Museo del Prado
El Greco
La luz que emana de la figura de Cristo baña con inclinación cenital a los soldados que, entre sorprendidos y atemorizados, asisten al milagro. La virtud emotiva del lienzo reside precisamente en la descompensación de masas entre la parte superior, presidida por la figura serena y triunfante, y la zona inferior, henchida de formas convulsas, hacinadas en violentos escorzos. El dibujo de las anatomías cobra en ciertos momentos una especial rotundidad; la línea discontinua se utiliza, asimismo, como refuerzo de la torsión de los cuerpos y la agitación de sus miembros.
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