Henri Julien Félix Rousseau
Rousseau se vale de una sutileza en los colores, francos y delicadamente modulados, que lo aproxima a los primitivos. En esta composición se aprecia su despreocupación por los volúmenes y, en cambio, su minuciosidad dibujística que lleva a discernir uno por uno los pétalos, las hojas y hasta las estrías del vaso.
Los floreros constituyen un género intercalado sistemáticamente en las tareas habituales, más fantasiosas, de este pintor.
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