Jean-Baptiste Greuze
El espectador observa una delicadeza erótica tras un leve velo de gazmoñería moral. El conocimiento de los grabados holandeses y flamencos proporcionó a Greuze el vocabulario iconográfico para la composición de sus cuadros. Símbolo tradicional de lo efímero, el reloj en la mano de esta joven de trazos infantiles hace referencia a la fugacidad e inconstancia de los placeres amorosos, con lo que se caracterizan como falsa felicidad.
Lo particular de Greuze reside en haber convertido el atractivo de un pecho semidescubierto en el «pretexto» para el título del lienzo, narrado por la cama desordenada, el corsé aflojado, las labores negligentemente abandonadas, los cinturones y cintas revueltos, y sobre todo la carta, una carta de despedida del amante.
Lo particular de Greuze reside en haber convertido el atractivo de un pecho semidescubierto en el «pretexto» para el título del lienzo, narrado por la cama desordenada, el corsé aflojado, las labores negligentemente abandonadas, los cinturones y cintas revueltos, y sobre todo la carta, una carta de despedida del amante.
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