Théodore Géricault
Cuadro que denota, por una parte, la influencia del género deportivo anglosajón y anticipa, en segundo término, algunos de los aspectos del impresionismo. Ello no obsta para que la obra se ajuste a un concepto puramente romántico de idealización de la realidad, que ha sido transformada a capricho del pintor, con objeto de adaptarla a sus exigencias de armonía compositiva. Con tal propósito ha prescindido Géricault de la presencia de espectadores, ha situado arbitrariamente la carrera en un prado –y no en el hipódromo- y ha representado los caballos despegados del suelo, en airoso vuelo planeado.
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