de la noche, y la pincelada alargada, que parece dar calma al lienzo, son propios de alguien que está pintando desde casa. En otras palabras, Munch anuncia aquí que este momento posee un gran significado, sencillamente porque ya ha llegado a lo que considera su lugar.

Madonna en un jardín - Madonna in a garden - Cosimo Tura

Madonna en un jardín - Madonna in a garden - Cosimo Tura -  National Gallery of Art, Washington. La Virgen aparece sentada en un banco, con las manos juntas como en oración, mientras el Niño duerme entre las rodillas de su Madre en una posición realmente inusitada. Una tracería sinuosa forma en lo alto la inicial de María y se retuerce para formar dos medallones en los que están inscritos el Ángel y la Virgen de la Anunciación. La plasticidad de las figuras, en su concreto modelado, llega a tener calidades escultóricas. Esta tabla se distingue por la fantasía y el sabor ornamental, así como por la suave ternura, que no volverá a encontrarse más que excepcionalmente en el típico grafismo acerado de su autor.
National Gallery of Art, Washington
1450
53 x 37 cm. Óleo sobre tabla

Cosimo Tura
La Virgen aparece sentada en un banco, con las manos juntas como en oración, mientras el Niño duerme entre las rodillas de su Madre en una posición realmente inusitada. Una tracería sinuosa forma en lo alto la inicial de María y se retuerce para formar dos medallones en los que están inscritos el Ángel y la Virgen de la Anunciación. 
La plasticidad de las figuras, en su concreto modelado, llega a tener calidades escultóricas. Esta tabla se distingue por la fantasía y el sabor ornamental, así como por la suave ternura, que no volverá a encontrarse más que excepcionalmente en el típico grafismo acerado de su autor.


Obras de:
Cosimo Tura
Madonna con ángeles músicos Madonna del ZodiacoMadonna en un jardín
Piedad Santo Domingo de Guzmán



martes, 28 de enero de 2014

La Muerte y la doncella / Hans Baldung Grien

Museo de Basilea

Hans Baldung Grien
Perteneció a una serie de alegorías en las que se combina la belleza del desnudo femenino, tratado con singular delicadeza, con una momia esquelética que simboliza la hora postrera. El gusto del autor por lo macabro le lleva a complacerse en detalles como la sujeción del cabello de la doncella por la Muerte.

Mujer vampiro / Edvard Munch

Museo Munch, Oslo

Edvard Munch
Quizás inspirado por la literatura de la época -Frankenstein, Drácula-, Munch dibuja a sus personajes, un hombre y una mujer, en una postura perturbadora, apoyada en una composición clásica piramidal en la que ambas figuras se funden. Alrededor de los cuerpos abrazados (o atrapados), emplea pinceladas continuas para crear una única sombra, un espacio delimitado en tonos azules que los encierra, y a la vez los separa, del mundo exterior. Estas líneas imprimen el ritmo a la pintura y concentran la mirada del espectador en las figuras centrales. El color rojo del pelo de la mujer cae sobre el hombre como si fuera una medusa; el dramatismo agresivo de la pintura se acentúa con el ángulo recto del brazo que atrapa al hombre. A lo largo de su vida, Munch tuvo unas relaciones complejas con las mujeres, en las que el amor y el odio fueron una constante. 
En este cuadro, que originalmente se llamó Amor y dolor, quiso expresar la complejidad de los sentimientos.

Juan Federico de Sajonia, el Generoso / Lucas Cranach el Viejo

Museo de Basilea

Lucas Cranach el Viejo
Pintura al temple sobre tabla datada en 1533, fecha inscrita en la parte superior izquierda, que muestra al elector en media figura, vistiendo un manto con vueltas de piel, su rostro en tres cuartos de perfil. La sicología retraída y tortuosa del personaje es patente en sus ojos de aspecto bovino y en el fruncimiento de labios que Cranach ha descrito despiadadamente. El meticuloso tratamiento del rostro, modelado por tenues veladuras de sombra, contrasta con la sencillez de las manos, a las que el artista ha conferido un carácter puramente lineal.

lunes, 27 de enero de 2014

Ondina y los pescadores / Henry Fuseli

Museo de Basilea

Henry Fuseli
La escena es difícilmente interpretable; el pintor la ha situado en un interior tenuemente iluminado por dos fuentes de luz que recortan las figuras con halos fantasmagóricos. A pesar de ser un excelente dibujante, prescindió aquí de la concreción lineal en aras de una difuminación de las figuras y el escenario que subraya el efecto de irrealidad. El artista, que falleció en 1825, anticipa en muchos aspectos el romanticismo; su obra inspiró también a los expresionistas y a los surrealistas.

Muerte en la habitación de la enferma / Edvard Munch

Museo Munch, Oslo

Edvard Munch
Munch recurre a sus recuerdos más dolorosos al relatar el deceso de una de sus hermanas. En la composición se adivinan varios miembros de la familia del pintor: en primer término, sus hermanas, Laura, sentada en una silla, e Inger, de pie y muy abatida; tras ésta, y de espaldas, su hermano Andreas, en la esquina izquierda. El pintor se dibuja apoyado contra la pared. La cama de la enferma está vacía y el respaldo de la silla oculta la figura de quien acaba de morir. El padre reza junto a la tía Karen. La habilidad para transmitir sentimientos es asombrosa: logra la atmósfera de tristeza vistiendo a todos sus personajes en tonalidades grises. Además, el contraste con el fondo verde y el suelo rojo imprimen mayor dramatismo a la escena. Las líneas rectas dibujan el suelo de madera y acotan una habitación cerrada, sin ventanas y con un único adorno sobre la cama; el dinamismo se imprime con la distribución de las figuras en el lienzo y una suave diagonal que cruza de izquierda a derecha, determinada por el rostro de Inger, y continúa en el perfil y las manos de la otra figura sentada.

Erasmo de Rotterdam / Hans Holbein el Joven

Museo de Basilea

Hans Holbein el Joven
La relación de amistad entre Hans Holbein el Joven y Erasmo de Rotterdam explica los retratos del humanista que el artista pintó. Este de forma circular, es una verdadera miniatura que presenta al modelo en tres cuartos de perfil, tocado con su característico bonete del que asoman mechones de cabello blanco. Fue realizado en 1532 y perteneció a la colección Amerbach.

miércoles, 15 de enero de 2014

Retrato de Ginevra de’Benci / Leonardo Da Vinci

National Gallery of Art, Washington

Leonardo Da Vinci
Ginevra de’Benci pertenecía a una ilustre familia que todavía hoy tiene una calle a su nombre en Florencia. Gozaba fama de virtuosa y por ello le dedicó dos sonetos Lorenzo el Magnífico. Su hermano Giovanni era muy amigo de Leonardo, ya que a ambos les unía la curiosidad por las cosas de la naturaleza y los dos coleccionaban minerales, mapas y otros objetos de interés científico. 
En esta pintura muestra el autor esa plasticidad florentina de sus años de aprendizaje con Verrocchio, junto a la brillante pléyade de pintores allí reunida, en un ambiente culto y refinado, Todavía se vale de una línea incisiva y se expresa con una rara acuidad para darnos la efigie de esta mujer menuda, enfermiza, pero de gran fortaleza moral. El rostro se destaca sobre la aureola oscura que forma una gran mata de enebro –ginebrón- clara alusión a su nombre que respalda la identificación de la retratada. La misma planta se repite, entre el laurel y la palma, en el emblema pintado al reverso de la tabla con el lema “Virtutem forma decorat”, es decir, “la forma –la efigie- honra a la virtud”, proclamando así la buena fama de la señora. 
A pesar de ser una obra de juventud, el cuadro tiene ya ese misterio leonardesco, esa intuición del alma del modelo y ese sentimiento poético del paisaje.

Retrato de Eduardo VI príncipe de Gales / Hans Holbein el Joven

National Gallery of Art, Washington

Hans Holbein el Joven
El entonces príncipe Eduardo tenía catorce meses y era el primer hijo legítimo de Enrique VIII, habido de su tercera esposa Juana Seymour. 
Al mofletudo infante se le ha querido revestir de majestad, vistiéndolo con pomposos atavíos y haciéndole empuñar el sonajero como si fuera un cetro. Ante él lleva escritos unos adulatorios dísticos latinos, terriblemente conceptistas y afectados, con un juego de palabras en cada verso. Los firma Ricard: Morysini. Car. , o sea, el cardenal Morrison, quien incita al niño a emular a su padre en la virtud, aunque difícilmente puede el cielo y la tierra producir un hijo cuya gloria supere la de tal padre… La Historia no confirmó estos augurios, pues Eduardo VI, coronado en plena infancia, murió a los dieciséis años, tras seis de reinado. 
El retrato es de una precisión inimitable. Las capas de color y las veladuras se ajustan estrictamente a una minuciosa preparación dibujística a la que se confía la estructura y la expresión.

La danza de la vida / Edvard Munch

Nasjonalgalleriet, Oslo

Edvard Munch
En La danza de la vida, Munch utiliza una escena estival, un baile de verano al aire libre que aún hoy en día, más de un siglo después, se sigue celebrando en la costa noruega. Sabemos que se trata de Asgárdstrand porque ya el paisaje nos resulta familiar: la luz que proyecta el sol de medianoche, la sinuosa orilla donde se confunden la arena y el prado, o el horizonte en el que se adivina algo más de la costa o un fiordo, trabajado todo con suaves líneas horizontales en las que se funde una paleta de delicados tonos pasteles. 
Munch consiguió el ritmo de la obra con la disposición de las figuras en el lienzo, plasmando dos planos narrativos. La naturaleza cobra formas simples pero cargadas de una fuerza intensa, que el pintor resuelve con líneas onduladas apenas sugeridas por el movimiento del pincel; las verticales están definidas por los personajes retratados, el reflejo de la luz y por un pequeño arbusto inclinado del que brotan flores. 
El autor centra la composición a partir de una pareja de baile que aparece en primer término. La vista se dirige allí tras observar el sol: un punto en brillante amarillo que se destaca en el fondo del cuadro, cuyo reflejo sobre el agua tiene una clara connotación sexual; flanqueado por dos figuras femeninas que inmediatamente enlazan con el hombre que baila con la mujer vestida de rojo. Aunque la figura masculina mantiene los ojos cerrados, el pintor logra transmitir una actitud de tensión y expectación, quizá como una invitación a que el baile pase a otro terreno. La seductora mujer del vestido rojo -color que simboliza la pasión- está, a diferencia del hombre, con los ojos muy abiertos, como si se tratara del despertar sexual. Sus cabellos pelirrojos se curvan hacia adelante, como si buscaran atrapar al bailarín. Ambas figuras están absortas en su propio mundo, sin quererlo ni pensarlo y sin que importe el entorno. A la izquierda el pintor nos presenta a otra mujer, cubierta por un virginal vestido blanco; ella sonríe y resaltan sus mejillas sonrosadas. El blanco realza la pureza y el gesto de arrancar una flor delata que la chica está enamorada, pero, a diferencia de la mujer de rojo, ella representa la primera ilusión del amor, la inocencia con tintes platónicos. Al otro extremo del cuadro, en el lado derecho, una mujer más madura, vestida de negro, con el rostro serio y las manos entrelazadas, observa a la pareja de bailarines con desaprobación, pero a la vez resignada a su propia soledad; quizás en ella Munch quería simbolizar lo transitorio de todos los sentimientos. Los cuatro personajes principales están acompañados por otras figuras en el fondo, que parecen estar completamente entregadas al disfrute de este baile veraniego. De entre ellas destaca la figura de un hombre en la mitad derecha del cuadro, que parece mirar directamente al espectador con una mueca de éxtasis, completamente arrebatado por la pasión del momento, el frenesí del baile y el calor del verano.

Cristo caminando sobre las aguas - Christ at the Sea of Galilee - Jacopo Robusti Tintoretto

Cristo caminando sobre las aguas - Christ at the Sea of Galilee - Jacopo Robusti Tintoretto -  National Gallery of Art, Washington. Obra atribuida al Tintoretto no sin controversia, pues algunos críticos pretenden ver en ella la personalidad del Greco en su etapa veneciana. La inmaterialidad de la figura de Cristo, así como los violentos efectos luminosos, podría justificar esta hipótesis. Ya es sabida la influencia que el Greco asimiló de Jacopo Robusti, precisamente en los años en que este cuadro pudo pintarse, después de 1560.  Sin embargo, la escena de Cristo caminando sobre las aguas del mar de Tiberíades mientras san Pedro se arroja de la barca para salir a su encuentro, plasma perfectamente las características del Tintoretto maduro. Este arte patético corresponde a un momento de transición, en el que aún prevalecen ciertas constantes manieristas y ya se empieza a notar el soplo renovador del barroco.
National Gallery of Art, Washington
1560
117 x 168 cm. Óleo sobre lienzo

Jacopo Robusti Tintoretto
Obra atribuida al Tintoretto no sin controversia, pues algunos críticos pretenden ver en ella la personalidad del Greco en su etapa veneciana. La inmaterialidad de la figura de Cristo, así como los violentos efectos luminosos, podría justificar esta hipótesis. Ya es sabida la influencia que el Greco asimiló de Jacopo Robusti, precisamente en los años en que este cuadro pudo pintarse, después de 1560. 
Sin embargo, la escena de Cristo caminando sobre las aguas del mar de Tiberíades mientras san Pedro se arroja de la barca para salir a su encuentro, plasma perfectamente las características del Tintoretto maduro. Este arte patético corresponde a un momento de transición, en el que aún prevalecen ciertas constantes manieristas y ya se empieza a notar el soplo renovador del barroco.


Obras de:
Jacopo Robusti Tintoretto
Adán y Eva Batalla entre turcos y cristianosCreación de los animales
Cristo caminando sobre las aguas Ecce HomoEl dux Alvise Mocenigo presentado al Redentor
El lavatorio Jesús en casa de Marta y MaríaJudit y Holofernes
La cena de Emaús La Coronación de la Virgen, El ParaísoLa Dama que descubre el seno
Milagro de san Marcos Retrato del procurador Jacopo SoranzoSan Jorge y el dragón
San Marcos liberando a un esclavo Susana y los viejos


El juicio de Paris / Niklaus Manuel Deutsch

Museo de Basilea

Niklaus Manuel Deutsch
Pintado al temple sobre tabla, revela el refinamiento intelectual de un pintor que fue, además, poeta y político. Por su técnica de ejecución produce este cuadro la impresión de un dibujo iluminado, en el que la línea predomina sobre el color y el modelado. En los elementos compositivos es patente un interés erudito, humanista, por reconstituir el ambiente del mundo clásico. No obstante, Paris –identificado por la inscripción que aureola su cabeza- y la figura femenina central (Hera) se hallan ataviados según la moda coetánea de Deutsch. Afrodita aparece ante el troyano con la manzana de la discordia que éste le ha entregado. Dicha fruta fue arrojada entre los invitados a las bodas de Tetis y Peleo por la despechada Eris, hija de la noche, a quien no se había convidado a la fiesta. Puesto que la manzana ostentaba la inscripción “para la más bella”, Hera, Minerva y Afrodita se disputaron su posesión; Zeus encargó a Paris de juzgar la querella. Entregándosela a Afrodita, se aseguraba el troyano el amor de Helena –de ahí el amorcillo que se apresta a disparar su flecha, Paris se dirigió a Esparta y raptó a Helena con ayuda de Afrodita, hecho que sitúa a la diosa en el origen de la guerra de Troya-, si bien a costa de la enemistad de Hera y Minerva, las cuales ayudarían a los griegos en la guerra cantada por Homero.

El Sena en Vernon / Pierre Bonnard

Art Institute de Chicago

Pierre Bonnard
El pintor demuestra un interés casi exclusivo por los valores del color, interés compartido en este lienzo con el del estudio de las formas. Para justificar la dirección de su pintura dijo Bonnard: “… es absolutamente cierto que las formas existen, y que no es posible ni reducirlas arbitrariamente, ni trasponerlas. Por ello su estudio reviste una importancia vital y, gracias al dibujo, se obtiene su composición equilibrada: un cuadro satisfactoriamente compuesto es ya medio cuadro.” Tal filosofía es evidente en este paisaje que, por decirlo así, ha sido dominado por la voluntad del pintor, quien ha elegido el punto de vista adecuado para que las masas de vegetación abracen armónicamente los retazos del paisaje fluvial de fondo.

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