Michelangelo Merisi da Caravaggio
Este cesto de frutas se considera tradicionalmente la primera naturaleza muerta de la pintura occidental. La naturaleza muerta es un género que se inaugura a finales del siglo XVI y principios del XVII en las "botteghe", lo que ha llevado a denominarla como "bodegón". Caravaggio fue uno de los primeros, si no el primero, en emplear este género para simbolizar alegorías cristianas o morales. Esta significación profunda en lo que aparenta ser un simple cesto con frutas de temporada se puede rastrear analizando las frutas y hojas que aparecen pintadas, por cierto, con extraordinaria maestría: manzanas, peras, higos, membrillos y uvas, todas ellas son frutas del final del verano, antes de que se detenga la vida con la llegada del invierno; son un símbolo de las fiestas de recolección y la dulzura obtenida tras el largo año de trabajo. Además, el pintor combina con habilidad frutas lozanas, maduras, que se anuncian dulces como la miel, junto con otras frutas marchitas, llenas de manchas, que preludian la podredumbre y la muerte. Lo mismo ocurre con las hojas, entre las que encontramos verdes y acharoladas junto a otras arrugadas, amarillentas y llenas de agujeros de parásitos. El lienzo posee un fondo amarillo brillante, muy claro, lo cual sólo realiza su autor en los primeros años de su producción.
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