Jacques-Louis David
Obra con la que acreditó, el pintor, de nuevo su calidad artística, por encima de consideraciones de ideología política. Su composición constituye un ejercicio de equilibrio de masas en el que juega un ritmo reiterado en la disposición de los personajes. La frialdad en el tratamiento determina que aquéllos aparezcan como unidades independientes, entre las cuales apenas existen relaciones narrativas.
Con esta obra David quiso hacer una alegoría del momento decisivo en el que se encontraba Francia con un pueblo dividido en facciones tras la Revolución del 89. Era el momento de la reconciliación. Lo curioso es que el cuadro es conocido como El rapto de las sabinas, cuando justamente se está relatando el episodio del fin de las guerras por la intermediación de las abinas.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias por tu comentario mrwilliam, un saludo
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