National Gallery of Art, Washington
1888
74 x 60 cm. Oleo sobre lienzo
1888
74 x 60 cm. Oleo sobre lienzo
Vincent Van Gogh
A Van Gogh siempre le había atraído el retrato, que al final de su vida había llegado a constituir su interés principal.
La imagen se organiza a la manera tradicional, con la modelo posando ante un fondo monocromo, que el artista realiza mediante breves y espesos trazos de pincel que se cruzan en ángulo recto, simulando la estructura de un tejido. La muchacha aparece de tres cuartos y su figura atraviesa en diagonal la superficie pictórica. Vuelve hacia el artista la mirada pensativa, titubeante, y en la mano tiene un ramo de flores de almendro o de melocotonero, uno de los temas que Vincent había pintado en mil versiones. Su vestimenta se convierte para el artista en un pretexto para un juego decorativo, con la larga fila de botones rojos del corpiño de listas verticales, que prolonga la gran nube de grandes pois de la falda, que parecen flotar sobre la masa oscura.
Como ha experimentado en otras ocasiones, Van Gogh limita su paleta a pocos colores, sabiamente dosificados y alternados sobre la superficie: al fondo verde se contrapone la dominante roja del traje de la muchacha, con la que alternan detalles blancos y negros y el rosado del rostro y las manos, sintetizadas en dos masas ahusadas. La silla oscura, con sus formas curvas y aéreas, rodea a la figura, trazando arcos ornamentales ante el fondo pálido y cerrando por lo demás el espacio vacío de la derecha.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comenta por favor, me interesa tu opinión