Antonio Allegri da Correggio
El tratamiento evanescente de la atmósfera y del fondo de paisaje arquitectónico con la figura de san José constituye un trasunto de la manera de Leonardo, por quien el autor sintió gran admiración. La composición del cuadro se realiza sobre una de las diagonales, dividiendo la superficie pictórica en dos triángulos desiguales, tanto por sus dimensiones, como por su densidad cromática. La Virgen y el Niño aparecen sobre el fondo oscuro que forman el tronco de un árbol y el terreno en declive; se ocupa la madre de vestir al infante con una camisa, operación que provoca, al parecer, un inocente forcejeo. La anécdota permite al pintor subrayar las relaciones afectivas que existen entre ambos personajes, relaciones que cristalizan en la unión de las manos izquierdas en un gesto juguetón muy explícito. En un pormenor del cuadro puede apreciarse cómo ha sido conseguida la unión de ambas manos, tanto en términos formales, como por medio de una fusión de los efectos luminosos, gracias a los cuales los dedos constituyen una masa de valores tonales variados, dotada de la impresión de movimiento. Otro detalle, el cual muestra las manos derechas de los personajes, permite comprender la técnica personal de Correggio, su fácil pincelada, la utilización de colores muy fluidos con los que obtiene una peculiar irisación de las carnaciones y la vibración luminosa de los ropajes. El procedimiento del modelado sólo puede ser descrito con el calificativo de “sfumato: suave e imperceptible transición entre áreas de color, al igual que el humo disolviéndose en el aire”.
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