Jean-Baptiste Siméon Chardin
Chardin muestra en esta obra la esencia del arte. En el centro se encuentra Mercurio, mensajero de los dioses y mediador de la inspiración artística. A su alrededor se agrupan los atributos de los distintos géneros artísticos: paleta y pincel en alusión a la pintura, estatua y compás para la escultura, y escuadra para la arquitectura. La recompensa de un trabajo disciplinado es el reconocimiento público, al que alude la banda de la orden. La intensa iluminación es algo poco habitual en la obra del artista. Se puede apreciar el fuerte contraste de claroscuro derivado de la potente luz que incide sobre la estatua de Mercurio, quien está en actitud de atarse los zapatos.
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