Museo de Arte moderno de Nueva York
Edward Hopper
Pintada en 1925, es una obra considerada como “clásica” por las nuevas generaciones de artistas. En ella se advierte la originalidad en la elección del tema y del punto de vista, que revelan fuerte influencia fotográfica, así como la manera directa, sólida y escueta de tratar el lienzo, en una línea que hace pensar ya en el hiperrealismo.
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