Museo del Ermitage, San Petersburgo
1888
73 x 92 cm. Óleo sobre lienzo
1888
73 x 92 cm. Óleo sobre lienzo
Vincent Van Gogh
Van Gogh fue a ver una corrida de toros que se celebraba en la plaza romana de Arles y se sintió impresionado por el espectáculo; el acontecimiento se convirtió en ocasión para una de las escasísimas escenas de multitudes pintadas por el artista. Los verdaderos protagonistas de la jornada -el torero y los animales- son incluidos en realidad sólo de forma marginal en la representación. La atención de Vincent se centra en las gradas, encuadradas desde lo alto, donde se agolpa la gente. El artista no se detiene a describir individualmente a las personas y hasta las más cercanas al punto desde el que toma la imagen están poco más que abocetadas. Van Gogh se acercó mucho, en este cuadro, a las soluciones de Gauguin, llegando también a renunciar a su habitual colorido "gritón" por una casi monocromía terrosa, rota por los contornos negros con que están trazadas las figuras.
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