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domingo, 21 de julio de 2013

Sauces a la puesta de sol - Willows at Sunset - Vincent Van Gogh

Sauces a la puesta de sol - Willows at Sunset - Vincent Van Gogh -  Króller-Müller Museum, Otterlo. El pintor realiza aquí una imagen de una fuerza extraordinaria, dotada de un gran impacto emotivo. Una franja azul central, ante la que se recortan las siluetas simplificadas de los sauces, sintetizadas en pocas líneas marrones, hace de línea divisoria entre el cielo y el campo, dos zonas de color cálido, cargadas de rojos, anaranjados, amarillos. El sol es un disco del cual parten largas estrías de color que transforman el astro en un verdadero centro de irradiación de energía. Para equilibrar la potencia de semejante cielo, Van Gogh ha concedido un amplio espacio a la hierba alta y seca del campo, encuadrada en primerísimo plano. Da casi la impresión de que estamos tendidos en el prado, mirando hacia el horizonte. Entre tierra y cielo se interponen los perfiles de tres sauces pelados, dispuestos en una línea diagonal, que dividen rítmicamente la imagen. Sus ramas desnudas se alargan hacia arriba y quedan cortadas por el propio margen del soporte. Mediante el juego de claroscuros y la alternancia de tonos cálidos y fríos, todos ellos cargados de color, Vincent da cuerpo a una visión poderosa. Las masas están sintetizadas al máximo, las largas pinceladas generan una retícula de líneas entre los ojos del observador y el fondo.
Króller-Müller Museum, Otterlo
1888
31,5 x 34,5 cm. Óleo sobre lienzo aplicado sobre cartón

Vincent Van Gogh
El pintor realiza aquí una imagen de una fuerza extraordinaria, dotada de un gran impacto emotivo. Una franja azul central, ante la que se recortan las siluetas simplificadas de los sauces, sintetizadas en pocas líneas marrones, hace de línea divisoria entre el cielo y el campo, dos zonas de color cálido, cargadas de rojos, anaranjados, amarillos. El sol es un disco del cual parten largas estrías de color que transforman el astro en un verdadero centro de irradiación de energía. Para equilibrar la potencia de semejante cielo, Van Gogh ha concedido un amplio espacio a la hierba alta y seca del campo, encuadrada en primerísimo plano. Da casi la impresión de que estamos tendidos en el prado, mirando hacia el horizonte. Entre tierra y cielo se interponen los perfiles de tres sauces pelados, dispuestos en una línea diagonal, que dividen rítmicamente la imagen. Sus ramas desnudas se alargan hacia arriba y quedan cortadas por el propio margen del soporte. Mediante el juego de claroscuros y la alternancia de tonos cálidos y fríos, todos ellos cargados de color, Vincent da cuerpo a una visión poderosa. Las masas están sintetizadas al máximo, las largas pinceladas generan una retícula de líneas entre los ojos del observador y el fondo.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Venus y Marte / Carlo Saraceni

Museo de Sao Paulo

Carlo Saraceni
El cuadro ofrece un fondo boscoso surcado por un torrente, resuelto con una técnica depurada que bordea el miniaturismo; las masas arbóreas adquieren sus volúmenes con la dosificación de los efectos luminosos. Los personajes ocupan una situación un tanto secundaria, bajo un dosel de cortinajes que tiene escasa justificación en el escenario. Marte ha depositado su coraza, escudo y espada en el suelo, y contempla a Venus sentada sobre su rodilla. Dos amorcillos juegan con el casco del dios guerrero, mientras que, al otro lado, un grupo de putti se entrega a la danza y a una infantil pelea. Todas estas figuras constituyen un motivo para el estudio de las inflexiones de la luz sobre las formas que, en virtud de un claroscuro efectista, adquieren el lugar que les corresponde en el espacio pictórico.

San Jerónimo / Michelangelo Merisi da Caravaggio

Galería Borghese, Roma

Michelangelo Merisi da Caravaggio
En la representación del Padre de la Iglesia, Caravaggio combinó la tradición pictórica del norte con la del sur de Europa. Más allá de los Alpes el santo solía mostrarse como media figura de tamaño natural en interiores, mientras que en las zonas meridionales aparecía como asceta en soledad, semidesnudo y de menor tamaño. Caravaggio prescindió del entorno paisajístico y colocó al personaje en un espacio interior a tamaño natural. Un sencillo escritorio de madera sirve de soporte a los libros. El pintor renunció a añadir detalles que permitieran especificar el lugar. Los puntos clave están realzados por efectos luminosos. Caravaggio trabajó con un modelo, y dejando de lado la actividad propia del santo, lo mostró enfrascado en la lectura.

miércoles, 17 de julio de 2013

San Jerónimo / Andrea Mantegna

Museo de Sao Paulo

Andrea Mantegna
El santo aparece sentado sobre un peñasco a la entrada de la cueva que cobija su vida eremítica, en una situación un tanto secundaria que obliga al espectador a dirigir su atención hacia el paisaje descrito por el artista. En el centro de la composición ha dispuesto una peculiar eminencia rocosa, de formas vivas y agresivas, horadada por capricho de la naturaleza, de modo que a través de ella se divisa un camino que conduce al horizonte. En el lado derecho, bajo un denso celaje poblado por nubes transparentes, serpentea un río flanqueado por árboles desnudos y verticales roquedos. El basamento de la cueva, de morfología tabular recortada en sinuosos perfiles, constituye el nexo de unión entre los diversos elementos compositivos, la figura y el paisaje. 
Prevalece también en Mantegna un gusto por la introducción de representaciones de animales, como el mochuelo que corona la cueva o el león que acompaña al santo en calidad de atributo.

San Ignacio en una guirnalda de flores - San Ignacio in a wreath of flowers - Daniel Seghers

San Ignacio en una guirnalda de flores - San Ignacio in a wreath of flowers - Daniel Seghers - Pinacoteca Vaticana. La figura central, en éxtasis y sostenida por ángeles, queda minimizada por la enorme guirnalda floral, verdadera protagonista de la composición. Los elementos vegetales que la forman han sido descritos con meticuloso detalle, inspirándose el artista en el natural. Flores silvestres o de jardín animan esta aureola acorazonada, interpretando una sinfonía cromática de variados tonos. En la parte superior, cuatro ángeles de gran tamaño cumplen la función de sostener tan prolijo ramillete.
Pinacoteca Vaticana
1590
190 x 120 cm. Óleo sobre lienzo

Daniel Seghers
La figura central, en éxtasis y sostenida por ángeles, queda minimizada por la enorme guirnalda floral, verdadera protagonista de la composición. Los elementos vegetales que la forman han sido descritos con meticuloso detalle, inspirándose el artista en el natural. Flores silvestres o de jardín animan esta aureola acorazonada, interpretando una sinfonía cromática de variados tonos. En la parte superior, cuatro ángeles de gran tamaño cumplen la función de sostener tan prolijo ramillete.


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Retrato de Jorge IV de Inglaterra / Thomas Lawrence

Pinacoteca Vaticana

Thomas Lawrence
El lienzo, en el que la figura del monarca británico adquiere dimensión real, pone de manifiesto las características propias de su autor que, durante su estancia en Roma, mereció el calificativo de Tiziano inglés. Corresponde la obra a la última década de la vida del artista y revela, tanto por su composición grandilocuente, en la que sintetiza el conocimiento de la pintura áulica de épocas anteriores, como por el virtuosismo técnico, una personalidad madura en la que se aúnan la sabiduría del barroco y las inquietudes de un romanticismo incipiente. El cuadro fue ejecutado hacia 1820.

jueves, 11 de julio de 2013

Retrato de Pére Tanguy - Portrait of Pere Tanguy - Vincent Van Gogh

Retrato de Pére Tanguy - Portrait of Pere Tanguy - Vincent Van Gogh -  Colección Particular. El comercio del bretón pére Tanguy era un lugar de encuentro de los impresionistas y de la joven vanguardia; allí Pissarro, Cézanne y Gauguin podían encontrarse y ver sus telas. La idea del retrato rodeado de objetos de arte era entonces común entre los artistas cultos y curiosos. Con gran decisión Van Gogh representa tanto su amistad con pére Tanguy como su amor por el arte exótico. Los rasgos toscos de Tanguy, especialmente los ojos, son ejecutados con fuerza. El pintor indaga con cariño en las cualidades del amigo. El rostro  presenta una especial viveza; el espíritu del hombre se difunde en torno a él, reflejándose en los rasgos y en las pinceladas. La figura de Tanguy, perfectamente frontal, recuerda tanto el arte medieval como los inicios de la fotografía. Quince toques de verde y rojo en el rostro y en las manos funden la figura con el ambiente. Las manos, muy unidas, están llenas de vida y de firmeza. El hombre aparece sentado, con sombrero y chaqueta abotonada; las manos grandes, toscas, unidas sobre el regazo; tiene el rostro serio y la mirada un poco desconcertada. El artista no ha idealizado al anciano; se ha centrado en la realidad psicológica del hombre, cuya expresión deja traslucir la bondad de su carácter.
Colección Particular
1887-88
65 x 51 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
El comercio del bretón Pére Tanguy era un lugar de encuentro de los impresionistas y de la joven vanguardia; allí Pissarro, Cézanne y Gauguin podían encontrarse y ver sus telas. La idea del retrato rodeado de objetos de arte era entonces común entre los artistas cultos y curiosos. Con gran decisión Van Gogh representa tanto su amistad con Pére Tanguy como su amor por el arte exótico. 
Los rasgos toscos de Tanguy, especialmente los ojos, son ejecutados con fuerza. El pintor indaga con cariño en las cualidades del amigo. El rostro presenta una especial viveza; el espíritu del hombre se difunde en torno a él, reflejándose en los rasgos y en las pinceladas. La figura de Tanguy, perfectamente frontal, recuerda tanto el arte medieval como los inicios de la fotografía. Quince toques de verde y rojo en el rostro y en las manos funden la figura con el ambiente. Las manos, muy unidas, están llenas de vida y de firmeza. El hombre aparece sentado, con sombrero y chaqueta abotonada; las manos grandes, toscas, unidas sobre el regazo; tiene el rostro serio y la mirada un poco desconcertada. El artista no ha idealizado al anciano; se ha centrado en la realidad psicológica del hombre, cuya expresión deja traslucir la bondad de su carácter.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


lunes, 8 de julio de 2013

Ronda de prisioneros - Round prisoners - Vincent Van Gogh

Ronda de prisioneros - Round prisoners - Vincent Van Gogh -  Museo Pushkin, Moscú. Este cuadro, pintado en 1890 y conservado en el Museo Pushkin de Moscú, se basa en un grabado de Gustave Doré que Theo envió a Vincent cuando éste estaba internado en el hospital de Arles. En la "fosa de las serpientes", opresiva con sus paredes sin fin, dos mariposas blancas, casi invisibles en una primera mirada, aletean una junto a otra (pared frontal, arriba y a la izquierda). Tal vez se trate de una señal de esperanza o acaso de la intensa nostalgia de una ligereza llena de gracia y libertad, irremediablemente perdida. Obsérvese la finura de la textura cromática, que interpreta de manera lírica el blanco y el negro del grabado de Doré. Parece como si Vincent quisiera poner freno a la fuerza autodestructiva que minaba su mente mediante la meticulosidad del dibujo. Las figuras con sombrero de copa parecen sacadas de un grabado de Daumier. Su realidad burguesa se contrapone netamente al dolor de los prisioneros. Simples observadores más que carceleros, muestran su indiferencia por la marcha sin fin de los desgraciados. Van Gogh reinterpreta una imagen en la que cree ver reflejados su tormentoso sentido de claustrofóbica reclusión y su deseo de fuga. La ronda es para Vincent una metáfora de su vida, dividida entre un sofocante sentido de culpa y un deseo angustioso de libertad. Según algunos intérpretes, en el joven rubio que se vuelve hacia el público debe reconocerse un autorretrato de Van Gogh. En realidad, esta imagen debió ser para el pintor una especie de imagen obsesiva. Los prisioneros son treinta y siete, un número que aparece con una frecuencia nefasta en la vida de Vincent, que se suicidará a los treinta y siete años.
Museo Pushkin, Moscú
1890
80 x 64 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
Este cuadro, pintado en 1890 y conservado en el Museo Pushkin de Moscú, se basa en un grabado de Gustave Doré que Theo envió a Vincent cuando éste estaba internado en el hospital de Arles. 
En la "fosa de las serpientes", opresiva con sus paredes sin fin, dos mariposas blancas, casi invisibles en una primera mirada, aletean una junto a otra (pared frontal, arriba y a la izquierda). Tal vez se trate de una señal de esperanza o acaso de la intensa nostalgia de una ligereza llena de gracia y libertad, irremediablemente perdida. Obsérvese la finura de la textura cromática, que interpreta de manera lírica el blanco y el negro del grabado de Doré. Parece como si Vincent quisiera poner freno a la fuerza autodestructiva que minaba su mente mediante la meticulosidad del dibujo. Las figuras con sombrero de copa parecen sacadas de un grabado de Daumier. Su realidad burguesa se contrapone netamente al dolor de los prisioneros. Simples observadores más que carceleros, muestran su indiferencia por la marcha sin fin de los desgraciados. Van Gogh reinterpreta una imagen en la que cree ver reflejados su tormentoso sentido de claustrofóbica reclusión y su deseo de fuga. La ronda es para Vincent una metáfora de su vida, dividida entre un sofocante sentido de culpa y un deseo angustioso de libertad. Según algunos intérpretes, en el joven rubio que se vuelve hacia el público debe reconocerse un autorretrato de Van Gogh. En realidad, esta imagen debió ser para el pintor una especie de imagen obsesiva. Los prisioneros son treinta y siete, un número que aparece con una frecuencia nefasta en la vida de Vincent, que se suicidará a los treinta y siete años.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Autorretrato / Rembrandt Harmenszoon van Rijn

Museo de Sao Paulo

Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Obra de pequeño formato en la que el pintor se ha retratado en busto, con la cabeza vuelta al frente y el cuerpo hacia la izquierda, iluminado el rostro de una forma unilateral que sirve al propósito de revelar con crudeza los rasgos fisonómicos. El cuadro, que fue pintado cuando Rembrandt contaba unos treinta años de edad, manifiesta el interés prioritario por captar la personalidad que refleja una arquitectura facial en la que se acomodan expresiones originadas por factores síquicos. Desde muy joven estudió Rembrandt los cambiantes aspectos del rostro, consciente de que su comprensión había de proporcionarle elementos expresivos de inestimable valor. Por ello, el artista se autorretrató en innumerables ocasiones –se conservan unas cien obras de este tipo-. 
A base de toques de pincel libres y deslavazados, a los que en ocasiones conviene el calificativo de impresionistas, construye y modela un rostro en reposo. El cuadro revela perfectamente la circunstancia de que el pintor ha tomado su propia imagen de un espejo, y se ha visto obligado al ejercicio de invertirla de derecha a izquierda, con objeto de guardar el parecido de un rostro –que como la mayoría- no es perfectamente simétrico.

Agripina llega con las cenizas de Germánico - Ancient Rome; Agrippina Landing With the Ashes of Germanicus - Joseph Mallord William Turner

Agripina llega con las cenizas de Germánico - Ancient Rome; Agrippina Landing With the Ashes of Germanicus - Joseph Mallord William Turner - Tate Gallery, Londres. Agripina, esposa de Germánico Julio César, muerto en el curso de una expedición a Antioquia, lleva a Roma las cenizas de su marido. La escena evocada y la representación de la ciudad antigua, ejecutada de acuerdo con una visión más imaginativa que arqueológica, no deben hacer olvidar la belleza del paisaje urbano. Turner añadió al cuadro esta leyenda: “El río de límpidas aguas, Sí… El Tiber dorado bajo su rayo centellea, aunque el sol ya declina.”
Tate Gallery, Londres
1839
91 x 122 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
Agripina, esposa de Germánico Julio César, muerto en el curso de una expedición a Antioquia, lleva a Roma las cenizas de su marido. La escena evocada y la representación de la ciudad antigua, ejecutada de acuerdo con una visión más imaginativa que arqueológica, no deben hacer olvidar la belleza del paisaje urbano. Turner añadió al cuadro esta leyenda: “El río de límpidas aguas, Sí… El Tiber dorado bajo su rayo centellea, aunque el sol ya declina.”


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


viernes, 5 de julio de 2013

Retrato de Joseph Roulin - Portrait of Joseph Roulin - Vincent Van Gogh

Retrato de Joseph Roulin - Portrait of Joseph Roulin - Vincent Van Gogh - Museum of Fine Arts, Boston. El cartero está retratado de uniforme y mira directamente al espectador con expresión seria. Vincent estaba experimentando de manera satisfactoria con una gama de colores reducida, estableciendo contrastes de un tono con otro, combinados con el empleo de grandes superficies planas, cerradas por unos contornos acentuados. Las distintas partes de las que se compone el uniforme de Roulin -el cuello, las mangas, la orla de la chaqueta- están delineadas con gruesos bordes negros, mientras que, aplicando una solución contrapuesta, el rosado de la piel se vivifica introduciendo toques rojos y azules que reavivan también la espesa barba. El uniforme azul es el elemento tonal dominante de la pintura, pero el traje oficial de Roulin no puede ahogar su alma; es el propio hombre el que es azul, como sus ojos, tan brillantes como botones de oro. La barba es un paisaje, un arbusto invertido.
Museum of Fine Arts, Boston
1888
18,2 x 65,3 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
El cartero está retratado de uniforme y mira directamente al espectador con expresión seria. Vincent estaba experimentando de manera satisfactoria con una gama de colores reducida, estableciendo contrastes de un tono con otro, combinados con el empleo de grandes superficies planas, cerradas por unos contornos acentuados. Las distintas partes de las que se compone el uniforme de Roulin -el cuello, las mangas, la orla de la chaqueta- están delineadas con gruesos bordes negros, mientras que, aplicando una solución contrapuesta, el rosado de la piel se vivifica introduciendo toques rojos y azules que reavivan también la espesa barba. El uniforme azul es el elemento tonal dominante de la pintura, pero el traje oficial de Roulin no puede ahogar su alma; es el propio hombre el que es azul, como sus ojos, tan brillantes como botones de oro. La barba es un paisaje, un arbusto invertido.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


Madame Henriette de Francia como Flora / Jean-Marc Nattier

Galería de los Uffizi, Florencia

Jean-Marc Nattier
Nattier aprovecha como ningún otro la oportunidad que ofrece el retrato histórico barroco, que disfraza a las personas representadas de figuras mitológicas. Consiguió asociar la revalorización y generalización temáticas con la elegancia cortesana y la pose decorativa. Cuando es nombrado pintor del rey Luis XV, se encuentran entre sus modelos sobre todo las madamas. Así, los retratos que el rey escoge para su dormitorio representan a dos de sus hijas: Madame Adélaïde como Diana y Madame Henriette como Flora; los trajes escogidos hacían alusión a sus diferentes temperamentos. En sus memorias, Nattier relata que, siguiendo las indicaciones de la reina, lo primero que pintó fue la cabeza de sus modelos. El parecido fisonómico y el papel mitológico, la libertad estilística y las indicaciones del cliente tenían que fundirse en una decoración elegante.

martes, 2 de julio de 2013

La paz. Funerales en el mar - Peace. Funerals in the mart - Joseph Mallord William Turner

La paz. Funerales en el mar - Peace. Funerals in the mart - Joseph Mallord William Turner - Tate Gallery, Londres. El pintor David Wilkie murió a la altura de Gibraltar en el barco que le llevaba desde Tierra Santa hasta su patria. Siguiendo la costumbre, su cuerpo fue arrojado al mar. Esta obra rinde homenaje al académico, amigo de Turner, que pone como leyenda del cuadro estos versos: “Con una antorcha brillando en el costado del vapor, el cadáver del ilustre personaje fue entregado a las olas.” A Turner se le reprochó de manera especial el negro de las velas del navío, a lo que el pintor contestó: “Si encontrara un color adecuado las haría aún más negras”.
Tate Gallery, Londres
1842
87 x 86 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
El pintor David Wilkie murió a la altura de Gibraltar en el barco que le llevaba desde Tierra Santa hasta su patria. Siguiendo la costumbre, su cuerpo fue arrojado al mar. Esta obra rinde homenaje al académico, amigo de Turner, que pone como leyenda del cuadro estos versos: “Con una antorcha brillando en el costado del vapor, el cadáver del ilustre personaje fue entregado a las olas.” A Turner se le reprochó de manera especial el negro de las velas del navío, a lo que el pintor contestó: “Si encontrara un color adecuado las haría aún más negras”.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
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lunes, 1 de julio de 2013

Retrato del doctor Rey - Portrait of Doctor Rey - Vincent Van Gogh

Retrato del doctor Rey - Portrait of Doctor Rey - Vincent Van Gogh -  Museo Pushkin, Moscú. Afínales de diciembre de 1888, la breve convivencia de Van Gogh y Gauguin acabó en tragedia: en la culminación de un estado de gran tensión, Vincent se cortó la oreja con una navaja de afeitar. Félix Rey fue el médico que lo curó, haciéndose luego amigo suyo. El médico aparece de medio busto, con una chaqueta azul en parte desabrochada y un cuello blanco. En la ejecución de esta obra, Van Gogh ha desobedecido en parte los dictámenes de Gauguin y el sintetismo: no se adopta de manera sistemática el contorno negro que encierra todas las superficies. En el borde y el bolsillo de la chaqueta es sustituido por un ribete rojo; en el rostro queda atenuado,  y en algunos lugares, como la oreja, llega a desaparecer por entero. También la pincelada libre y variable forma parte de las características de Van Gogh: el azul de la chaqueta es tratado de manera irregular, mientras que las marcas del pincel se mimetizan con la barba y el cabello. El artista, naturalmente, se ha centrado en el rostro, a plena luz, mostrándonos con precisión los rasgos del médico, la nariz pronunciada, la boca pequeña y carnosa, la frente alta y los ojos oscuros.
Museo Pushkin, Moscú
1889
63 x 53 cm. Óleo sobre lienzo

Vincent Van Gogh
Afínales de diciembre de 1888, la breve convivencia de Van Gogh y Gauguin acabó en tragedia: en la culminación de un estado de gran tensión, Vincent se cortó la oreja con una navaja de afeitar. Félix Rey fue el médico que lo curó, haciéndose luego amigo suyo. El médico aparece de medio busto, con una chaqueta azul en parte desabrochada y un cuello blanco. En la ejecución de esta obra, Van Gogh ha desobedecido en parte los dictámenes de Gauguin y el sintetismo: no se adopta de manera sistemática el contorno negro que encierra todas las superficies. En el borde y el bolsillo de la chaqueta es sustituido por un ribete rojo; en el rostro queda atenuado, y en algunos lugares, como la oreja, llega a desaparecer por entero. También la pincelada libre y variable forma parte de las características de Van Gogh: el azul de la chaqueta es tratado de manera irregular, mientras que las marcas del pincel se mimetizan con la barba y el cabello. El artista, naturalmente, se ha centrado en el rostro, a plena luz, mostrándonos con precisión los rasgos del médico, la nariz pronunciada, la boca pequeña y carnosa, la frente alta y los ojos oscuros.


Obras de:
Vincent Van Gogh
AutorretratoAutorretratoAutorretrato con la oreja cortada
Borrachos Café por la noche, Place Lamartine, Arles Campo de trigo con cuervos
Chozas en Cordeville Ciprés con cielo estrellado Dos girasoles
El escolar El niño de los Roulin El restaurante de la Sirena
Espectadores en los toros GirasolesJaponería: Oiran
Jarrón con girasolesJarrón con malvaviscosLa Arlesiana
La Casa AmarillaLa habitación de Van Gogh en ArlesLa iglesia de Auvers
La ItalianaLa Mousmé sentadaLa siesta
La silla de GauguinLa silla del pintorLa terraza del café por la noche, Place du Forum, Arles
Las caravanasLos comedores de patatasMlle. Gachet al piano
Mujeres con sacos de carbónNaturaleza muerta con Biblia y candelabroNaturaleza muerta con lirios
Noche estrelladaPaisaje al atardecerPaseo en el crepúsculo
Prado con mariposasRetrato de Joseph RoulinRetrato de la señora Roulin
Retrato de MillietRetrato de Pére Tanguy Retrato del doctor Gachet
Retrato del doctor ReyRetrato del pintor BochRonda de prisioneros
Sauces a la puesta de solSembrador a la puesta de solTejedores en el telar
Trigo verdeUn par de zapatos


La Virgen con san Juan y las santas mujeres / Hans Memling

Museo de Sao Paulo

Hans Memling
El maestro, germánico de nacimiento pero flamenco por su formación y establecimiento en Brujas, expone en este pequeño cuadro los principios que inspiraron el arte religioso en los Países Bajos durante la segunda mitad del siglo XV. Sitúa a los cinco personajes sobre un fondo de paisaje cuyo horizonte se halla a la altura de las cabezas de las figuras; la Virgen en el centro y en lugar más adelantado, con san Juan a su derecha y las mujeres clausurando la composición. Es un esquema cerrado en el que existe una dualidad de gestos sometidos a un patrón rítmico. Las tres Marías expresan su dolor por la muerte de Cristo elevando las manos con gesto desconsolado; puesto que los cuerpos de dos de ellas están ocultos por las figuras antepuestas, el gesto sirve para sugerir la totalidad de su presencia. Por el contrario, la Virgen y san Juan aparecen en actitud recogida, se diría que replegados en sí mismos, estableciendo el contrapunto narrativo del suceso. El pintor ha realizado, pues, un análisis compositivo muy racional, y tal vez por ello la ejecución se resiente de excesivo intelectualismo, adolece de falta de imaginación. Como en otras obras de Memling, la perfección técnica resta valor expresivo. Ello no es óbice para que deba alinearse entre las obras maestras de la escuela flamenca de este periodo.

La guerra. El exiliado y la lapa - War. The Exile and the Rock Limpet - Joseph Mallord William Turner

La guerra. El exiliado y la lapa - War. The Exile and the Rock Limpet - Joseph Mallord William Turner - Tate Gallery, Londres. El autor muestra a Napoleón de pie bajo un cielo rojizo, alusión manifiesta a la sangre vertida por sus ejércitos. Para comprender el titulo hay que leer la nota redactada por el pintor: “Tu bicornio en forma de tienda de campaña recuerda el vivac nocturno de un soldado, solo en un mar de sangre… … ¡Ve, pues, a reunirte con tus camaradas!”  Si observamos detenidamente la imagen, distinguimos la lapa, gasterópodo de concha cónica que recuerda un sombrero chino. Napoleón, exiliado, se dirige al modesto gasterópodo. Sus cenizas, devueltas desde Santa Elena, están depositadas en los Inválidos de París.
Tate Gallery, Londres
1842
79 x 79 cm. Óleo sobre lienzo

Joseph Mallord William Turner
El autor muestra a Napoleón de pie bajo un cielo rojizo, alusión manifiesta a la sangre vertida por sus ejércitos. Para comprender el titulo hay que leer la nota redactada por el pintor: “Tu bicornio en forma de tienda de campaña recuerda el vivac nocturno de un soldado, solo en un mar de sangre… … ¡Ve, pues, a reunirte con tus camaradas!” Si observamos detenidamente la imagen, distinguimos la lapa, gasterópodo de concha cónica que recuerda un sombrero chino. Napoleón, exiliado, se dirige al modesto gasterópodo. Sus cenizas, devueltas desde Santa Elena, están depositadas en los Inválidos de París.


Obras de:
Joseph Mallord William Turner
Agripina llega con las cenizas de Germánico Aníbal y su ejército cruzan los AlpesCerca de Venecia
Dido construye Cartago El castillo de CarnarvonEl Gran Canal de Venecia
El muelle viejo de Brighton El Temerario remolcado al dique secoLa batalla de Trafalgar, vista de los obenques del palo de mesana a estribor del Victory
La escollera de Calais La guerra. El exiliado y la lapaLa paz. Funerales en el mar
La travesía del arroyo Lluvia, vapor y velocidadNegreros arrojando por la borda a muertos moribundos. Llega un tifón
Pescadores en el mar RéguloRichmond Hill en el cumpleaños del Príncipe Regente
Tempestad de nieve Tormenta de nieve en el valle de AostaUlises se burla de Polifemo


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