Museo del Prado
Michelangelo Merisi da Caravaggio
Caravaggio es el gran maestro del
Naturalismo tenebrista. Su forma de trabajar va a romper con la tradición
manierista anterior e influirá en un buen número de pintores, desde Rembrandt
hasta Ribera, pasando por Velázquez y Zurbarán. Su estilo caracteriza buena
parte de las obras que se realizan en el Barroco, enfrentándose con la Escuela
clasicista. Las figuras de Caravaggio son siempre monumentales, realizadas con
el mayor realismo posible, como si fuesen auténticos personajes de las calles
italianas. Estas figuras emergen de un fondo neutro muy oscuro gracias a unos
potentes focos lumínicos que crean fuertes contrastes de luces y sombras, el
conocido claroscuro tenebrista. Ese juego de luces otorga mayor dramatismo a
los asuntos y acerca la temática religiosa al espectador, para lo que emplea
personajes totalmente anti-heroicos con las uñas de los pies manchadas de
sangre y barro. Incluso los gestos parecen en ocasiones inspirados en el
teatro: David está representado como un joven que ata la cabeza del gigante
Goliat, al que había matado con su honda. Los colores oscuros empleados son
característica primordial del naturalismo, aplicados con una pincelada
minuciosa y totalmente detallista. También es destacable la sensación de agobio
espacial que aprieta figuras descomunales en un marco pequeño.
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