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jueves, 17 de abril de 2014

La Virgen de la silla - The Madonna of the Chair - Rafael Sanzio

La Virgen de la silla - The Madonna of the Chair - Rafael Sanzio - Galería Palatina, Palacio Pitti, Florencia. Rafael ofrece aquí una nueva composición del tema de la Virgen con el Niño. Las figuras, muy próximas, se adhieren perfectamente al formato redondo de la tabla. La Virgen está sentada de lado y aprieta entre los brazos a un Niño particularmente rollizo. La pintura, que perteneció a los Médicis, se conserva en el palacio Pitti de Florencia. Los rostros de la Virgen y el Niño están muy próximos y lucen un gesto lleno de ternura; las líneas de las mejillas casi coinciden plenamente. Ambas miradas están fijas en el observador y son intensamente expresivas. La estructura de los cuerpos y el movimiento envolvente que los une remiten a los modos de Miguel Ángel. La maraña de las formas es acentuada por la elección del color: los tintes fríos, el verde y el azul, están en el exterior de la composición; los cálidos, el amarillo y el rojo, en el interior, en una recíproca exaltación que se convierte incluso en motivo decorativo. El movimiento en espiral que caracteriza la disposición de las figuras se basa en el respaldo de la silla que aparece en primer término, a la izquierda, bien visible en su decoración esmerada, exaltada por el reflejo de la luz. Tan importante resulta en la construcción de la imagen que se alude a ella en el título.
Galería Palatina, Palacio Pitti, Florencia
1514
71 cm. de diámetro. Óleo sobre tabla

Rafael Sanzio
Rafael ofrece aquí una nueva composición del tema de la Virgen con el Niño. Las figuras, muy próximas, se adhieren perfectamente al formato redondo de la tabla. La Virgen está sentada de lado y aprieta entre los brazos a un Niño particularmente rollizo. La pintura, que perteneció a los Médicis, se conserva en el palacio Pitti de Florencia. Los rostros de la Virgen y el Niño están muy próximos y lucen un gesto lleno de ternura; las líneas de las mejillas casi coinciden plenamente. Ambas miradas están fijas en el observador y son intensamente expresivas. La estructura de los cuerpos y el movimiento envolvente que los une remiten a los modos de Miguel Ángel. La maraña de las formas es acentuada por la elección del color: los tintes fríos, el verde y el azul, están en el exterior de la composición; los cálidos, el amarillo y el rojo, en el interior, en una recíproca exaltación que se convierte incluso en motivo decorativo. El movimiento en espiral que caracteriza la disposición de las figuras se basa en el respaldo de la silla que aparece en primer término, a la izquierda, bien visible en su decoración esmerada, exaltada por el reflejo de la luz. Tan importante resulta en la construcción de la imagen que se alude a ella en el título.

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