Museo del Prado
Pedro Pablo Rubens
Habiéndosele profetizado que un hijo suyo le destronaría, había devorado a cinco de ellos. Rea, su esposa, consiguió salvar a su último hijo entregando a su esposo una piedra envuelta en pañales y escondiendo al niño.
Rubens presenta al Dios, con la guadaña en la diestra, mordiendo el pecho del infante; ambas figuras, inscritas en un vago paisaje dominado por un cielo nebuloso en el que brillan tres astros, fueron ejecutadas con extraordinaria economía de medios, mediante un fluido empaste del color que transparentan las líneas del dibujo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comenta por favor, me interesa tu opinión