Rafael Sanzio
Las figuras se anteponen a un paisaje luminoso y abierto, en el que se distinguen los contornos de una ciudad con edificios de estilo gótico, y aparecen en un terreno poblado por plantas y arbustos que han sido descritos con auténtico rigor científico. La Virgen, sentada sobre un peñasco, sostiene al Niño, que es contemplado por san Juan, quien se apoya en un cayado cruciforme.
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