Jean-Marc Nattier
Nattier aprovecha como ningún otro la oportunidad que ofrece el retrato histórico barroco, que disfraza a las personas representadas de figuras mitológicas. Consiguió asociar la revalorización y generalización temáticas con la elegancia cortesana y la pose decorativa. Cuando es nombrado pintor del rey Luis XV, se encuentran entre sus modelos sobre todo las madamas. Así, los retratos que el rey escoge para su dormitorio representan a dos de sus hijas: Madame Adélaïde como Diana y Madame Henriette como Flora; los trajes escogidos hacían alusión a sus diferentes temperamentos. En sus memorias, Nattier relata que, siguiendo las indicaciones de la reina, lo primero que pintó fue la cabeza de sus modelos. El parecido fisonómico y el papel mitológico, la libertad estilística y las indicaciones del cliente tenían que fundirse en una decoración elegante.
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