Nicolás Poussin
Orfeo, poeta y músico, hechizaba con sus cantos a cuantos le escuchaban. Los animales salvajes le seguían subyugados, los árboles inclinaban las ramas a su paso, las mismas rocas se conmovían con los dulces acentos de su lira. Se le atribuía la invención de este instrumento. Orfeo había tomado como esposa a la ninfa Eurídice y la amaba apasionadamente.Este cuadro, situado en un escenario de la campiña romana, responde al concepto de que la pintura es un arte narrativo, que a pesar de su condición bidimensional ha de buscar la ilusión de corporeidad. Poussin utiliza para ello una receta cerebral: rigor compositivo, dibujo de sólida estructura, firme ejecución y equilibrio entre luces y sombras. El resultado es de cierta frigidez.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comenta por favor, me interesa tu opinión