Thierry Bouts
Esta pintura sobre tabla no parece haber formado parte de un tríptico, sino ser un cuadro individual. Su autor ha enmarcado la composición con una ventana de piedra, sobre cuyo alféizar se halla el Niño, sentado en un cojín de damasco, a quien la Virgen ofrece el seno descubierto. Al fondo de la estancia existe una colgadura que muestra líneas reticulares que indican ha permanecido doblada; tal circunstancia permite un curioso empleo del oro para describir el reflejo luminoso de las distintas facetas de la tela. En el lado izquierdo, la pieza se abre al paisaje de una ciudad por una ventana cuyos vanos de la parte superior están cerrados por vidrieras. El análisis de este cuadro pone de manifiesto que la figura del Niño ha sufrido diversas restauraciones, motivadas por la circunstancia de que se halla pintada sobre una de las junturas de las tablas que ha experimentado movimientos de contracción, causando una profunda grieta vertical.
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