Museo di Capodimonte, Nápoles
Simone Martini
La forma en que se retrata a Luís es solemne y ceremoniosa. Su pose evoca el arte bizantino, como lo evocan el oro principesco y las piedras preciosas que adornan la superficie del cuadro. Sin embargo, la obra no es bizantina porque presenta una ilusión de realidad: en la representación de las telas, en la tridimensionalidad realzada por la alfombra y en la sensación de perspectiva de las escenas de la predela. Luís luce vestiduras de obispo con bordados suntuosos sobre su hábito marrón. Dos ángeles sostienen una corona real sobre su mitra mientras el santo coloca una corona más pequeña pero idéntica sobre la cabeza de su hermano. Las flores de lis (emblema heráldico de la monarquía francesa) del marco confirman el significado de este retablo: religioso y político, divino y mundano.
En la predela se representan cuatro episodios de la vida de Luís, además del milagro que hizo después de su muerte. En la izquierda, Luís es coronado obispo e ingresa en la orden franciscana. Su capa pluvial se parece a la que lleva en la escena principal. A la derecha vemos toda una historia en una sola escena. Luís resucita a un niño muerto y los padres de este ofrecen una efigie de cera del santo en señal de agradecimiento.
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