Colección Particular
1630
160 x 206 cm. Óleo sobre lienzo
1630
160 x 206 cm. Óleo sobre lienzo
Francisco de Zurbarán
La devoción particular de intelectuales y místicos del siglo XVII contribuyó en gran medida a la creación artística del Barroco, al tiempo que la Iglesia católica fijaba estrictamente los límites de la representación sagrada. Entre los clientes particulares tuvieron mucho éxito los episodios de la infancia de Cristo y de María, en especial las escenas sobre Jesús hiriéndose al confeccionar una corona de espinas. Este momento aislado lo tenemos en el lienzo de Zurbarán titulado el Niño de la Espina; en este cuadro el tema aparece más desarrollado, pues Jesús está en su casa, iluminado por la luz dorada que procede del cielo, y observado con tristeza por su madre, que ve perfectamente los sufrimientos futuros de su pequeño. La escena está repleta de símbolos de significados trascendentales, como en todas las obras de esta época: la túnica malva de Jesús se identifica con la ropa del sacerdote en Adviento, es decir, con la penitencia. Las labores textiles de María y los libros significan el amor por el trabajo, las frutas de la mesa simbolizan la redención, las palomas el sacrificio... Es decir, sustituyendo cada elemento (colores, objetos, gestos, etc.) conseguimos una lectura mística que los fieles coetáneos al cuadro interpretaban para meditar y alimentar sus oraciones.
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