Alte Pinakothek, Munich
1626
89,5 x 69,5 cm. Óleo sobre lienzo
1626
89,5 x 69,5 cm. Óleo sobre lienzo
Diego Velázquez
Consideramos este retrato de joven anónimo como una de las obras realizadas por Velázquez en sus primeros años de estancia en Madrid. Está sin concluir, como se puede observar en las manos y en la golilla, demostrando el maestro su manera de trabajar: pintaba "alla prima", es decir, directamente sobre el lienzo, sin realizar dibujos preparatorios. Esto hace que se conserve un escaso número de dibujos de Velázquez. Sin embargo, la cabeza está muy bien trabajada, con delicados toques de luz y un enorme control sobre la aplicación de las sombras, destacando la captación psicológica del desconocido personaje. No debemos olvidar que la baza más importante de Velázquez como retratista está ahí, en captar el carácter y la personalidad de su modelo, ofreciendo al espectador algo más que el retrato físico, también el espiritual. Posiblemente nos encontremos ante un cuadro donde el pintor ensaya con sus conocidos, por la postura de las manos: la izquierda sobre la empuñadura de la espada - siguiendo los retratos de carácter oficial -y la derecha en la cintura como en las obras cotidianas -. Una vez acabado pudo ser regalado al amigo en cuestión. Los tonos negros del traje se deben a la austeridad de la moda en la Corte madrileña, ya desde el reinado de Felipe II y que se mantendrá hasta la llegada de los Borbones en el siglo XVIII. El hecho de recortar la figura sobre un fondo neutro indica la asimilación por parte de Velázquez de las ideas del Renacimiento, especialmente de Tiziano.
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