Kimbell Art Museum
Bartolomé Esteban Murillo
El joven muchacho de la izquierda que aquí contemplamos dirige su mirada hacia el exterior y esboza una amplia sonrisa que contrasta con el gesto de la hermana que parece contener su divertida actitud. La madre abandona su tarea de despiojar a un niño para mirar también hacia el exterior, a través de sus anteojos. ¿Qué ocurre en el exterior para que todos dirijan su mirada hacia allí? Algo similar podemos encontrar en las Mujeres en la ventana, creando un juego con el espectador que hoy por hoy es imposible de descifrar pero que en la época sí tendría su lógica. En esta imagen Murillo se muestra como un excelente pintor de gestos y expresiones, recogiendo con sus pinceles las diferentes actitudes de los personajes. Las figuras se recortan ante un fondo en penumbra lo que permite al artista dotarlas de mayor volumetría, recibiendo un potente foco de luz desde la izquierda que resalta las diferentes tonalidades de sus vestidos. Las indumentarias -a excepción del pantalón roto del pequeño- nos indican que se trata de una familia de cierta posición económica, recogiendo el maestro con un insistente naturalismo todos los detalles.
En realidad, tienen bastante poco de una familia de clase bien. Son, de izquierda a derecha, un pequeño truhán, una prostituta que nos guiña el ojo, un pícaro desharrapado y una vieja celestina que está despiojando al niño.
ResponderEliminar