Fernando Gallego
En esta pintura perviven todavía elementos heredados del estilo gótico internacional. El procedimiento descriptivo de los personajes, así como su integración en el paisaje, son, asimismo, tradicionales. Razones jerárquicas han impulsado al autor a representar a los donantes a una escala menor que las figuras de la Virgen y Cristo. Su actitud implorante tiene el refuerzo narrativo de la inscripción “miserere mei Domine” (Señor, ten misericordia de mí!) que emana de labios del caballero. Sus letras, al igual que las de la firma del pintor, de gran tamaño, situada en la parte baja central de la tabla, han sido tratadas de forma ilusionista, como si estuviesen incisas sobre la piedra.
Los dos personajes principales fueron compuestos de forma que sus volúmenes equilibrasen los del paisaje montuoso que les sirve de fondo. En el centro de éste aparece lejana la ciudad de Jerusalén, cuya arquitectura, sin embargo, es de un notorio aspecto flamenco. Los peñascos que cierran el horizonte, labrados en abrupta forma, contribuyen a acentuar el dramatismo general de la obra.
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