Frans Floris
Quiso Floris emular los grandes asuntos mitológicos con que triunfaban los manieristas meridionales y puso a prueba su fantasía en la invención, con detrimento del orden, de la claridad y sobre todo de la observación realista que da fuerza a otras obras suyas y especialmente a los retratos.
Fragmentariamente y en sus pormenores, la pintura es excelente, pero en el conjunto falta un ritmo sintético que ligue los grupos y no está totalmente lograda la sensación espacial. No obstante, cada una de las figuras ha sido objeto de un cuidadoso estudio y la composición es digna de ser analizada en las deliciosas anécdotas que la integran.
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