El artista ofrece una detallada imagen del entorno cotidiano de los personajes, sin omitir uno solo de los muy diversos objetos que lo integran. Para ello se sirve de una técnica minuciosa y apurada, carente tal vez de emoción pero de una gran fidelidad descriptiva. Falta, sin duda, en esta obra el encanto intimista presente en otras piezas de los Países Bajos, lo que no es óbice para reconocer en ella un extraordinario nivel de calidad pictórica.
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