Michelangelo Merisi da Caravaggio
Aún hoy, ese muchacho mordido en la punta del dedo por el lagarto que sale del bodegón del primer plano, “grita” en actitud descontrolada y sorprendido en su reacción. El movimiento repentino del muchacho, casi con toda seguridad estudiado del natural, parece ser un pretexto para profundizar en el estudio de la expresión.
La naturaleza muerta del primer plano presenta un jarro de agua con las transparencias del agua y del vidrio y con los reflejos de la ventana de una estancia y remite a la fidelidad óptica a lo real. Los frutos, en bronceados tonos de verde y marrón, se extienden sobre el plano y resultan visibles sólo gracias al reflejo de la luz rasante, que viene de la izquierda, proyecta una sombra bien perfilada en el fondo y juega en las formas y superficies creando contraluces en las partes en sombra de la figura, reflejos cristalinos en el jarro de cristal y breves resplandores en la fruta más oscura, contribuyendo así a construir las formas.
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