Museo del Louvre
1563
677 × 994 cm. Óleo sobre lienzo
1563
677 × 994 cm. Óleo sobre lienzo
Paolo Veronés
Forman esta composición más de ciento treinta figuras. La mayor parte de ellas se hallan dispuestas en la parte inferior, en torno a la mesa en que se sirve el banquete. Cristo y su madre ocupan la parte central, rodeados por personajes en los que el pintor representó a personalidades de la época, entre ellos a Alfonso de Ávalos, marqués del Vasto, Eleonor de Austria, Francisco I y María de Inglaterra, Suleimán el Magnifico –en el lado izquierdo, reconocible gracias a su turbante- y junto a él Vittoria Colonna, acompañada por el propio emperador Carlos V, que aparece en perfil, dirigiéndose a un sirviente. El grupo de músicos que se halla en primer término está compuesto, a su vez, por retratos de artistas del momento; Tiziano toca el violonchelo, el propio Veronés la viola, Tintoretto el violín y Jacopo Bassano la flauta. En pie, a su lado, puede verse a un hombre que alza su copa, el cual retrata a Benedetto, hermano del pintor. Se trata, en suma, de una representación convencional del episodio del Nuevo Testamento, incluyendo el documento histórico de la presencia de tan ilustres comensales y comparsas.
En la parte superior, tras la balaustrada, encaramados sobre las basas de las columnas, en balcones y cornisas, aparecen personajes del pueblo, toda una cohorte de servidores. Las figuras adoptan actitudes dinámicas, lo que permite al pintor ensayar variados escorzos. Como fondo, enmarcados por los suntuosos elementos arquitectónicos captados en profunda perspectiva, un celaje de azul diluido ante el que se recorta una airosa torre. Con ello consigue el autor un equilibrio compositivo, a lo que contribuye también la adopción de un sistema perspectivo multifocal, totalmente distinto del procedimiento clásico de un centro único. La visión del cuadro revela una técnica de ejecución de extraordinario efectismo y economía de medios. De inusitada madurez para un pintor que contaba tan sólo en el momento de ejecutar esta obra la edad de treinta y cuatro años.
En la parte superior, tras la balaustrada, encaramados sobre las basas de las columnas, en balcones y cornisas, aparecen personajes del pueblo, toda una cohorte de servidores. Las figuras adoptan actitudes dinámicas, lo que permite al pintor ensayar variados escorzos. Como fondo, enmarcados por los suntuosos elementos arquitectónicos captados en profunda perspectiva, un celaje de azul diluido ante el que se recorta una airosa torre. Con ello consigue el autor un equilibrio compositivo, a lo que contribuye también la adopción de un sistema perspectivo multifocal, totalmente distinto del procedimiento clásico de un centro único. La visión del cuadro revela una técnica de ejecución de extraordinario efectismo y economía de medios. De inusitada madurez para un pintor que contaba tan sólo en el momento de ejecutar esta obra la edad de treinta y cuatro años.
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