Édouard Manet
Proust era uno de los mejores amigos de Manet. Se dedicó a proteger - dentro de sus posibilidades - al pintor, llegando a concederle la Legión de Honor durante su breve nombramiento como Ministro de Bellas Artes, en 1880. Manet retoma sus características figuras recortadas sobre un fondo neutro, inspiradas en la tradición - concretamente en Tiziano - que tanto empleaba en sus primeros años - el Filósofo o Torero muerto, por ejemplo -. Así, el modelo se funde con el fondo, por la similitud de las tonalidades del traje y de la pared. La alta capacidad como retratista que poseía Manet queda suficientemente demostrada en la captación de la personalidad del modelo, centrando su atención en el rostro y en las manos, iluminadas con un potente foco de luz, que contrasta con la oscuridad del traje. Aunque aparentemente la pincelada es muy rápida - el propio Proust llegó a comentar que Manet sacó el retrato de un sólo golpe - se aprecian los detalles de la levita, tanto los botones como la flor que pende de su solapa.
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