Colección Particular
Paul Cézanne
Cézanne empezó a utilizar su
propia efigie como modelo una vez cumplidos los treinta años, tras su contacto
con los pintores impresionistas. Desde este momento realizará un total de 47
autorretratos, casi todos de busto y medio perfil, girado hacia la derecha como
éste que contemplamos. Su expresión suele ser circunspecta, frunciendo el ceño
en un gesto que reafirma el mal genio con el que le describen algunas fuentes.
Quizá sea este retrato de los más expresivos, dirigiendo su intensa mirada
hacia el espectador.
Las pinceladas son tremendamente
expresivas, especialmente el empapelado rosa del fondo, conseguidos los motivos
decorativos con una pasta de gran dinamismo. Las mismas pinceladas configuran
la cabeza del maestro, organizada a través de los diferentes trazos de color.
Un potente foco de luz procedente de la izquierda acentúa la expresividad de la
efigie, creando un intenso claroscuro que recuerda a los maestros clásicos como
Tiziano o Rembrandt.
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