Museo nacional de Estocolmo
1631
70 x 51,5 cm. Óleo sobre lienzo
1631
70 x 51,5 cm. Óleo sobre lienzo
Francisco de Zurbarán
Representa el lienzo con que, según piadosa tradición, una santa mujer limpió el rostro de Cristo en el camino del Calvario y quedó sobre la tela la impronta de la divina faz.
El efecto emotivo de este cuadro se logra por el contraste entre la concreta realidad de la sabanilla y la ideal vaguedad del rostro impreso en ella. En cuanto al paño, Zurbarán ha hecho un alarde de ilusionismo, creando un bodegón de extrema simplicidad y de insuperables calidades. Hay en esos pliegues y en los clavos que los sujetan una sensación de volumen que incita al tacto. En cambio, la cara de Jesús modera su patetismo en una suave monocromía.
Es una obra magistral en su aparente sencillez, realizada por Zurbarán aproximadamente entre los años 1631 y 1635, quizá en los últimos tiempos de Sevilla antes de ser llamado a Madrid por su colega y amigo Velázquez.
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