Este cuadro fue pintado tras una larga conversación con Gauguin durante su breve periodo de vida comunitaria en Arles. Ambos habían leído una novela que describía la vida de los pescadores islandeses y Van Gogh estaba fuertemente impresionado por el dramatismo del relato. Gauguin, por su parte, había expresado el punto de vista de que el sentimiento predominante del pescador enfrentado a la mar debía ser de inseguridad. Van Gogh se propuso entonces realizar un cuadro que pudiera dar a los pescadores “una impresión de seguridad, como de ser acunado al son de una nana”. Para ello escogió como modelo a la señora Roulin, esposa del cartero de Arles, pareja con la que el pintor mantenía una relación amistosa. La figura aparece sentada en un sillón, con las manos cruzadas sobre la falda; el fondo se halla compuesto por una pared revestida con un papel ornado por grandes flores. En la decoración floral del fondo se advierte claramente la influencia de Gauguin.
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