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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Escenas de la vida de san Juan Bautista / Giovanni di Paolo

San Juan en el desierto
Encuentro de Cristo y san Juan
San Juan en Prisión
Salomé pide a Herodes la cabeza del Bautista
Decapitación del Bautista
Presentación a Herodes de la cabeza del Bautista
Art Institute de Chicago

Giovanni di Paolo
Estas pinturas al temple sobre tabla constituyen una secuencia narrativa que comprende los episodios siguientes: San Juan en el desierto, Encuentro de Cristo y san Juan, San Juan en Prisión, Salomé pide a Herodes la cabeza del Bautista, Decapitación del Bautista y Presentación a Herodes de la cabeza del Bautista.
La tabla que representa a San Juan en el desierto incluye un paisaje erizado por formaciones rocosas llameantes, las cuales interrumpen la rectangular geometría de los campos de cultivo roturados en la llanura; un celaje ígneo completa el dramatismo del escenario, que se repite con variantes en la composición del Encuentro de Cristo y san Juan a orillas del Jordán. Como muestra del concepto iconográfico tradicionalista de Giovanni di Paolo hay que anotar la doble representación del santo, quien aparece abandonando la ciudad por la monumental puerta de su muralla y en oración en la lejanía desierta. El tratamiento del paisaje revela a las claras la inspiración del artista en modelos escultóricos, de los que ha tomado el tipo de formaciones rocosas dentadas que caracterizan el escenario. Las tablas con la representación de San Juan en Prisión y la Decapitación del Bautista desarrollan un mismo decorado arquitectónico, lo que indica que el pintor se sirvió de un cartón único, preocupándose tan sólo de cambiar el número y disposición de los personajes. La prisión constituye un cuerpo saliente en el que se abre una gran ventana enrejada. En el segundo plano predomina la masa de una torre que protege la puerta de entrada al recinto; a través del arco de medio punto se divisa el paisaje de campos geométricos que aparece también en las composiciones anteriores. El tratamiento de la perspectiva arquitectónica es rigurosamente empírico. Giovanni di Paolo somete las líneas del edificio a una deformación que responde al dictado de un teórico horizonte situado en la parte media del rectángulo. Para acentuar la fuga perspectiva, el artista dispuso un pavimento reticular que en cierto modo constituye la prolongación del fondo de paisaje geométrico. El pormenor de la Decapitación del Bautista, por su parte, permite apreciar el vigor narrativo del pintor sienés, que se ha complacido en imaginar la escena con detalles que nada tienen de tópicos. El martirio ha sido consumado. A la derecha, el verdugo procede a envainar su espada, mientras que un sirviente se inclina para recoger la cabeza cortada, cuyos rasgos aparecen crispados, agitándose por unos instantes con los estertores de la muerte. Para proceder a la decapitación, los dos barrotes inferiores de la ventana han sido desplazados, y el cuerpo acéfalo del Bautista queda prendido en su alféizar, con las manos dramáticamente crispadas en el borde. Un surtidor de sangre brota del cuello seccionado, goteando por la masa de los cabellos de la sotabarba. La técnica caligráfica del artista, construida con trazos menudos paralelos que forman un peculiar rasgueado, se aplica a rendir con verismo los volúmenes de las figuras, cuyas carnaciones realzan unos toques de luz transcritos en blanco.
También las dos escenas que representan a Salomé pide a Herodes la cabeza del Bautista y la Presentación a Herodes de la cabeza del Bautista se desarrollan en un escenario único. En el primer término, al aire libre, se halla la mesa, a la que sirve de fondo un cortinaje; tras éste se extiende una galería del palacio, de grácil arquitectura, por la que desfilan los sirvientes que atienden a Herodes y a sus dos invitados.

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