Van Gogh Museum, Ámsterdam
1889
92 x 73,5 cm. Óleo sobre lienzo
1889
92 x 73,5 cm. Óleo sobre lienzo
Vincent Van Gogh
Durante la estancia en la clínica de Saint-Paul-de-Mausole, Van Gogh sufrió varias recaídas. Escribió a Theo: "Tengo necesidad de aire, me siento dominado por el tedio y el dolor".
Las largas y afiladas hojas en forma de espada de los lirios contrastan con la blandura de las flores, que Vincent representa en toda su belleza, de una especial fragilidad. A diferencia de los cuadros impresionistas, donde las plantas son manchas de color sin forma, los lirios son estudiados atentamente en sus formas individuales, con la misma precisión que se advierte en los retratos de Van Gogh. "Estoy pintando un ramo violeta que va hasta el carmín y el azul de Prusia puro, destacándose sobre un fondo amarillo limón agudo, con muchos otros tonos amarillos en el jarrón". De nuevo, un dificilísimo acuerdo de amarillos. El fondo "limón" envuelve los lirios y refleja en algunos puntos su gama fría. Vincent reduce las dimensiones del jarrón, como para subrayar la explosión turbulenta de las flores. El violeta y el amarillo construyen un emocionante contraste cromático, que Vincent ya había usado en Sembrador a la puesta de sol.
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