National Gallery, Londres
1888
92 x 73 cm. Óleo sobre lienzo
1888
92 x 73 cm. Óleo sobre lienzo
Vincent Van Gogh
El cuadro de Van Gogh es como una premonición de su propia ausencia, además de ser un soberbio estudio pictórico de naturaleza muerta.
El cuadro tiene su pareja en el titulado La silla de Gauguin, y una de sus primeras pinturas había representado la silla de su padre.
Las dos sillas de los dos maestros, entonces amigos, debieron ser pintadas en 1888. Van Gogh se había instalado en Arles en febrero de ese año y, a sus instancias, Gauguin se le reunió en el mes de octubre. El 23 de diciembre Van Gogh sufre una crisis en la que intenta herir a su amigo y luego se corta su propia oreja. En ese breve espacio de convivencia habrá que situar esos cuadros en los que simbólicamente se exalta la amistad y las personalidades de ambos pintores.
Estos cuadros ponen de manifiesto cómo Van Gogh se sobreponía pintando a los sufrimientos que le causaban las anomalías de su carácter. Pues en ellos no hay sólo una figuración simbólica, sino también un logrado afán de renovación cromática y formal. Como escribe el mismo Van Gogh refiriéndose a esta pareja de lienzos: “En estos dos estudios he buscado un efecto de luz por medio del color puro”.
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