Albertina, Viena
Alberto Durero
Acuarela y aguada. Monograma y fecha seguramente autógrafos. Capturada viva y encerrada en una habitación (en el ojo se refleja una ventana y la sombra del animal se proyecta sobre un pavimento liso), esta pequeña liebre de orejas erguidas por el miedo revela el amor de Durero a los animales y la portentosa capacidad de su pincel en lo minucioso, comparable sólo al lápiz de Leonardo. Obra maestra expresiva más aún que colorista, figura merecidamente y desde siempre entre las más conocidas y populares acuarelas del maestro.
Genial. Una de las mejores pinturas que he visto. Dan ganas de exclamar: "Lepus vivit!" SILVIO.
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