Jean Baptiste Siméon Chardin
Delicioso trozo de pintura en cuya aparente sencillez hay verdaderos primores y delicadezas.
El muchacho se apoya en la carpeta que hay encima de una mesa y monta el carboncillo para terminar su dibujo académico; es un alumno de Bellas Artes. El fondo liso dosifica sus matices para resaltar la figura. Ésta, lo mismo que los objetos, está tratada con admirable discreción, perfectamente definida pero sin abrumar con nimios detalles.
El cuadro fue muy apreciado en su tiempo, y no sólo éste, sino también toda la serie de medias figuras infantiles o juveniles que hacen diversas cosas sobre una mesa y cuyo éxito obligó al artista a repetir la colección. Para varios de ellos sirvió de modelo este mismo chico que aquí dibuja.
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