Trafico de visitas

sábado, 27 de febrero de 2010

El Conde-Duque de Olivares - Diego Velázquez

El Conde-Duque de Olivares - Diego Velázquez - Colección Particular. Don Gaspar de Guzmán y Pimentel era el hombre más importante del reinado de Felipe IV. Desde su cargo de valido manejaba las riendas de la monarquía en un intento de imponer cierto orden a la situación política en la que se encontraba España. Los primeros años de su mandato fueron muy prósperos para el país, obteniendo una serie de victorias importantes en el conflicto con los Países Bajos, destacando la toma de Breda que Velázquez captaría en su cuadro de Las Lanzas. En los años en los que fue pintado este excelente retrato, el Conde-Duque de Olivares está en el momento más álgido de su poder, al poco tiempo de cambiar de orden militar: abandonó la de Calatrava para ingresar en la de Alcántara por lo que lleva una cruz en color verde bordada en el pecho y en la capa. Este hecho ocurrió en 1624 por lo que el retrato estaría fechado alrededor de ese año, pudiendo ser conmemorativo de ese cambio. En su mano derecha porta la fusta de Caballerizo Mayor en posición casi vertical -simbolizando su absoluta autoridad- mientras que de su cinturón sobresale una nota de color dorado, tratándose de la llave de Mayordomo Mayor. El valido se sitúa en tres cuartos, tendiendo a colocarse de perfil. Esta postura vendría motivada por la enorme talla de Don Gaspar, tanto de altura como de anchura, intentando Velázquez disimularlo lo más posible. Tras él contemplamos una mesa cubierta con un tapete rojo, muy habitual en los retratos oficiales, dando la impresión de que el Conde-Duque apoya su mano derecha sobre dicha mesa. Los detalles del bordado de la cruz, la cadena de oro que cruza su pecho o el prendedor dorado con el que se sujeta la capa demuestran la altísima calidad del maestro a la hora de realizar retratos. Pero lo más interesante sería la manera de captar la personalidad del modelo, fijándose en esa mirada inteligente y penetrante a la vez que altiva y dominante con la que el Conde-Duque maneja y dirige los asuntos de Estado. La postura de las manos, especialmente la izquierda agarrando la empuñadura de la espada, son signos inequívocos del poder del personaje. El Conde- Duque visitó en numerosas ocasiones Sevilla, -no en balde sus posesiones estaban en el cercano pueblo de Olivares- frecuentando la tertulia de Francisco Pacheco, donde conocería el genio del joven Velázquez. Gracias a Don Gaspar el artista se trasladó a Madrid y obtuvo el cargo de Pintor del Rey, iniciando su despegue.
Colección Particular
1625
209 x 111 cm. Óleo sobre lienzo

Diego Velázquez
Don Gaspar de Guzmán y Pimentel era el hombre más importante del reinado de Felipe IV. Desde su cargo de valido manejaba las riendas de la monarquía en un intento de imponer cierto orden a la situación política en la que se encontraba España. Los primeros años de su mandato fueron muy prósperos para el país, obteniendo una serie de victorias importantes en el conflicto con los Países Bajos, destacando la toma de Breda que Velázquez captaría en su cuadro de Las Lanzas. En los años en los que fue pintado este excelente retrato, el Conde-Duque de Olivares está en el momento más álgido de su poder, al poco tiempo de cambiar de orden militar: abandonó la de Calatrava para ingresar en la de Alcántara por lo que lleva una cruz en color verde bordada en el pecho y en la capa. Este hecho ocurrió en 1624 por lo que el retrato estaría fechado alrededor de ese año, pudiendo ser conmemorativo de ese cambio. En su mano derecha porta la fusta de Caballerizo Mayor en posición casi vertical -simbolizando su absoluta autoridad- mientras que de su cinturón sobresale una nota de color dorado, tratándose de la llave de Mayordomo Mayor. El valido se sitúa en tres cuartos, tendiendo a colocarse de perfil. Esta postura vendría motivada por la enorme talla de Don Gaspar, tanto de altura como de anchura, intentando Velázquez disimularlo lo más posible. Tras él contemplamos una mesa cubierta con un tapete rojo, muy habitual en los retratos oficiales, dando la impresión de que el Conde-Duque apoya su mano derecha sobre dicha mesa. Los detalles del bordado de la cruz, la cadena de oro que cruza su pecho o el prendedor dorado con el que se sujeta la capa demuestran la altísima calidad del maestro a la hora de realizar retratos. Pero lo más interesante sería la manera de captar la personalidad del modelo, fijándose en esa mirada inteligente y penetrante a la vez que altiva y dominante con la que el Conde-Duque maneja y dirige los asuntos de Estado. La postura de las manos, especialmente la izquierda agarrando la empuñadura de la espada, son signos inequívocos del poder del personaje. El Conde- Duque visitó en numerosas ocasiones Sevilla, -no en balde sus posesiones estaban en el cercano pueblo de Olivares- frecuentando la tertulia de Francisco Pacheco, donde conocería el genio del joven Velázquez. Gracias a Don Gaspar el artista se trasladó a Madrid y obtuvo el cargo de Pintor del Rey, iniciando su despegue.


Obras de:
Diego Velázquez
Adoración de los MagosAlmuerzo de campesinos o Comida de picarosCabeza de apóstol
Conde-Duque de OlivaresCristo crucificadoCristo en casa de Marta y María
Cristo en la cruzCristo y el alma cristianaDon Diego del Corral y Arellano
Don Luís de Góngora y ArgoteDon Pedro de Berberana y AparreguiDoña Antonia de Ipeñarrieta
Doña Juana Pacheco, esposa del autor, caracterizada como una sibilaDoña Maria de Austria, reina de HungriaDoña Mariana de Austria
Dos hombres a la mesaEl aguador de SevillaEl almuerzo
El bufón Barbarroja, don Cristóbal de Castañeda y PerníaEl bufón Calabacillas o el “Bobo de Coria” El bufón llamado don Juan de Austria
El Conde-Duque de OlivaresEl Conde-Duque de Olivares a caballoEl geógrafo
El infante don CarlosEl príncipe Baltasar CarlosEl príncipe Baltasar Carlos a caballo
El príncipe Baltasar Carlos con un enanoEstudio para cabeza de ApoloFábula de Aracne o Las hilanderas
Felipe IVFelipe IV armado, con un león a los pies Felipe IV con armadura
Felipe IV en marrón y plataFelipe IV en traje de cazadorFrancisco de Quevedo
Francisco PachecoImposición de la casulla a San IldefonsoInmaculada Concepción
Juan de FonsecaJuan MateosLa cena de Emaús
La fragua de VulcanoLa Infanta Doña Margarita de AustriaLa mulata
La rendición de Breda o Las LanzasLa túnica de JoséLa venerable madre Jerónima de la Fuente
La Venus del EspejoLas Meninas o La familia de Felipe IVLos borrachos o El triunfo de Baco
Pablo de ValladolidRetrato de hombreRetrato de hombre joven
Retrato de la condesa de Olivares Retrato del Conde-Duque de OlivaresRetrato del conde-duque de Olivares
Retrato del papa Inocencio X San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño San Juan en Patmos
San PabloSanto TomásTres músicos
Vieja friendo huevosVilla Médicis


Doña María de Austria, reina de Hungría - Dona Maria of Austria, Queen of Hungary - Diego Velázquez

Doña María de Austria, reina de Hungría - Dona Maria of Austria, Queen of Hungary - Diego Velázquez - Museo del Prado. El retrato de doña María de Austria fue realizado por Velázquez entre el 13 de agosto y el 18 de diciembre de 1630 en Nápoles, con objeto de traérselo a Felipe IV hermano de la retratada. Es una excelente obra en la que destaca el expresivo rostro, tratado con respeto, captando la psicología de la futura emperatriz, gracias a su matrimonio con Fernando de Habsburgo, rey de Hungría. El objetivo de esta imagen es que Felipe IV tenga un retrato de su hermana a la que nunca volverá a ver. El maestro repite la fórmula de retratos anteriores al utilizar un fondo neutro y recortar la figura en tres cuartos, siendo llamativa la calidad del traje verdoso y la gola de gasa gris, así como la minuciosidad con el que está tratado el cabello.
Museo del Prado
1630
58 × 44 cm. Óleo sobre lienzo

Diego Velázquez
El retrato de doña María de Austria fue realizado por Velázquez entre el 13 de agosto y el 18 de diciembre de 1630 en Nápoles, con objeto de traérselo a Felipe IV hermano de la retratada. Es una excelente obra en la que destaca el expresivo rostro, tratado con respeto, captando la psicología de la futura emperatriz, gracias a su matrimonio con Fernando de Habsburgo, rey de Hungría. El objetivo de esta imagen es que Felipe IV tenga un retrato de su hermana a la que nunca volverá a ver. El maestro repite la fórmula de retratos anteriores al utilizar un fondo neutro y recortar la figura en tres cuartos, siendo llamativa la calidad del traje verdoso y la gola de gasa gris, así como la minuciosidad con el que está tratado el cabello.


Obras de:
Diego Velázquez
Adoración de los MagosAlmuerzo de campesinos o Comida de picarosCabeza de apóstol
Conde-Duque de OlivaresCristo crucificadoCristo en casa de Marta y María
Cristo en la cruzCristo y el alma cristianaDon Diego del Corral y Arellano
Don Luís de Góngora y ArgoteDon Pedro de Berberana y AparreguiDoña Antonia de Ipeñarrieta
Doña Juana Pacheco, esposa del autor, caracterizada como una sibilaDoña Maria de Austria, reina de HungriaDoña Mariana de Austria
Dos hombres a la mesaEl aguador de SevillaEl almuerzo
El bufón Barbarroja, don Cristóbal de Castañeda y PerníaEl bufón Calabacillas o el “Bobo de Coria” El bufón llamado don Juan de Austria
El Conde-Duque de OlivaresEl Conde-Duque de Olivares a caballoEl geógrafo
El infante don CarlosEl príncipe Baltasar CarlosEl príncipe Baltasar Carlos a caballo
El príncipe Baltasar Carlos con un enanoEstudio para cabeza de ApoloFábula de Aracne o Las hilanderas
Felipe IVFelipe IV armado, con un león a los pies Felipe IV con armadura
Felipe IV en marrón y plataFelipe IV en traje de cazadorFrancisco de Quevedo
Francisco PachecoImposición de la casulla a San IldefonsoInmaculada Concepción
Juan de FonsecaJuan MateosLa cena de Emaús
La fragua de VulcanoLa Infanta Doña Margarita de AustriaLa mulata
La rendición de Breda o Las LanzasLa túnica de JoséLa venerable madre Jerónima de la Fuente
La Venus del EspejoLas Meninas o La familia de Felipe IVLos borrachos o El triunfo de Baco
Pablo de ValladolidRetrato de hombreRetrato de hombre joven
Retrato de la condesa de Olivares Retrato del Conde-Duque de OlivaresRetrato del conde-duque de Olivares
Retrato del papa Inocencio X San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño San Juan en Patmos
San PabloSanto TomásTres músicos
Vieja friendo huevosVilla Médicis


Doña Antonia de Ipeñarrieta - Diego Velázquez

Doña Antonia de Ipeñarrieta - Diego Velázquez - Museo del Prado. Sobre la fecha de realización de este retrato se barajan varias hipótesis: bien podría estar realizado en 1624 -fecha en la que Doña Antonia enviuda por primera vez- o en 1632 -año en el que vuelve a enviudar de Don Diego del Corral y Arellano, al que también retrata Velázquez-. Del primer matrimonio no tuvo hijos por lo que sería fácil fechar la escena, pero hay quién piensa que el retrato del niño que aparece aquí, llamado Don Luís, estaría añadido. La polémica está servida. Pero sin duda, estamos ante un excelente retrato en el que destacan los rostros de las dos figuras que contemplamos, con una mirada penetrante, mostrando el maestro su capacidad para ahondar en el alma de sus modelos. También hay que destacar la minuciosidad de la pintura del sevillano en esta etapa madrileña como podemos observar en los pendientes, los puños y los bordados. El hecho de apoyar Doña Antonia la mano sobre una silla no es por cansancio sino que indica que la dama tiene derecho a sentarse dada su alta posición en la corte madrileña, sirviendo en la casa del príncipe Baltasar Carlos.
Museo del Prado
1624-32
215 x 110 cm. Óleo sobre lienzo

Diego Velázquez
Sobre la fecha de realización de este retrato se barajan varias hipótesis: bien podría estar realizado en 1624 -fecha en la que Doña Antonia enviuda por primera vez- o en 1632 -año en el que vuelve a enviudar de Don Diego del Corral y Arellano, al que también retrata Velázquez-. Del primer matrimonio no tuvo hijos por lo que sería fácil fechar la escena, pero hay quién piensa que el retrato del niño que aparece aquí, llamado Don Luís, estaría añadido. La polémica está servida. Pero sin duda, estamos ante un excelente retrato en el que destacan los rostros de las dos figuras que contemplamos, con una mirada penetrante, mostrando el maestro su capacidad para ahondar en el alma de sus modelos. También hay que destacar la minuciosidad de la pintura del sevillano en esta etapa madrileña como podemos observar en los pendientes, los puños y los bordados. El hecho de apoyar Doña Antonia la mano sobre una silla no es por cansancio sino que indica que la dama tiene derecho a sentarse dada su alta posición en la corte madrileña, sirviendo en la casa del príncipe Baltasar Carlos.


Obras de:
Diego Velázquez
Adoración de los MagosAlmuerzo de campesinos o Comida de picarosCabeza de apóstol
Conde-Duque de OlivaresCristo crucificadoCristo en casa de Marta y María
Cristo en la cruzCristo y el alma cristianaDon Diego del Corral y Arellano
Don Luís de Góngora y ArgoteDon Pedro de Berberana y AparreguiDoña Antonia de Ipeñarrieta
Doña Juana Pacheco, esposa del autor, caracterizada como una sibilaDoña Maria de Austria, reina de HungriaDoña Mariana de Austria
Dos hombres a la mesaEl aguador de SevillaEl almuerzo
El bufón Barbarroja, don Cristóbal de Castañeda y PerníaEl bufón Calabacillas o el “Bobo de Coria” El bufón llamado don Juan de Austria
El Conde-Duque de OlivaresEl Conde-Duque de Olivares a caballoEl geógrafo
El infante don CarlosEl príncipe Baltasar CarlosEl príncipe Baltasar Carlos a caballo
El príncipe Baltasar Carlos con un enanoEstudio para cabeza de ApoloFábula de Aracne o Las hilanderas
Felipe IVFelipe IV armado, con un león a los pies Felipe IV con armadura
Felipe IV en marrón y plataFelipe IV en traje de cazadorFrancisco de Quevedo
Francisco PachecoImposición de la casulla a San IldefonsoInmaculada Concepción
Juan de FonsecaJuan MateosLa cena de Emaús
La fragua de VulcanoLa Infanta Doña Margarita de AustriaLa mulata
La rendición de Breda o Las LanzasLa túnica de JoséLa venerable madre Jerónima de la Fuente
La Venus del EspejoLas Meninas o La familia de Felipe IVLos borrachos o El triunfo de Baco
Pablo de ValladolidRetrato de hombreRetrato de hombre joven
Retrato de la condesa de Olivares Retrato del Conde-Duque de OlivaresRetrato del conde-duque de Olivares
Retrato del papa Inocencio X San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño San Juan en Patmos
San PabloSanto TomásTres músicos
Vieja friendo huevosVilla Médicis


Don Diego del Corral y Arellano - Diego Velázquez

Don Diego del Corral y Arellano - Diego Velázquez - Museo del Prado. El retrato de Don Diego del Corral y Arellano no tuvo que ser realizado por Velázquez antes de 1632, fecha de la muerte del retratado. Haría pareja con el retrato de su esposa, doña Antonia de Ipeñarrieta. Don Diego fue oidor del Consejo de Castilla y catedrático de la Universidad de Salamanca, ganándose la confianza del rey Felipe IV por su integridad y honestidad, como el maestro ha sabido captar en su rostro. Los papeles que sostiene con ambas manos indican la labor judicial del modelo, así como el sombrero que hay sobre la mesa. La amplia toga entreabierta nos deja ver la cruz de la Orden de Santiago de la que era miembro. Velázquez emplea una pincelada minuciosa y preciosista que permite ver todos los detalles del traje del caballero. Su gran figura se recorta magistralmente sobre un fondo neutro para mostrar el efecto volumétrico, como hacía Tiziano en sus obras.
Museo del Prado
1632
215 x 110 cm. Óleo sobre lienzo

Diego Velázquez
El retrato de Don Diego del Corral y Arellano no tuvo que ser realizado por Velázquez antes de 1632, fecha de la muerte del retratado. Haría pareja con el retrato de su esposa, doña Antonia de Ipeñarrieta. Don Diego fue oidor del Consejo de Castilla y catedrático de la Universidad de Salamanca, ganándose la confianza del rey Felipe IV por su integridad y honestidad, como el maestro ha sabido captar en su rostro. Los papeles que sostiene con ambas manos indican la labor judicial del modelo, así como el sombrero que hay sobre la mesa. La amplia toga entreabierta nos deja ver la cruz de la Orden de Santiago de la que era miembro. Velázquez emplea una pincelada minuciosa y preciosista que permite ver todos los detalles del traje del caballero. Su gran figura se recorta magistralmente sobre un fondo neutro para mostrar el efecto volumétrico, como hacía Tiziano en sus obras.


Obras de:
Diego Velázquez
Adoración de los MagosAlmuerzo de campesinos o Comida de picarosCabeza de apóstol
Conde-Duque de OlivaresCristo crucificadoCristo en casa de Marta y María
Cristo en la cruzCristo y el alma cristianaDon Diego del Corral y Arellano
Don Luís de Góngora y ArgoteDon Pedro de Berberana y AparreguiDoña Antonia de Ipeñarrieta
Doña Juana Pacheco, esposa del autor, caracterizada como una sibilaDoña Maria de Austria, reina de HungriaDoña Mariana de Austria
Dos hombres a la mesaEl aguador de SevillaEl almuerzo
El bufón Barbarroja, don Cristóbal de Castañeda y PerníaEl bufón Calabacillas o el “Bobo de Coria” El bufón llamado don Juan de Austria
El Conde-Duque de OlivaresEl Conde-Duque de Olivares a caballoEl geógrafo
El infante don CarlosEl príncipe Baltasar CarlosEl príncipe Baltasar Carlos a caballo
El príncipe Baltasar Carlos con un enanoEstudio para cabeza de ApoloFábula de Aracne o Las hilanderas
Felipe IVFelipe IV armado, con un león a los pies Felipe IV con armadura
Felipe IV en marrón y plataFelipe IV en traje de cazadorFrancisco de Quevedo
Francisco PachecoImposición de la casulla a San IldefonsoInmaculada Concepción
Juan de FonsecaJuan MateosLa cena de Emaús
La fragua de VulcanoLa Infanta Doña Margarita de AustriaLa mulata
La rendición de Breda o Las LanzasLa túnica de JoséLa venerable madre Jerónima de la Fuente
La Venus del EspejoLas Meninas o La familia de Felipe IVLos borrachos o El triunfo de Baco
Pablo de ValladolidRetrato de hombreRetrato de hombre joven
Retrato de la condesa de Olivares Retrato del Conde-Duque de OlivaresRetrato del conde-duque de Olivares
Retrato del papa Inocencio X San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño San Juan en Patmos
San PabloSanto TomásTres músicos
Vieja friendo huevosVilla Médicis


miércoles, 24 de febrero de 2010

Retrato de Emile Zola - Portrait of Emile Zola - Édouard Manet


Édouard Manet
Este lienzo tiene, sobre sus valores pictóricos, un extraordinario interés documental. Zola aparece sentado ante su mesa de trabajo, en la que se acumulan los papeles, con un libro abierto en su mano izquierda. La figura, tratada en un perfil casi total, adquiere un cierto aire de retrato fotográfico. Se advierte, además, la preocupación de Manet por materializar en esta representación la amistad que une a ambos hombres; entre los libros dispuestos sobre la mesa se halla el estudio biográfico que sobre Manet ha escrito Zola y, en la pared, una reproducción de Olimpia. Como símbolo de los gustos estéticos del escritor, junto a ella aparece una estampa de Utamaro –también se aprecia un biombo japonés en el lado izquierdo- y el grabado de Los borrachos de Velázquez ejecutado por Goya. Todos estos elementos denotan, en suma, cuáles eran las preferencias de los grupos impresionistas del momento.

Olimpia - Édouard Manet


Édouard Manet
Su composición, con la figura principal tendida sobre un lecho en el que se halla extendido un mantón floreado, recuerda muy directamente la Venus de Urbino de Tiziano, que el propio Manet había copiado en Italia. A los pies de la modelo aparece un gato y una criada negra que presenta un ramo de flores envuelto en papel. El cuadro se halla, pues, en la línea temática tradicional de las venus y muestra, asimismo, el conocimiento de las majas goyescas. Su concepto y tratamiento, sin embargo, son ciertamente innovadores. En primer lugar, el desnudo ha sido descrito con un verismo total, desdeñando la idealización de la carne que, en la obra académica del momento, cobraba banales calidades de porcelana. La iluminación es atrevida e intencionada, de modo que las formas se recortan con nitidez, valorando la sensualidad del cuerpo desnudo. También la actitud de la modelo, con las pierna cruzadas y una mano sobre el muslo, ha sido minuciosamente estudiada, como lo demuestra además el hecho de que Manet realizase una acuarela y un dibujo a la sanguina, previos a la iniciación del cuadro. Constituye una auténtica provocación –de acuerdo con las normas tradicionales del desnudo- el aderezo de la modelo; pendientes, una cintilla al cuello de la que cuelga una perla, brazalete en el antebrazo derecho y un pie calzado con zapatilla. Consiguientemente, su exhibición había de despertar polémicas relativas tanto a la moralidad del cuadro como a su procedimiento de ejecución.
Ha de considerase esta obra como el hito que señala el definitivo rompimiento de Manet con la tradición pictórica. Sirviéndose de un tema que tiene numerosos precedentes, se sitúa al margen de las tendencias anteriores, tanto de las que idealizaban la representación, como de aquellas que perseguían un realismo científico. Un examen en detalle permite observar en este cuadro el secreto técnico de su autor. El color ha sido aplicado por medio de largas pinceladas, cada una de las cuales posee entidad propia. El toque juega a oponer luces y sombras, y a insinuar la transición tonal que constituye el secreto de la realidad óptica. Es, pues, un procedimiento que se limita a la sugerencia de los efectos, dejando numerosos elementos en un estado de inconcreción. Manet ha conseguido postergar definitivamente el método del claroscuro.

Mujeres de Argel - Women of Algiers - Eugéne Delacroix


Eugéne Delacroix
Esta obra muestra una evolución estilística y técnica en Delacroix, el color ha sido aplicado en toques independientes y vibrátiles, con un concepto de oposición tonal que tiene sus precedentes en Watteau y que, en la posteridad, daría lugar a la parición de la tendencia divisionista. Mujeres de Argel es obra de importancia especial para comprender el proceso que condujo al impresionismo.

Mujer peinándose - Woman combing - Edgar Degas


Edgar Degas
Edgar Degas sintió un extraordinario interés por la técnica del pastel, que llegó a dominar como pocos artistas en la historia. Su Mujer peinándose forma parte de una extensa serie de obras en las que el artista sorprende diversos instantes de la toilette femenina. En este caso, la modelo se halla sentada sobre un canapé verde, desnudo el torso, con la cabeza dirigida hacia la izquierda de modo que sus largos cabellos rojos caen hacia adelante. Las carnaciones se componen de una combinación suavemente difuminada de una extensa gama de colores, compuesta incluso por los tonos azules y malva de las ropas que sirven de fondo a la figura; de esta forma orquesta Degas una auténtica sinfonía cromática.

Lola de Valencia - Edouard Manet


Edouard Manet
Pintado tres años antes de que su autor visitara España, país que admiraba a través de los maestros del siglo XVII. El retrato de esta bailarina, sorprendida en el momento de salir a escena, se conforma a normas del arte anterior, si bien su resolución, con la técnica de la pintura clara, característica del maestro, es ciertamente innovadora. Se trata, en suma, de una obra de concepto académico pero que, a la vez, aporta un sistema de oposición de tonos, de transición de luces, que había de inspirar a los jóvenes pintores impresionistas con los que Manet se relacionaba, pintores, por otra parte, con los que jamás expuso. El lienzo corresponde a un momento de transición en la producción del artista, que muy pronto adoptaría una técnica de extraordinaria libertad, contestada por la crítica oficial del momento.

La mujer del sombrero negro - The woman's black hat - Édouard Manet


Édouard Manet
La obra ilustra la evolución técnica del maestro, ejecutado al pastel sobre tela. La figura femenina, tratada en busto y en perfil, ha sido valorada por medio de toques difusos que tienden, más que a resaltar el volumen, a reflejar las vibraciones lumínicas. El procedimiento demuestra que el pintor no era ajeno a las ultimas tendencias aparecidas en el seno del impresionismo. Para este cuadro sirvió de modelo Irma Brunner, joven de origen vienés a quien Manet retrato en otras dos ocasione.

martes, 23 de febrero de 2010

La mujer de la perla - The Woman with a Pearl - Camille Corot


Camille Corot
En esta obra prescinde Corot de toda alusión al medio que la rodea. El retrato se atiene a fórmulas tradicionales y parece, en particular, inspirado por modelos renacentistas. Corresponde, sin duda, a la etapa de actividad del artista en Italia, donde su obra cobró un clasicismo de planteamiento, si bien mantuvo sus características de difuminación tonal y lumínica.

Entierro en Ornans – Burial at Ornans - Gustave Courbet


Gustave Courbet
En esta obra el artista demuestra estar todavía influido por conceptos románticos, si bien la ejecución no hace concesiones de ningún tipo a la idealización de las formas. La composición, concebida con un criterio escénico, y el severo tratamiento de las formas y el modelado son por completo ajenos a las innovaciones del impresionismo, de inminente aparición.

lunes, 22 de febrero de 2010

En las carreras, ante las tribunas - At the Races, at the stands - Edgar Degas


Edgar Degas
Esta obra es una salida del pintor al aire libre. El lienzo refleja el estilo más evolucionado de Degas, en el que es manifiesto un interés por el color –promovido por las experiencias desarrolladas por algunos pintores del grupo impresionista- que no existe en obras de época anterior. Muestra el cuadro el agrupamiento de los jockeys antes de dar comienzo la carrera, ante una tribuna en la el público cobra entidad por medio de manchas deslavazadas y efectistas. Las líneas compositivas conducen en fuga hasta el horizonte, en el que se recortan humeantes chimeneas ante un cielo claro.

El taller de Batignolles - The workshop Batignolles - Henri Fantin-Latour


Henri Fantin-Latour
Henri Fantin-Latour mantuvo una posición ambigua respecto al movimiento impresionista. Compañero fiel de los artistas que integraron el grupo, su obra, sin embargo, adopta un mesurado clasicismo, si bien exponiendo unas preocupaciones de transcripción de la realidad íntima que corresponden a los nuevos conceptos de plasmación de los fenómenos ópticos. En lienzos como este da el artista muestra de un interés crónico; aparecen en el cuadro, junto al autor, los pintores e intelectuales vinculados a la vanguardia pictórica: Otto Scholderer, Renoir, Zacharie Astruc, Émile Zola, Edmond Maitre, Bazille y Monet. La atmósfera que acoge a dichos personajes es sorda y reposada. Posan las figuras para el pintor como si se hallasen en el estudio de uno de los fotógrafos de la época, quienes obligaban a sus modelos a una inmovilidad absoluta. Ha pretendido Fantin-Latour hallarse enfrascado en la realización de un , cuadro cualquiera, posiblemente un bodegón, pero su fija mirada traiciona el proceso de copia de la propia imagen de un espejo, como requiere el proceso del autorretrato.

domingo, 21 de febrero de 2010

El balcón - The balcony - Édouard Manet


Édouard Manet
La idea temática le fue sugerida por una escena observada en Boulogne-sur Mer y su resolución pictórica se halla sin duda inspirada por las Majas en el balcón de Goya. Tras la barandilla metálica, pintada en verde claro, enmarcadas por los postigos de un verde de tonalidad distinta, aparecen las figuras de dos damas y un caballero. La figura sentada en un taburete es la pintora Berthe Morisot; lleva un vaporoso vestido blanco y un abanico rojo. A su lado aparece Jenny Claus, música de talento que habría de casarse con el pintor Pierre Prins, ataviada también con un traje blanco, guantes, sobrero de flores, y llevando en sus brazos una sombrilla verde. Entre las dos mujeres, fumando con aire satisfecho un cigarro, vemos a otro de los contertulios del café Guerbois, al pintor Antoine Guillemet. Finalmente, en la penumbra interior, se halla Léon Koëlla-Leenhoff en actitud de transportar una bandeja. El escenario ha sido sazonado con diversos elementos; al exterior, una maceta con flores y un perrito, bajo el taburete, que juega con una pelota. Los objetos del interior –un cuadro, cerámicas y recipientes de vidrio colocados en una estantería sobre la puerta- se desvanecen en la atmósfera doméstica.
Manet se ha planteado en esta obra difíciles problemas de captación de ambientes. Por ello existe en el lienzo una transición de luces, desde el primer término hasta el fondo, donde la penumbra se quiebra con una extraña incidencia luminosa, que permite la experimentación con una extensa gama de impresiones visuales. Ofrece, además, el lienzo una imagen fidedigna de la burguesía del momento, clase a la que pertenecían tanto el autor como los amigos que se habían prestado a posar para él.

El almuerzo en la hierba - Lunch on the grass - Édouard Manet


Édouard Manet
La obra consagra a Manet como inspirador del naciente impresionismo. La obra se nos presenta como uno de los más característico ejemplos del propósito de objetividad pictórica que perseguía su autor. La técnica de realización del lienzo, ciertamente impersonal, responde a un deseo de plasmación científica de la realidad. Le interesaba a Manet reproducir lo más fielmente posible los valores tonales que capta nuestra retina, con toda sus gradaciones de luces y sombras; hasta la aparición de la paleta arco iris en la obra de Renoir, aquel interés sería compartido por todos los pintores del grupo impresionista. Es evidente que el tema no ha sido ejecutado del natural, al aire libre, sino en el estudio. Las figuras se superponen de forma artificial al paisaje, cuyo tratamiento perspectivo y cromático es subsidiario de la pintura flamenca del siglo XVII. El personaje de la derecha es Eugéne Manet, hermano del pintor, quien se halla acompañado por el escultor holandés Ferdinand Leenhoff y Victorino Meurend, modelo favorita del autor.

Dama en azul - Lady in blue - Camille Corot


Camille Corot
La obra de Camilla Corot se mantiene al margen de la polémica entre clasicismo y romanticismo pictórico. Pretendía –son sus palabras- “reproducir de la manera más escrupulosa posible lo que veo ante mí”. Ello se aplica por igual al paisaje que a la figura. En el segundo de estos géneros desarrolló Corot un interés por representar el ambiente que rodea a los personajes, con sus suaves gradaciones tonales y lumínicas. Una de las obras características de la fase de madurez de su arte es este cuadro. Este lienzo sorprende por la lograda fusión de forma y contenido, la gravedad de las luces y la armonía compositiva.

sábado, 20 de febrero de 2010

Retrato de mademoiselle Carolina Riviére - Portrait of Mademoiselle Caroline Riviere - Jean-Dominique Ingres


Jean-Dominique Ingres
El pintor trata el modelado del rostro y los volúmenes de los ropajes por medio de un claroscuro que ofrece notables contrastes. Puesto que la figura ha sido representada al aire libre, en tres cuartos de perfil, se pretende una verídica plasmación de su realidad en el espacio atmosférico. La composición evidencia el estudio de la pintura renacentista italiana y lleva a pensar, de forma remota, en La Gioconda de Leonardo da Vinci. El fondo paisajístico, por su parte, revela la influencia del arte flamenco.

Oficial de cazadores a caballo - Journal of hunters on horseback - Théodore Géricault


Théodore Géricault
Muy a la manera de Rubens, muestra este boceto un interés por el movimiento violento y el escorzo desusado. El húsar se halla inmerso en una atmósfera de batalla teñida de tintes truculentos. Como apenas existen referencias a los ejércitos en lucha y el paisaje es de formas inconcretas, la figura del jinete cobra un dramatismo netamente romántico.

Las matanzas de Scio - The massacres of Scio - Eugéne Delacroix


Eugéne Delacroix
La composición, que acumula figuras en el primer término y se abre hasta el horizonte con una lograda secuencia de planos, revela un profundo estudio y asimilación de la enseñanza de pintores pretéritos como Rubens, Veronés y, en general la escuela veneciana. Conceptualmente esta obra ha de situarse en la línea romántica, de la que son propios el gusto por lo exótico y el dramatismo narrativo, formalmente, sin embargo, hay que vincularla al estilo barroco, del que toma su riqueza formal y colorista, la asimetría compositiva y la fragmentación del espacio. Por tales razones es Delacroix un pintor que escapa a fáciles clasificaciones. Para situarlo en las coordenadas de la historia del arte, nada mejor que una frase del propio artista: “Soy un rebelde, no un revolucionario.”
Un examen en detalle sirve para juzgar la técnica empleada. El color ha sido aplicado sobre un lienzo de imprimación terrosa, a la manera de la pintura barroca, por medio de pinceladas muy extensas, de trato claramente visible, que depositan notables gruesos de materia. Se advierte una ejecución rápida y espontánea, a la que conviene el calificativo de virtuosa, que juega en todo momento con las transparencias de los colores de base; en las partes oscuras existe una riqueza de tonalidades similar a la de ciertos cuadros de Rubens.

La muerte de Sardanápalo - The Death of Sardanapalus - Eugéne Delacroix



















Eugéne Delacroix
Sitúa el pintor la escena en un inconcreto interior palaciego, en el que la acumulación de objetos y personajes oculta prácticamente la arquitectura. El monarca asiste desde su lecho a la matanza de sus esposas por los miembros de su guardia, en espera de suicidarse antes de que el enemigo que asedia la ciudad pueda penetrar en ella. De acuerdo con sus ordenes, el palacio ha sido incendiado, y ya se aprecia la proximidad del fuego en la densa humareda del lado derecho. La orgía compositiva permite al pintor ensayar los más atrevidos escorzos –por ejemplo el desnudo femenino de espaldas y de perfil, en la parte baja, a la derecha- y recrearse en la plasmación de un amontonamiento de objetos suntuarios, sin duda teatral. Delacroix ha sometido el aparente desorden a una norma de composición tradicional, la de acumular las formas en el triángulo cerrado por una diagonal del lienzo; el procedimiento procede de la pintura veneciana.
Un análisis en detalle es importante para comprender la técnica pictórica del maestro, con mucha libertad en cuanto a la ejecución, en la que la economía de esfuerzo alcanza un grado muy notable. Las formas están compuestas por amplias manchas de color, apenas concretadas por trazos lineales; incluso los rasgos de los rostros han sido sumariamente esbozados por toques que, en la distancia, producirán el apetecido efecto de realidad. Este procedimiento habría de interesar a los pintores impresionistas.

La gran Odalisca - The Grande Odalisque - Jean-Dominique Ingres




Jean-Dominique Ingres
Cabe preguntarse si Ingres se inspiró en la Venus del espejo de Velázquez, con la que también pueden establecerse algunos paralelos. Sorprende la concreción formal conseguida por el artista, su capacidad para contrastar por medio de un tratamiento diferencial, los ropajes y los aderezos del desnudo femenino, al que una iluminación muy intencionada proporciona un elevado nivel expresivo.

La Fuente - The fountain - Jean-Dominique Ingres


Jean-Dominique Ingres
Con un criterio casi escultórico, sitúa la figura femenina ante un fondo rocoso animado por plantas trepadoras, su actitud es de un estatismo monumental. El modelado se obtiene mediante suaves transiciones tonales, buscando una morbidez de acusada sensualidad. El conjunto, como casi todos los desnudos de Ingres, resulta yerto y rebuscado, e introduce un canon muy personal de belleza anatómica. Sus calidades dibujísticas acreditan la extraordinaria técnica de su autor.

martes, 16 de febrero de 2010

El naufragio de la Medusa - The Wreck of the Medusa - Théodore Géricault


Théodore Géricault
Representa a los náufragos de la fragata Medusa en la tensa emoción de descubrir un navío salvador en el horizonte; como la mar está encrespada y la balsa carece de bordo, el barco salvador es apenas visible sobre el horizonte. Los vivos se encaraman a un barril agitando harapientas prendas de su indumentaria, ajenos por completo los moribundos a la buena nueva.
Para componer el cuadro realizó Géricault una profunda labor de investigación de los hechos. Reunida la documentación suficiente, alquiló un estudio frente al hospital Beaujon para poder estudiar moribundos y cadáveres. Todo ello le situó en un estado de tremenda excitación que se plasmó en una ejecución febril del lienzo, sin pausa ni reposo.

El Derby de Epsom - Epsom Derby - Théodore Géricault


Théodore Géricault
Cuadro que denota, por una parte, la influencia del género deportivo anglosajón y anticipa, en segundo término, algunos de los aspectos del impresionismo. Ello no obsta para que la obra se ajuste a un concepto puramente romántico de idealización de la realidad, que ha sido transformada a capricho del pintor, con objeto de adaptarla a sus exigencias de armonía compositiva. Con tal propósito ha prescindido Géricault de la presencia de espectadores, ha situado arbitrariamente la carrera en un prado –y no en el hipódromo- y ha representado los caballos despegados del suelo, en airoso vuelo planeado.

El baño turco - The Turkish Bath - Jean-Dominique Ingres




Jean-Dominique Ingres
Sin duda una de las obras más famosas de Ingres y sirve para poner de manifiesto un proceso creativo característico del pintor. El lienzo era originalmente de forma cuadrada y tuvo la virtud de escandalizar profundamente a la princesa Clotilde, motivo por el cual fue devuelto a su autor, a cambio de un autorretrato pintado en fecha anterior. De nuevo en posesión de la tela, Ingres se dedicó a introducir numerosos cambios –entre ellos el de darle forma circular-, al firmar el lienzo en dicho momento, hizo constar que se trataba de la obra de un hombre de ochenta y dos años de edad.

Coronación de Napoleón I - Coronation of Napoleon I - Jacques-Louis David

















Jacques-Louis David
Inicialmente pensó David en representar el momento en que Napoleón, tomando la corona de manos del pontífice, Pío VII, se coronaba a sí mismo, acto sin precedentes en la historia que produjo hondo malestar entre la Santa Sede y el Sacro Imperio, dado que significaba rehusar el juramento de obediencia al poder vaticano. La idea fue rechazada tomando en consideración que no sería adecuado perpetuar un hecho controvertido; por ello adoptó finalmente la de transcribir el momento en que el emperador corona a Josefina en presencia del Papa. Para guiarse en su trabajo, David construyó una maqueta poblada por muñecos vestidos a la usanza cortesana.
En torno al altar, agrupados en forma compacta, aparecen los más altos dignatarios de la corte: el canciller Cambacérés, el mariscal Berthier, Talleyrand y Lebrun. Madame de la Rochefoucauld sostiene la cola del traje de la emperatriz; tras ella se hallan las hermanas del emperador y sus hermanos José –más tarde José I de España- y Louis. Un examen en detalle de todos estos retratos, en particular el de los personajes principales, entre ellos Pío VII, demuestra un procedimiento apurado que busca el máximo grado de parecido con el modelo. El pintor se sirve de una técnica ligera, con empastes suaves que evitan excesivos contrastes de luces y sombras.

Bonaparte visitando a los apestados de Jaffa - Bonaparte visiting the plague victims of Jaffa - Antoine-Jean Gros


Antoine-Jean Gros
El suceso, que tuvo lugar el 11 de marzo de 1799, ha sido descrito en términos retóricos y con un lujo de detalles anecdóticos que integran la obra en la línea del romanticismo. El ayudante de campo de Napoleón, por ejemplo, se tapa la boca con un pañuelo tanto por miedo al contagio como por la pestilencia del lugar; el emperador por el contrario, no desdeña acercarse y tocar a los enfermos, dando muestras de enorme presencia de espíritu. Ha cuidado el pintor todos los elementos exóticos, en primer lugar el paisaje urbano, descrito con un concepto morisco que haría fortuna en la pintura de la época. Se complace en la representación de los tipos, caracterizándolos con rigor, como demuestra el médico que aparece arrodillado en lado derecho, en actitud de practicar una sangría. En los dos personajes semidesnudos de la parte central es evidente la inspiración del autor en modelos de Rubens y Van Dyck.

Posts Populares

Comentarios