Alberto Durero
Acuarela y aguada. Arriba en el centro, el habitual monograma, aunque falso. Bajo las luces rosadas y pulidas del alba, el cielo aparece ya claro, el agua quieta y sombría se ilumina en el horizonte, mientras, en contraste, sobre la colina a la izquierda, unos pinos abrasados por el rayo alargan en vano hacia la luz renaciente sus troncos áridos. Una de las más penetrantes interpretaciones de Durero.
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