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viernes, 30 de abril de 2010

Virgen de la Victoria – Virgin of victory - Andrea Mantegna


Andrea Mantegna
Mantegna, hijo adoptivo del pintor arqueologista Squarcione, adquirió en los primeros años de su carrera en Padua un gusto por la antigüedad grecolatina que, aunado a la influencia de Donatello, habría de manifestarse en todas sus obras. Así, en esta Virgen de la Victoria, el podio sobre el que se asienta el trono mariano ofrece el pretexto para reproducir ricos materiales marmóreos y un bajorrelieve con la escena del pecado original. Propio de la moda pintoresca de las escuelas del norte de Italia es el coronamiento del sitial con una hornacina calada que se compone de guirnaldas vegetales cuajadas de frutos; de la clave de tan extraña construcción cuelga una rama de coral, producto marino que el saber popular consideraba profiláctico y utilizaba a modo de amuleto protector contra el mal de ojo. Junto a la erudición pictórica desplegada para representar a los santos que acompañan a la Virgen, Mantegna introduce, pues, elementos arrancados de las tradiciones del pueblo, con el propósito de introducir lo anecdótico para compensar el formalismo de la composición. La figura arrodillada al pie de la Virgen, a modo de donante, es sin duda retrato de Giovanni Francesco Gonzaga, ordenante del cuadro para conmemorar su victoria sobre los franceses en Fornovo.

Piedad – Pietat – Cosimo Tura

Piedad – Pietat – Cosimo Tura - Museo del Louvre. La vinculación de Cosimo Tura a la escuela veneciana, su especial fervor por la obra de Mantegna, explica las características de esta Piedad. Su acido realismo, exagerado por las calidades casi metálicas que cobran las figuras, revela una personalidad atormentada que concede a las formas pictóricas un primordial valor expresivo de sentimientos y estados de animo. La composición, que adopta la forma de luneto semicircular, sitúa a los personajes bajo una bóveda decorada con casetones y parcialmente sumida en penumbra. La disposición casi escultórica de las figuras sugiere la inspiración en Donatello; algunos de los rostros parecen tomados de modelos de Leonardo da Vinci que gozarían de gran difusión entre sus seguidores inmediatos y lejanos. De la enseñanza de Piero Della Francesca, quien trabajó en Ferrara hacia 1449, procede el concepto monumental del desnudo, gracias al cual la representación del Cristo muerto adquiere preeminencia sobre los restantes personajes. Los elementos estilísticos presentes en esta obra permiten situarla en los últimos años de actividad de su autor, es decir, en las postrimerías del siglo XV, período de incubación de la tendencia manierista, algunos de cuyos rasgos cabe reconocer en las fisonomías aquí representadas.
Museo del Louvre
1480
132 x 268 cm. Óleo sobre madera

Cosimo Tura
La vinculación de Cosimo Tura a la escuela veneciana, su especial fervor por la obra de Mantegna, explica las características de esta Piedad. Su acido realismo, exagerado por las calidades casi metálicas que cobran las figuras, revela una personalidad atormentada que concede a las formas pictóricas un primordial valor expresivo de sentimientos y estados de animo. La composición, que adopta la forma de luneto semicircular, sitúa a los personajes bajo una bóveda decorada con casetones y parcialmente sumida en penumbra. La disposición casi escultórica de las figuras sugiere la inspiración en Donatello; algunos de los rostros parecen tomados de modelos de Leonardo da Vinci que gozarían de gran difusión entre sus seguidores inmediatos y lejanos. De la enseñanza de Piero Della Francesca, quien trabajó en Ferrara hacia 1449, procede el concepto monumental del desnudo, gracias al cual la representación del Cristo muerto adquiere preeminencia sobre los restantes personajes. Los elementos estilísticos presentes en esta obra permiten situarla en los últimos años de actividad de su autor, es decir, en las postrimerías del siglo XV, período de incubación de la tendencia manierista, algunos de cuyos rasgos cabe reconocer en las fisonomías aquí representadas.


Obras de:
Cosimo Tura
Madonna con ángeles músicos Madonna del ZodiacoMadonna en un jardín
Piedad Santo Domingo de Guzmán



Piedad de Villeneuve-lés-Avignon – Pietat of Villeneuve-lés-Avignon – Escuela de Aviñón


Escuela de Aviñón
En esta composición de gran formato aparece la Virgen, sentada y en actitud orante, con el cadáver de Cristo sobre sus rodillas; sosteniendo su cabeza, en el lado izquierdo, se halla san Juan, y junto a él un donante arrodillado. El extremo opuesto lo ocupa la Magdalena, llevando un bote de perfume en una mano, invisible la otra bajo el manto con el que se enjuga una lágrima. Las figuras se recortan ante un fondo dorado liso que hace las veces de celaje sobre un horizonte de paisaje despoblado de vegetación en el que se distinguen los perfiles de una ciudad. A modo de enmarque, en los lados superiores de la tabla, existe una cenefa labrada en el oro que contiene una inscripción latina. La identidad de los personajes –excepto la de Cristo y la del donante- se halla inscrita asimismo en sus aureolas.
La técnica de ejecución de esta obra es sorprendente. En primer lugar, porque se halla realizada al óleo, lo que supone la existencia de unas texturas y gruesos de materia inusitados en la pintura gótica. Dichas calidades son apreciables mediante un examen en detalle y adquieren un singular valor expresivo en los rostros y manos de los personajes. El retrato del donante posee un intenso sentido realista, labrados sus rasgos por un procedimiento de superposición de tonos claros, destinados a representar la incidencia de la luz sobre los volúmenes faciales, el cual preludia con siglo y medio de anticipación el naturalismo caravaggiesco. Sorprende, en segundo término, la factura de esta tabla por el dominio del claroscuro, cuya riqueza de medias tintas es particularmente notable en el modelado del torso de Cristo y en los blancos paños de la indumentaria del donante. También se impone en este caso la alusión al método pictórico de Caravaggio.

Los mendigos – Beggars - Pieter Brueghel el viejo


Pieter Brueghel el viejo
La intención satírica es evidente, cinco personajes tullidos, provistos de los más extravagantes medios ortopédicos, aparecen en un escenario sin anécdota acompañados por la figura de una mujer cuya condición de mendigante revela el cuenco de estaño que lleva en su mano. La interpretación del conjunto plantea, sin embargo, problemas insolubles hasta la fecha. Dado que los personajes se adornan con colas de zorro, se ha pretendido que representen a los miembros del partido calvinista que se oponía a la dominación española. En todo caso, resulta evidente que los personajes presentes en esta composición llevan atuendos carnavalescos y probablemente personifican diversos estamentos de la sociedad: el rey con su corona de cartón, el soldado con un casco de papel, el burgués con su bonete, el campesino con su gorra y el obispo con su mitra. Por otra parte, la invalidez física de los personajes tal vez deba tomarse como imagen de la decrepitud moral del género humano.

Los amantes - The lovers – Pablo Ruiz Picasso


Pablo Ruiz Picasso
En 1917 había viajado el artista y no fue insensible a las bellezas de la Antigüedad; las tomó como punto de partida para su personal investigación de la forma. Picasso no imita el arte clásico, sino que especula sobre él y a veces lo ironiza. Ha entendido muy bien que una de las normas es el equilibrio y pocas pinturas habrá tan equilibradas como ésta, tanto en la composición de las figuras como en la disposición de los colores. El arte antiguo se distingue también por su claridad y no es preciso insistir en la nitidez del grafismo picassiano en este caso. La contención en la expresión y en el movimiento, la armonía total son características por las que vemos que Picasso no se ha quedado en la apariencia formal del arte clásico, sino que ha penetrado en su espíritu y lo ha asimilado con la sensibilidad propia del artista y de su tiempo. En estas figuras de inspiración helenística parece reencarnarse el alma de Virgilio.

martes, 27 de abril de 2010

Erasmo de Rótterdam – Erasmus of Rotterdam - Hans Holbein el joven


Hans Holbein el joven
Pieza de importancia capital, tanto en el plano artístico como en el histórico. Esta pequeña pintura sobre tabla representa al humanista neerlandés redactando un documento con aire meditativo; la figura ha sido tratada en perfil absoluto, sin duda para valorar los rasgos más destacados de su fisonomía, caracterizada por la agudeza de la nariz y el mentón, entre los que se pierde una boca dotada de labios de extrema finura. El esquema compositivo está inspirado en la formula con que en la pintura de la época se describía el tema de san Jerónimo en su celda. A pesar de que el escenario ha sido representado de modo fragmentario, por medio de una cortina de un tejido ornado con animales y un pequeño escritorio portátil, su atmósfera parece envolver a la figura del sabio, que cobra un aire de intimidad. Incluso en su trabajo refleja el rostro de este hombre las constantes de su personalidad: el pliegue de su boca, crispada por el esfuerzo de concentración, traiciona un escepticismo nacionalista.

El prestamista y su esposa – The creditor and his wife - Quentin Metsys


Quentin Metsys
Este doble retrato se halla inspirado sin duda por un original perdido de Jan van Eyck, pintado hacia 1440. Diversos elementos estilísticos y compositivos indican tal origen. La escenografía de este interior, por ejemplo, puede compararse con la del retrato del matrimonio Arnolfini. La presencia de un espejo convexo sobre la mesa recuerda también el que aparece al fondo de la estancia en la composición de Van Eyck anteriormente citada. El detalle de tan diminuto objeto sirve al propósito, por una parte, de estudiar la técnica precisa, miniaturista, de Quentin Metsys. De otra, para poner de manifiesto el ingenio del pintor y su observación científica de la realidad. En el espejo se refleja la imagen de un hombre situado junto a una ventana que debería hallarse a la izquierda de la composición, por la cual se divisa un ala del edificio, un patio o huerto poblado por algunos árboles y la torre más lejana de una iglesia. La intrusión de la realidad externa al cuadro completa la visión del medio urbano en que habita la pareja retratada, al propio tiempo, la presencia del personaje tocado con un turbante rojo constituye una alusión a la clientela que frecuenta la casa del cambista.

Crucifixión – Andrea Mantegna


Andrea Mantegna
El artista muestra un interés por problemas perspectivos, por la representación de los volúmenes y la calidad material de los objetos, Sorprende en esta composición la deformación óptica del espacio, captado con una visión global que produce un efecto de curvatura similar al obtenido con ciertos objetivos fotográficos. Los personajes constituyen el nexo de unión entre los diversos términos pictóricos, puesto que se agrupan hasta las lejanías del camino que asciende a una Jerusalén de curiosa topografía.

Carlos VII – Charles VII - Jean Fouquet


Jean Fouquet
La composición, que muestra al personaje en media figura, con el rostro en tres cuartos de perfil, enmarcado por dos cortinajes simétricos, responde a principios tradicionales de representación. Los rasgos físicos de mayor personalidad –la gran nariz y la boca de estructura carnosa- han sido resaltados por el artista con ánimo de lograr un parecido aceptable. El modelado, sobre todo en los ropajes, es un tanto estereotipado y carece de la riqueza de matices de claroscuro propia de la pintura del bajo Renacimiento. La identificación del personaje se completa con la inscripción que aparece en el marco original: “el muy victorioso rey de Francia Carlos séptimo de tal nombre”.

Anciano con niño – Old man with child – Domenico Ghirlandajo


Domenico Ghirlandajo
Aparte su calidad pictórica, debe su popularidad este cuadro al aspecto físico del anciano, cuya enfermedad –probablemente rinosclerosis- ha sido descrita por el autor con un realismo sin concesiones. El detalle no es puramente anecdótico, sino que revela una actitud ante la realidad y la capacidad para conjugar con ella la expresión de sentimientos, en este caso la ternura, que son por definición inmateriales. Ambos elementos ayudan a la comprensión del arte de Ghirlandajo, en el que juegan, por una parte, el influjo de Masaccio, Botticelli –con quien trabajó en la Capilla Sixtina- y Fray Filippo Lippi y, de otra, una admiración por la pintura flamenca que le lleva en ocasiones a copiar a Van Eyck o a inspirarse en Van der Goes. En este retrato pueden llegar incluso a diferenciarse algunos de tales componentes. La composición, abierta a un paisaje convencional por el lado derecho, es puramente italiana y, de forma más precisa, tiene sus precedentes en retratos de Botticelli. La formulación del paisaje y el tratamiento del detalle, por el contrario, revelan el conocimiento del arte flamenco. Es interesante asimismo señalar que la técnica pictórica, a base de una precisa aplicación del color en trazos lineales paralelos que producen un efecto de rasgueado, se atiene a un procedimiento de tradición medieval.

lunes, 26 de abril de 2010

Venus ante un espejo - Venus with a Mirror - Vecellio di Gregorio Tiziano

Venus ante un espejo - Venus with a Mirror - Vecellio di Gregorio Tiziano - Titian - National Gallery of Art, Washington. A partir de 1550 realiza Tiziano una serie de sus “poesías”, como solía llamarse a los cuadros que toman la mitología como pretexto para la contemplación de la belleza, encarnada generalmente en el desnudo femenino. Algunas de estas poesías formaban parte de los envíos a España para cumplimentar los encargos de Carlos V y luego de Felipe II. Pero la Venus ante un espejo debió ser pintada por gusto del artista, sin destinarla a cliente, puesto que se hallaba todavía en su estudio en 1576, a la muerte de su autor- La diosa del Amor está sentada, con el torso desnudo, envolviendo el resto de su cuerpo en un calido ropaje. Un amorcillo intenta ponerle una corona vegetal, mientras otro sostiene un espejo en el que se contempla Venus. Este espejo –recurso grato a los artistas del Renacimiento- está colocado en tal ángulo que devuelve la mirada de la diosa hacia el espectador, haciéndole partícipe de la sugestión erótica que emana de la figura. Como en todas las obras de esta época final –los últimos veinticinco años de su prolongada actividad-, la expresión se apoya en el poder sugestivo del color, en el que las formas parecen fundirse.
National Gallery of Art, Washington
1555
124,5 x 105,5 cm. Óleo sobre lienzo

Vecellio di Gregorio Tiziano
A partir de 1550 realiza Tiziano una serie de sus “poesías”, como solía llamarse a los cuadros que toman la mitología como pretexto para la contemplación de la belleza, encarnada generalmente en el desnudo femenino. Algunas de estas poesías formaban parte de los envíos a España para cumplimentar los encargos de Carlos V y luego de Felipe II. Pero la Venus ante un espejo debió ser pintada por gusto del artista, sin destinarla a cliente, puesto que se hallaba todavía en su estudio en 1576, a la muerte de su autor.
La diosa del Amor está sentada, con el torso desnudo, envolviendo el resto de su cuerpo en un calido ropaje. Un amorcillo intenta ponerle una corona vegetal, mientras otro sostiene un espejo en el que se contempla Venus. Este espejo –recurso grato a los artistas del Renacimiento- está colocado en tal ángulo que devuelve la mirada de la diosa hacia el espectador, haciéndole partícipe de la sugestión erótica que emana de la figura.
Como en todas las obras de esta época final –los últimos veinticinco años de su prolongada actividad-, la expresión se apoya en el poder sugestivo del color, en el que las formas parecen fundirse.


Obras de:
Vecellio di Gregorio Tiziano
Adán y Eva Amor profano y amor divinoAutorretrato
Concierto campestre Coronación de espinasDánae recibiendo la lluvia de oro
El Dux Niccolo Marcello El emperador Carlos V, a caballo en MühlbergEl hombre de la palma
El hombre del guante El hombre vestido de azulEl tributo del cesar
Flora Jesús y el CireneoLa Bacanal de los Andrios
La Venus de Urbino La Venus del PardoLa Virgen con el Niño entre San Antonio de Padua y San Roque
La Virgen de san Nicoló dei Frari La Virgen y el NiñoNoli me Tangere
Ofrenda a Venus, diosa de los amores PiedadRetrato de Cristoforo Madruzzo
Retrato de Felipe II Retrato de Francisco IRetrato de la emperatriz Isabel de Portugal
Retrato de un caballero veneciano Retrato de una dama con abanicoRetrato de una hija de Roberto Strozzi
Retrato del Dux Andrea Gritti Retrato del Dux Marcantonio TrevisaniRetrato del emperador Carlos V
Retrato del papa Paulo III San Juan BautistaVenus ante un espejo
Venus recreándose con el Amor y la Música / Venus recreándose en la Música Venus vendando los ojos del AmorVenus y Adonis


Pablo, hijo del pintor - The Artists's Son, Paul – Paul Cézanne


Paul Cézanne
Paul Cézanne ha superado la experiencia impresionista cuando en 1885 retrata a Pablo, que entonces tenía trece años. Ahora le preocupa ante todo la construcción, la solidez de los volúmenes, ajustándolos a la geometría “del cilindro y de la esfera” e intentando “hacer Poussin del natural”, según sus propias palabras.
Los planos en que se descompone la figura, cuidadosamente analizados y delimitados, son los que sirven de soporte al color, muy austero. Y para el fondo dispone los tonos en una abstracción geométrica de rombos. Este proceso en la evolución del arte de Cézanne es de transcendentales consecuencias para la pintura moderna, incluido el cubismo

Niña con una regadera - Girl with a Watering Can – Auguste Renoir


Auguste Renoir
Cuadro que goza de la predilección del público, quizá por la simpatía que inspira la figura inocente de la niña rubia en su jardín, cuya personalidad no ha podido ser identificada.
Fechado en 1876, corresponde al período en que Renoir practica un impresionismo integral, tanto en la visión como en la ejecución. Está muy claro el planteamiento del cuadro por colores contrapuestos: el azul del vestido contra el amarillo del pelo, el verde de la hierba contra el ocre de la arena. Y se aprecian los toques de pincel uno a uno, sin fundirse entre sí, según la técnica impresionista más rigurosa.

Mujer pesando perlas - Woman Holding a Balance – Jan Vermeer de Delft

Mujer pesando perlas - Woman Holding a Balance – Jan Vermeer de Delft - National Gallery of Art, Washington. Uno de esos cuadros quietos e intimistas en que este pintor sitúa a una mujer en la calma de una habitación, entregada a una tarea silenciosa, que en este caso consiste en pesar pequeños objetos de oro y perlas con una balanza de platero. Para conseguir el efecto ambiental que se propone ha seguido la trayectoria de un rayo de luz que se filtra por una cortina anaranjada desde el ángulo superior izquierdo y cruza en diagonal hasta las baldosas del inferior derecho. En su recorrido ilumina aquellos puntos que el artista le interesa destacar. Una suave claridad da su textura a la lisa pared y deja adivinar un cuadro colgado en ella que representa el Juicio Final. Sobre la masa oscura de primer término, saca los brillos del terciopelo azul. Pero su poder definidor se concentra en las alhajas que hay sobre la mesa y en la figura estática de la mujer, presentada con gran delicadeza y hasta con el tierno rasgo de indicar discretamente que en breve va a ser madre.
National Gallery of Art, Washington
1663
42,5 cm × 38 cm. Óleo sobre lienzo

Jan Vermeer de Delft
Uno de esos cuadros quietos e intimistas en que este pintor sitúa a una mujer en la calma de una habitación, entregada a una tarea silenciosa, que en este caso consiste en pesar pequeños objetos de oro y perlas con una balanza de platero.
Para conseguir el efecto ambiental que se propone ha seguido la trayectoria de un rayo de luz que se filtra por una cortina anaranjada desde el ángulo superior izquierdo y cruza en diagonal hasta las baldosas del inferior derecho. En su recorrido ilumina aquellos puntos que el artista le interesa destacar. Una suave claridad da su textura a la lisa pared y deja adivinar un cuadro colgado en ella que representa el Juicio Final. Sobre la masa oscura de primer término, saca los brillos del terciopelo azul. Pero su poder definidor se concentra en las alhajas que hay sobre la mesa y en la figura estática de la mujer, presentada con gran delicadeza y hasta con el tierno rasgo de indicar discretamente que en breve va a ser madre.


Obras de:
Jan Vermeer de Delft
El pintor en su taller La alcahuetaLa encajera
La mujer del collar de perlas Muchacha dormida Mujer joven con una jarra
Mujer pesando perlas


Muchacha vestida de blanco - The White Girl – James Whistler

Muchacha vestida de blanco - The White Girl – James Whistler, Galería Nacional de Washington, National Gallery of Art, Washington, El cuadro se conoce también con el título de Retrato de Jo, por ser el modelo una amiga del pintor llamada Joanna Heffernan. Luego el mismo Whistler le llamará Sinfonía en blanco nº 1, Cristo, modern art, Barroco, Barcelona, Madrid, España, Obras maestras, Pintura, Escultura, Poesía, Artistas universales, Museos importantes, Obras maestras. Pintura, Escultura, Poesía, Artistas, Museo del Prado, D'Orsay, Louvre, National Gallery, Madrid, Italia, París, Londres, Renacimiento, Barroco, Impresionismo, Poesía, New York, Florencia, Moscú, Museo del Arte.
National Gallery of Art, Washington
1861
215 cm × 108 cm. Óleo sobre lienzo

James Whistler
El cuadro se conoce también con el título de Retrato de Jo, por ser el modelo una amiga del pintor llamada Joanna Heffernan. Luego el mismo Whistler le llamará Sinfonía en blanco nº 1, con lo que indica que en este lienzo inició su interés por las relaciones tonales y en especial por las superposiciones de blancos sobre blancos, con extraordinaria finura en la mirada y admirable refinamiento en la dosificación. Esta pintura sitúa a Whistler en el punto de transición de su arte, después de haber estudiado con gran interés a Courbet y a otros impresionistas.

sábado, 24 de abril de 2010

La marquesa de Pontejos – Francisco de Goya


Francisco de Goya
Un retrato ejemplar, uno de los primeros con los que adquirió su fama de retratista y conquistó a la sociedad madrileña- Está pintado en 1786, fecha que para Goya es temprana aunque en ella cumpliera sus cuarenta años. En esa época trabajaba en la Real Fábrica de Tapices, pintando cartones para ser tejidos. A la manera propia de la tapicería responde el fondo de paisaje desvaído, de entonación pálida, que tiene por objeto destacar la figura, gallardamente en pie, luciendo las complicadas galas de su tiempo, desde el ancho sombrero y el enorme peinado hasta la profusión de cintas que guarnece la falda abullonada, acampanada y plisada. Es un falso atavío pastoril, según la moda bucólica que venía de la corte francesa.
La marquesa de Pontejos, dama bella e ilustre, casada sucesivamente con tres personajes influyentes, deslumbraba de este modo a la aristocracia de Madrid.
Goya, al pintarla, ha accedido a representar todas sus vanidades, pero no ha hecho un retrato superficial o de compromiso. Muy al contrario, ha penetrado decididamente en la psicología del personaje y ha dado consistencia humana a tanta frivolidad.
Tan admirable es la intensidad de la mirada femenina como la finísima matización de blancos y grises en el vestido o la certera vida del perro que se adelanta para encararse con el espectador.

Familia de saltimbanquis - Family of Saltimbanquis – Pablo Ruiz Picasso


Pablo Ruiz Picasso
Uno de los cuadros que más han contribuido a cimentar la fama de Picasso; es uno de los jalones firmes en la agitada evolución de su arte. A partir de 1902 se interesa por la vida del circo, por los payasos y acróbatas trashumantes, cuya sordidez dignifica con un halo pintoresco, sentimental y melancólico. Según su costumbre, toma numerosos apuntes, realiza estudios con variaciones, insiste sobre los mismos personajes a los que reconoceremos en varios cuadros y, en definitiva, se obstina en llegar hasta el final en el conocimiento de los modelos que ha elegido.
Establecido definitivamente en París desde 1904, al año siguiente concluye esta obra, en la que agrupa a todos sus saltimbanquis, tristes, estáticos, con sus trajes ajados y vistosos, ante un paisaje desolado y desértico, “en un entristecido cosmos”, como dice Rainer Maria Rilke en el poema que dedicó diez años más tarde a esta pintura.
Es el cuadro más representativo de la “época rosa”, como se llama a este período de la producción picassiana, en que trocó los colores intensos de su época azul por estos grises sonrosados de exquisita delicadeza.

El niño de los Roulin – Roulin son – Vincent Van Gogh

National Gallery of Art, Washington
1888
35 x 24 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
Pequeño estudio de retrato infantil pintado en 1888, poco después de establecerse Van Gogh en Arles, cuando su pintura se hace cada vez más clara y su carácter más sombrío. Era el retratado hijo del cartero que le llevaba la correspondencia y con cuya familia hizo amistad.
En aquellos días de crisis temperamental no debía estar el ánimo de Van Gogh para apreciar la ternura infantil, y así nos choca la expresión hosca, obsesiva, del infante. El pintor ha procurado, de todos modos, darle aire ingenuo simplificando los rasgos, entonando en blanco y entreteniéndose en observar los dedos de color de rosa.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Cerca de Venecia - Approach to Venice - Joseph Mallord William Turner

Cerca de Venecia - Approach to Venice - Joseph Mallord William Turner - National Gallery of Art, Washington. En el proceso de análisis de la luz en que consiste la carrera artística de Turner, esta obra corresponde al resultado final, al momento en que ya la luminosidad se ha apoderado del cuadro y en ella se diluyen los seres y los objetos. Veladuras superpuestas que dejan traslucir la preparación blanca logran este efecto atmosférico, tembloroso y casi irreal. Se supone que ejecutó este cuadro hacia 1843, utilizando en su taller el recuerdo visual y los apuntes que había traído de su último viaje a Venecia.
National Gallery of Art, Washington
1843
62 x 94 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
En el proceso de análisis de la luz en que consiste la carrera artística de Turner, esta obra corresponde al resultado final, al momento en que ya la luminosidad se ha apoderado del cuadro y en ella se diluyen los seres y los objetos. Veladuras superpuestas que dejan traslucir la preparación blanca logran este efecto atmosférico, tembloroso y casi irreal.
Se supone que ejecutó este cuadro hacia 1843, utilizando en su taller el recuerdo visual y los apuntes que había traído de su último viaje a Venecia.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


Autorretrato con halo - Self-Portrait with Halo – Paul Gauguin


Paul Gauguin
En éste autorretrato, los colores dominantes son un rojo y un amarillo vivísimos y enteros, que parten el cuadro por la mitad. A ellos se superpone la faz aguileña y snob del pintor con trazos rotundos y un modelado consistente. Pero además Gauguin se entrega al simbolismo y se adjudica los atributos que le revisten de la condición de nuevo Adán, junto a las manzanas que penden de una ramita y teniendo una serpiente entre los dedos. El reptil y los tallos de una extraña planta se combinan para formar un arabesco y establecer particiones tajantes del espacio pictórico, a la manera de los esmaltes alveolados.
Y todavía el autor se concede a sí mismo una aureola de santidad, flotante sobre su cabeza, en una curiosa exaltación de la propia personalidad.

San Martín y el pobre - St.Martin and the beggar – El Greco


El Greco
Existen dos ejemplares del cuadro titulado San Martín y el pobre. Estas repeticiones, con mayores o menores variantes, son habituales en la producción del cretense, pero hay diferencias entre ellas por razón de su calidad. Este ejemplar es totalmente de manos de Domenico y se sitúa alrededor del año 1598; lleva una firma muy explícita en griego y procede del altar de la izquierda en la capilla de San José de Toledo, donde estuvo hasta 1906. Por añadidura, se conservan los documentos referentes a su contratación con curiosas incidencias en la tasación de su precio. El otro ejemplar, de tamaño menor, es una réplica tardía en cuya ejecución participarían los ayudantes del taller.
La piadosa tradición de san Martín partiendo su capa con la propia espada para dar la mitad a un pobre está plasmada aquí en un grupo monumental que sigue las normas compositivas del manierismo. El paisaje del fondo tiene el verdor de la vega toledana, en la que se adivinan la gran rueda hidráulica en el Tajo, algunas construcciones de la parte baja de la ciudad y en alto el castillo de San Servando.
Con típico anacronismo, san Martín lleva una hermosa armadura pavonada con golilla, propia del siglo XVI.
Figuras de canon alargado, líneas ondulantes, densas masas de colores contrapuestos caracterizan la fase de plenitud en la obra idealista y exaltada de Theotocopouli. Dentro de su vibración cromática hay una sólida construcción, especialmente apreciable en el soberbio torso desnudo del pobre, cuya anatomía está perfectamente modelada por la luz.

San Jorge y el dragón - St George and the Dragon – Rafael Sanzio


Rafael Sanzio
La tablita pequeña, 28 x 21 cm., es un prodigio de buena conservación, a pesar de los traslados y cambios de mano por los que ha pasado desde que se pintó, hacia 1505, hasta nuestros días.
Fue un encargo del duque de Urbino, Guidobaldo de Montefeltro, para ofrecerla al rey Enrique VII de Inglaterra en testimonio de gratitud por haberle concedido la orden de la Jarretera. Así pasó a la corte británica, de donde debió salir en los turbulentos días de Cromwell.
La composición, tan dinámica como equilibrada, toma por ejes dos líneas diagonales cruzadas que tienen su centro en la figura del santo caballero, subrayada una por la lanza y la otra por la posición del caballo. La figura arrodillada de la princesa Cleodolinda se contrapone a la masa del dragón. Y sobre la quietud del paisaje se agitan los valientes escorzos del jinete, su montura y el monstruo. Todo ello en un aire transparente, en una clara luminosidad que pone en evidencia los más pequeños detalles.
Entre esos detalles, llamemos la atención sobre la cinta azul de la Jarretera que ostenta san Jorge en torno a la armadura de la pierna, debajo de la rodillera; puede leerse la primera palabra del lema “Honni soit qui mal y pense”.También se ve muy bien la firma RAPHELLO en el atalaje del caballo, así como una V que equivaldrá a “de Urbino”.

San Jerónimo en el desierto - St. Jerome in the Wilderness – Pietro Perugino


Pietro Perugino
Está el santo arrodillado en oración y con la piedra en la diestra, junto al león tendido. Dos niños ante la boca de la cueva aluden a otro episodio de su leyenda. Y más allá el “desierto”, que no es tal, sino un paraje ameno con hermosa vegetación, al fondo del cual se atisba una buena ciudad.
El paisaje parece influido por los de Pinturicchio, con quien Perugino colaboraba por entonces en la capilla Sextina. Su contrastada y profunda luminosidad presta el mayor encanto a esta pintura.

Retrato del dux Andrea Gritti - Portrait of Doge Andrea Gritti – Vecellio di Gregorio Tiziano

Retrato del dux Andrea Gritti - Portrait of Doge Andrea Gritti – Vecellio di Gregorio Tiziano - Titian - National Gallery of Art, Washington.  El retrato nos muestra la enérgica faz de este anciano que por 1537 hubo de afrontar la difícil situación de la República veneciana, sola ante la amenaza del poderío turco en el mediterráneo. La indomable resolución de su carácter se manifiesta en la mirada, en el gesto y en esa mano de exagerado tamaño para dar una impresión de fuerza. El personaje lleva el gorro, el manto y el anillo que acreditan su rango y la figura está tratada a pinceladas amplias, ásperas, para producir un efecto visual a distancia, lo que indica que el cuadro debía estar colgado a gran altura en el palacio ducal. Está firmado y lleva inscripción con el nombre del Dux.
National Gallery of Art, Washington
1546-48
133,6 x 103,2 cm. Óleo sobre lienzo

Vecellio di Gregorio Tiziano
El retrato nos muestra la enérgica faz de este anciano que por 1537 hubo de afrontar la difícil situación de la República veneciana, sola ante la amenaza del poderío turco en el mediterráneo. La indomable resolución de su carácter se manifiesta en la mirada, en el gesto y en esa mano de exagerado tamaño para dar una impresión de fuerza.
El personaje lleva el gorro, el manto y el anillo que acreditan su rango y la figura está tratada a pinceladas amplias, ásperas, para producir un efecto visual a distancia, lo que indica que el cuadro debía estar colgado a gran altura en el palacio ducal. Está firmado y lleva inscripción con el nombre del Dux.


Obras de:
Vecellio di Gregorio Tiziano
Adán y Eva Amor profano y amor divinoAutorretrato
Concierto campestre Coronación de espinasDánae recibiendo la lluvia de oro
El Dux Niccolo Marcello El emperador Carlos V, a caballo en MühlbergEl hombre de la palma
El hombre del guante El hombre vestido de azulEl tributo del cesar
Flora Jesús y el CireneoLa Bacanal de los Andrios
La Venus de Urbino La Venus del PardoLa Virgen con el Niño entre San Antonio de Padua y San Roque
La Virgen de san Nicoló dei Frari La Virgen y el NiñoNoli me Tangere
Ofrenda a Venus, diosa de los amores PiedadRetrato de Cristoforo Madruzzo
Retrato de Felipe II Retrato de Francisco IRetrato de la emperatriz Isabel de Portugal
Retrato de un caballero veneciano Retrato de una dama con abanicoRetrato de una hija de Roberto Strozzi
Retrato del Dux Andrea Gritti Retrato del Dux Marcantonio TrevisaniRetrato del emperador Carlos V
Retrato del papa Paulo III San Juan BautistaVenus ante un espejo
Venus recreándose con el Amor y la Música / Venus recreándose en la Música Venus vendando los ojos del AmorVenus y Adonis


Retrato de Marie Derrien – Portrait of Marie Derrien – Paul Gauguin


Paul Gauguin
La modelo aparece sentada en un sillón de brazos envolventes, con una mano sobre el halda, y en tres cuartos de perfil. Sobre la mesa del fondo existe un bodegón compuesto por un vaso, un cuchillo, varios frutos y una servilleta. En último término, Gauguin representó una naturaleza muerta de Cézanne que en la época de realización del cuadro -1890- le pertenecía. El primer elemento estilístico a señalar es, precisamente, el estilo cézanniano que adoptan no sólo la copia de dicha obra, sino también los objetos situados tras la figura. En la construcción de retrato prevalece un sentido lineal, si bien matizado por una técnica de coloración y modelado, a base de pinceladas paralelas, que denota igualmente la influencia de Cézanne. Durante algún tiempo se pensó que el cuadro representaba a Marie Henry, propietaria de la pensión de Le Pouldu en la que Gauguin se hospedó entre octubre de 1889 y fines de 1890.

lunes, 19 de abril de 2010

Madonna de Alba - The Alba Madonna – Rafael Sanzio


Rafael Sanzio
Pintura que fue pasada de tabla a lienzo. Fue ejecutada hacia 1510, cuando el maestro residía ya en Roma y trabajaba en las Estancias del Vaticano.
Este cuadro tiene una curiosa historia. Originariamente estuvo en una iglesia cercana a Nápoles. Allí fue vendida, en el siglo XVII, a un virrey de España que sin duda sería el conde de Monterrey, pues así se explica que por sucesión pasara a la casa de Alba, de la que ha tomado nombre. De la colección ducal salió durante la guerra de la Independencia y hasta se cuenta la leyenda de que fue entregada a cambio de la vida de sus dueños. Es probable que se la llevaran las tropas de Wellington, puesto que apareció en Londres, donde la compró el zar de Rusia. Y, por último, se fue a América con las adquisiciones de Mr. Mellon a los soviets.
Las dificultades que comporta la composición circular del tondo están magistralmente resueltas mediante un ritmo de líneas curvas que encierran el grupo formado por la Virgen, el Niño Jesús y san Juanito. Este núcleo se despega de la horizontalidad del paisaje y de ese modo cobra relieve. En cuanto al tipo ideal de belleza a que ha llegado Rafael en esta Madonna, tendrá una influencia decisiva y perdurable, tanto en los manieristas que le siguen como en los clasicistas del XIX que pretenden revivirlo.

Laocoonte y sus hijos - Laocoonte and his sons – El Greco


El Greco
A comienzos del siglo XVI había sido descubierta en Roma la famosa escultura helenística –hoy en el Museo Vaticano- en que Laocoonte, sacerdote troyano de Poseidón, es devorado juntamente con sus dos hijos por serpientes salidas del mar, como castigo de los dioses por haber golpeado con su lanza el caballo de madera consagrado a Minerva, que en realidad encerraba en su vientre a los soldados griegos prestos a introducirse en la ciudad para arrasarla. El tema había sido tratado por los humanistas e inspiró como consecuencia al arte.
El Greco no repite la composición clásica, puesto que no tenía la exigencia de agrupar las figuras en un bloque de mármol, sino que más bien separa las figuras, tan compactas en aquél, dejando al anciano Laocoonte tendido en el suelo y agarrando una serpiente con sus manos, un hijo detrás, echado y en violento escorzo, mientras el otro está en pie a la izquierda, esforzándose por apartar el reptil que le muerde en el costado. Para cerrar la composición por el otro lado están de pie las figuras de unos dioses. Queda así un gran espacio abierto en la mitad superior del cuadro, cuyo centro ocupa el gigantesco caballo ante la puerta de la ciudad. Y esa puerta es la toledana de Bisagra, que era moderna en tiempos del Greco; tras ella, las murallas y edificios de Toledo, el paisaje grandioso y entrañable que repitió siempre Domenico.
Ésta es la única obra de asunto mitológico que pintó y el cuadro español con mayor numero de desnudos en su época, unos desnudos esenciales y casi inmateriales, que arden en la llama de su propia exaltación.
Hermano de Anquises y sacerdote de Apolo, Laocoonte, es, con Casandra, el único en poner en guardia a Troya contra el misterioso caballo de madera ideado por Ulises que los griegos, para engañar a los troyanos, habían abandonado en el campo de batalla después de fingir que se retiraban con toda su flota.
Laocoonte, que había arrojado una jabalina contra los flancos del gigantesco animal revelando así que estaba hueco, se opuso a que fuera introducido en el recinto de la ciudad y aconsejó quemarlo. Pero dos serpientes monstruosas surgieron del mar y aferraron con sus anillos a los dos hijos de Laocoonte, asfixiándolos, así como a su padre, que había corrido en su ayuda. Aquellas serpientes habían sido enviadas por Apolo, furioso contra Laocoonte porque este había profanado su templo al unirse a su esposa a los pies de la estatua divina. Los troyanos, espantados por estas muertes y engañados por un espía enemigo, interpretaron, sin embargo, el prodigio como un castigo divino por haber osado oponerse al caballo. Para no incurrir en las iras de los Inmortales, se apresuraron a introducirlo dentro de las murallas de la ciudad, precipitando así la ruina de Troya.

José acusado por la mujer de Putifar - Joseph accused by Potiphar's wife - Harmenszoon van Rijn Rembrandt


Harmenszoon van Rijn Rembrandt
Composición muy simple, se relata el pasaje bíblico: la mujer en el centro, sentada en el lecho, hablando con ademán declamatorio; Putifar, con indumentaria turca, escucha la calumnia, y José, al otro lado, calla abrumado por la acusación.
Toda la mitad superior del cuadro es una sombra densa, mientras en la inferior juegan la luz y la penumbra para valorar el papel de cada uno de los tres personajes.

El molino - The mill - Harmenszoon van Rijn Rembrandt


Harmenszoon van Rijn Rembrandt
Entre las obras de Rembrandt contemplamos este paisaje titulado El molino, por ser éste el motivo destacado que lo centra. Tradicionalmente ha sido considerado como el mejor paisaje del holandés y se cree que fue pintado en 1650.
Es justa la fama del cuadro, que como ningún otro sabe transmitirnos el sentimiento romántico de la naturaleza, así como la presencia del hombre en ella, simbolizada por las pequeñas figuras en el camino, la barca en el río quieto y, sobre todo, el molino que parece presidir el mundo desde su altura. El crepúsculo vespertino dosifica sus fulgores y sus sombras, creando una atmósfera brumosa, en la que nuestra atención ha de esforzarse por penetrar para descubrir todos los aspectos, matices y detalles de tan sabia pintura.

Autorretrato – Self portrait - Harmenszoon van Rijn Rembrandt


Harmenszoon van Rijn Rembrandt
Más de cien veces se tomó Rembrandt a sí mismo como modelo en pinturas y dibujos, por lo que su efigie nos es bien conocida en distintas edades, y en diversos estados de ánimo, en esta se representa cuando el autor tenía cincuenta y tres años.
Aquí le vemos en el apogeo de su arte, pero también prematuramente envejecido, hundido por las tribulaciones. Sus asuntos particulares e íntimos marchaban mal: en 1654 la Iglesia reformada había condenado su concubinato con Hendrickje Stoffels; dos más tarde llegó la bancarrota que le obligaría a vender sus colecciones y su casa. Estaba cargado de problemas.
La grave mirada y el rictus amargo que muestra este autorretrato acusan los desastres que le afligían. Y sin embargo, la mano del pintor no vacila. Está en pleno dominio de sus recursos pictóricos, cuando el toque se recrea en la materia espesa y la materia fluida, para lograr intensos efectos expresivos, fundidos en una luz dorada. Es ésta la plenitud de su arte.

sábado, 17 de abril de 2010

Tempestad de nieve - Snow Store - Joseph Mallord William Turner

Tempestad de nieve - Snow Store - Joseph Mallord William Turner - Tate Gallery, Londres. Turner ha querido plasmar en esta composición sus recuerdos de un incómodo y peligroso viaje por mar, realizado a fines de enero de 1842. El buque que aparece en la cresta de las olas, debatiéndose en la marejada, es un vapor de ruedas; según indica el largo titulo original del cuadro, se halla en trance de “hacer señales en la boca del puerto, navegando al escandallo”. Las masas grisáceas que se arremolinan en torno a él dan el toque dramático de la situación.
Tate Gallery, Londres
1842
91,4 x 121, 9 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
Turner ha querido plasmar en esta composición sus recuerdos de un incómodo y peligroso viaje por mar, realizado a fines de enero de 1842. El buque que aparece en la cresta de las olas, debatiéndose en la marejada, es un vapor de ruedas; según indica el largo titulo original del cuadro, se halla en trance de “hacer señales en la boca del puerto, navegando al escandallo”. Las masas grisáceas que se arremolinan en torno a él dan el toque dramático de la situación.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


Lluvia, vapor y velocidad - Rain, Steam and Speed, The Great Western Railway - Joseph Mallord William Turner

Lluvia, vapor y velocidad - Rain, Steam and Speed, The Great Western Railway - Joseph Mallord William Turner - National Gallery, Londres. Turner representa en el contexto de la pintura inglesa, un intento aislado y vanguardista de expresar la luminosidad y el carácter atmosférico del espacio por medio del color. Incluso por el tema elegido, este cuadro ha de considerarse como un ejemplo de la personalidad progresista de su autor, quien opone un símbolo de la técnica moderna –el ferrocarril- a las viejas fuerzas de la naturaleza. El procedimiento efectista del cuadro, compuesto por amplias manchas de color, toques puntillistas y rasgos esgrafiados en la masa pictórica, no tiene precedentes válidos en la tradición paisajística. A pesar de la ausencia de detalles, se ha podido identificar esta vista con el puente de ferrocarril sobre el Támesis construido entre las localidades de Taplow y Maidenhead, en la línea del Great Western Railway.
National Gallery, Londres
1844
91 x 121,8 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
Turner representa en el contexto de la pintura inglesa, un intento aislado y vanguardista de expresar la luminosidad y el carácter atmosférico del espacio por medio del color. Incluso por el tema elegido, este cuadro ha de considerarse como un ejemplo de la personalidad progresista de su autor, quien opone un símbolo de la técnica moderna –el ferrocarril- a las viejas fuerzas de la naturaleza. El procedimiento efectista del cuadro, compuesto por amplias manchas de color, toques puntillistas y rasgos esgrafiados en la masa pictórica, no tiene precedentes válidos en la tradición paisajística. A pesar de la ausencia de detalles, se ha podido identificar esta vista con el puente de ferrocarril sobre el Támesis construido entre las localidades de Taplow y Maidenhead, en la línea del Great Western Railway.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


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