Henri Julien Félix Rousseau
Esta obra es más que una pintura; es un relato autobiográfico del mundo de ese artista independiente, de personalidad original, conocido por el sobrenombre de el Aduanero. Henri Rousseau se autorretrata de cuerpo entero sobre un muelle fluvial. A la izquierda empavesado con banderas de señales. Tras el puente se yerguen edificios erizados de chimeneas, de los que sobresale una gigantesca torre metálica, ingenua representación de la torre Eiffel. Pero lo más sorprendente es el cielo, en el que el pintor ha dispuesto nubes que se asemejan a las islas de un archipiélago; un globo aerostático deja constancia del interés del artista por los logros de su época. Los elementos constitutivos del paisaje ofrecen el espectro de la personalidad de Rousseau, quien se ha caracterizado a la manera tradicional, con el pincel y una paleta.
Esta obra es más que una pintura; es un relato autobiográfico del mundo de ese artista independiente, de personalidad original, conocido por el sobrenombre de el Aduanero. Henri Rousseau se autorretrata de cuerpo entero sobre un muelle fluvial. A la izquierda empavesado con banderas de señales. Tras el puente se yerguen edificios erizados de chimeneas, de los que sobresale una gigantesca torre metálica, ingenua representación de la torre Eiffel. Pero lo más sorprendente es el cielo, en el que el pintor ha dispuesto nubes que se asemejan a las islas de un archipiélago; un globo aerostático deja constancia del interés del artista por los logros de su época. Los elementos constitutivos del paisaje ofrecen el espectro de la personalidad de Rousseau, quien se ha caracterizado a la manera tradicional, con el pincel y una paleta.
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