Edgar Degas
Se suele considerar cierta la historia que narra cómo se conocieron Degas y Manet. Ocurrió en 1862 cuando Degas estaba copiando al aguafuerte en el Louvre un cuadro de Velázquez, quedando tan impresionado Manet del resultado que eso les unió profundamente; a partir de ese momento surge una amistad que durará veinte años. También es cierto que se criticaban mutuamente con cierta asiduidad, pero tenían numerosas ideas en común, destacando su atracción por los maestros antiguos - Tiziano, Rembrandt o Velázquez - y contemporáneos - Delacroix o Ingres - así como por la ejecución de escenas plenas de realismo. Además, procedían de un ambiente social similar, la alta burguesía. Degas realizó este excelente retrato de su amigo casi con seguridad en el estudio de Manet en la rue Saint Pétersbourg. El pintor aparece recostado sobre un viejo sofá, cubierto con una tela blanca, en actitud de escuchar la música del piano que toca su señora, Suzanne Leenhoff, la figura que aparece en la zona derecha del lienzo. Curiosamente fue el propio Manet quien decidió eliminar esa parte del cuadro ya que decía que la figura de su esposa restaba valor al efecto general. Esto provocó un enfrentamiento entre ambos pintores, con la devolución por parte de Degas del bodegón por el que había intercambiado este excelente retrato. Sería en el año 1900 cuando el propio Degas añadió esa tira de lienzo que apreciamos en la derecha, sin llegar a restaurar la figura de Suzanne Manet. La figura del pintor recostado en el sofá es sorprendente por su actitud y su gesto, demostrando la capacidad para ejecutar retratos que posee Degas. Para impresionar a su amigo recurre al contraste de colores claros y oscuros, muy habitual en las obras de Manet en aquella década de 1860. Así, el color negro del traje provoca un fuerte contraste con el blanco del sofá y con el vestido de su esposa, adornado con cintas negras. Al fondo apreciamos una pincelada rápida, con la que se pretende crear el efecto atmosférico. El respeto y la admiración por el arte de Manet están presentes en esta maravillosa escena, por desgracia mutilada.
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