Galería
Nacional de Praga
Bonaventura Peeters
Buen ejemplo del propósito
descriptivo que guió a su autor, para quien la mar era un elemento vivo,
enfurecido y brutal, único protagonista, en suma, de la obra. Esta visión
romántica del tema determina la irrealidad del escenario, una costa rocosa de
configuración arquitectónica a la que ha sido arrojado un barco que sus
tripulantes se apresuran a evacuar. En el primer término, otro navío lucha
penosamente con la tempestad –una chalupa se halla ya en el agua-, mientras
que, al fondo, dos barcos resisten al pairo, arriados sus velámenes. El
elemento humano, representado por las minúsculas figuras de los marinos,
proporciona la escala para medir la fuerza del océano desencadenado.
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