Salvador Dalí
En muchas ocasiones pintaba casi
literalmente sueños cuando se trataba de visiones con un argumento más o menos
reconocible: aquel que recordaba el pintor al despertar y que se esforzaba por
mantener vivo en la vigilia. Tal es el caso de este lienzo. Según el pintor se
trata de una imagen hipnagógica cuyo proceso describe de la manera siguiente: “A la
hora de acostarme veo el teclado azulado, reluciente, de un piano cuya
perspectiva me ofrece una serie de pequeñas aureolas amarillas y fosforescentes
en torno al rostro de Lenin”. El cuadro es todo un catálogo de imágenes
dalinianas: las cerezas representan el “misterio de la bifurcación”, las
hormigas son símbolo de la mortalidad, y el piano es para Dalí una
manifestación de lo femenino.
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